Capítulo 17.

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—Vaya, en realidad si fue más fácil de lo que pensé— admite Stanley, refiriéndose a encontrar a Richie y Eddie.

—P-Pues si.

—¿Cómo llegaron aquí?— pregunta Eddie—. ¿Por qué nos buscaban?

Stanley se los explica todo. Desde lo de la Señora K insultando policías hasta que Gretta ha iniciado el rumor de que Richie secuestró a Eddie y la policía lo cree. Oh, y que suponen que Gretta era la que enviaba las notas y pegó las fotos.

—¡Gretta, maldito pedazo de mierda!— Richie patea la banca sin poder contener su enojo.

Todas esas amenazas... Todo el tiempo había sido ella.

Eddie toma a Richie por los hombros con intención de tranquilizarlo. No es que él no esté molesto, pero no quiere que Richie se haga daño innecesariamente.

—Calma, Rich.

—¡Estoy calmado!— (echando humo por la nariz).

—Richie...

—Lo siento, Eds. Ya está. Cuando la vea le daré un par de patadas y asunto resuelto.

Ese es el punto, aprovecha para intervenir Stanley.

—Y tienen que volver a Derry, todos tenemos que hacerlo. Esta misma noche hay que tomar el tren— dice Stanley.

Eddie y Richie se miran. Es verdad que se les estaba acabando el dinero pero... ¿volver? Si no los matan sus padres, de seguro lo hará el resto del pueblo. Ninguno de los dos quiere volver a eso.

—No.— Richie niega con la cabeza—. No podemos volver.

—¡R-Richie!, la situación e-es grave— intenta explicarle Bill.

—Y un cuerno.

Entonces, Eddie toma a Richie por las mejillas y, aunque el mismo Eddie no quiere volver en lo absoluto, intenta convencerlo.

—Tenemos que hacerlo, Richie.

—Pero...

—No podemos permitir que te culpen de secuestrador— insiste Eddie—. Además, ¿no quieres ver la cara que Gretta pondrá cuando la expulsen?

Richie acaba por sonreír.

—Por supuesto.

—Entonces tenemos que volver.

—No voy a soltarte— le dice Richie entonces, inclinándose para murmurarle al oído—. No importa lo que pase.

Eddie hace un esfuerzo por no derramar lágrimas, más por la emoción que por la tristeza.

—Lo sé.

Stan y Bill los miran enternecidos, y sonríen. Es una alivio poder ver a sus amigos bien, juntos, siendo ellos mismos.

—S-Saben que los apoyamos, ¿v-v-verdad?— les dice Bill.

—Todos estaremos ahí para protegerlos, lo prometemos— agrega Stanley.

Eddie y Richie se toman de las manos, miran a sus amigos, y asienten con la cabeza, decididos.

Es hora.

....

Suena fácil decirlo, pero Boston es inmenso. Está atardeciendo ya y mínimo deben recorrer medio Boston para llegar a la estación de trenes. ¿Y cómo? Pues corriendo.

—¡Maldita sea!— grita Richie, jadeante, mientras corren—. ¿Cómo es que Eddie puede ser más rápido que yo?

Eddie no responde, concentrado en no perder el aliento, pero es el que más rápido corre de los cuatro. Bill va casi a la par con él. Stanley un poco más, y Richie, pues a Richie le está pasando la cuenta eso de entrenar solo los pulgares en el arcade.

En secreto | Reddie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora