#24. hipocresía

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(No estaba muerta, estaba de parranda hskajsnka)

Narrador omnisciente
Las gotas caían sin cesar inundando todo a su paso, la gente corría para cubrirse del tremendo aguacero que azotaba las calles.

La rubia y la peliaqua solo podían observar aquello en completo silencio, desde él respaldo de él techo que esta sobre él portón de su instituto.

Porque si, ellas ya estaban en él instituto, y mientras miku agradecía que la lluvia había agraviado cuando ya habían llegado a su destino, rin maldecía él no estar en su casa con un mantón sobre los hombros y una taza de chocolate caliente, porque él frío que hacia en ese momento era como él de él polo norte, y con lo friolenta que es la rubia, ella juraba que pronto atraparía un resfriado con solo sentir ese ambiente polar.

Rin suspiro en cuanto él vibrante timbre resonó avisando él comienzo de una jornada de clases que seguro seria eterna para ella.

-bien, me voy a mi salón.- aviso miku.- adiós tabla, nos vemos en descanso.- se despidió agitando su mano para luego darse la vuelta y comenzar a caminar.

-esta bien, adiós traga puerros.- se despidió de igual forma la rubia, escuchando unas risillas de miku.

Sonrió y, en cuanto miku se había ido, se encamino a su salón de manera tranquila.

Al estar sola por él pasillo, rin se centraba en lo que podía escuchar a su alrededor, que era solo él sonido de la lluvia, y para ella poder oírlo lo hacia mas relajante, la pesadas gotas chocando con el firme techo emitía un sonido tan hipnótico y encantador que te hacia relajar casi al instante, o al menos así era para la rubia.

Sus pisadas, pesadas pero tranquilas, hacían eco por todo él lugar, y mientras mas avanzaba, miraba alrededor de todo los salones, le sorprendía ver algunos vacíos o con unos cuantos estudiantes.

Que floja era la gente cuando llovía.

Llego a él salón que le tocaba después de un, a decir verdad largo, recorrido.

Ladeó meramente su cabeza y frunció un poco el entrecejo de la confusión que se presentaba ante sus ojos.

Él salón en el que supuestamente iba a dar clase estaba completamente vacío.

Después de pensarlo por unos minutos, encogió sus hombros resignada, pensando que, tal vez, ella había sido la primera persona de su curso en llegar.

Se preparó para entrar en su salón.

- ¿esperas dar clase tu sola?- una voz sonó detrás de ella deteniéndola al instante, por inercia volteo, encontrándose con la azulada mirada de su querido amigo él rubio.- que ganas de estudiar tienes.- hablo caminando con dirección hacia la rubia.

Se paro al lado de ella.

-ja-ja, que gracioso.- ironizó en respuesta.- tu fuiste él que llego temprano, tu eres el que tiene muchas ganas de estudiar.

-en realidad~.- vaciló.- ya hemos llegado ocho personas.- encogió sus hombros.- la profesora no vendrá, se varó su carro cuando venia en camino.

-eso significa....- hizo una pausa.- eso significa que tendremos hora libre?!- exclamo en duda.

No hacia falta decir que rin no tenia muchas ganas de estudiar.

-exactamente.- afirmo él rubio.

La Casamentera (Rinxlen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora