"¿En qué estaba pensando?"
Al salir del trabajo los cinco chicos fueron a un local de comida rápida a comer pollo frito, Chan dijo que era una de sus comidas favoritas, y no hay que juzgarlo, es realmente delicioso.
Pero tanto Jeongin como Félix llegaron casi rodando a su apartamento.
—¡Ah, Huyng, cargame hasta mi habitación! -gritó, lanzándose a los brazos del mayor, quien lo atrapó con trabajos.
—Qué dices, niño. Ve tú solo. —lo soltó, malhumorado por el sueño. Este cayó al suelo. —Y no estés gritando, la gente está durmiendo.
El pelirojo gruñó detrás del sofá. —¡Me las pagarás, Lee Félix! -se levantó.
—¡Silencio! -gritó el vecino de arriba, golpeando su suelo con su pie, haciendo ruido en el techo.
Ambos se miraron para después reír a carcajadas.
Esa noche, Lee lo pasó jugando videojuegos.
A la mañana siguiente, en la cafetería, Hyunjin hablaba con Bangchan mientras preparaban los lattes y helados especiales que un par de clientes habían pedido.
—¡Ah! ¿En serio, Hyunjin? -Chan estaba boquiabierto. —¡Félix, tienes que bailar un día con él!
Giró la cabeza para verlos, al parecer el pelinegro tenía la danza como hobbie, quizás por eso su antiguo jefe le había recriminado por hacerlo en el trabajo.
—¿Qué tan bien bailas, Hyunjin? -le preguntó, sacando el cambio de un cliente en la caja registradora.
—Bailo tan bien que -colocó chispas de chocolate sobre un helado de fresa. —si estuviese en un grupo, pertenecería a la dance line. —guiñó el ojo.
—Sigue soñando. -rió.
—Me imagino, una multitud gritando, ¡Waaah, Hwang HyunJin! -imitó Chan, agitando una pajilla como si fuese un lightstick.
—Olvidaste el ¡Oppa, marry me! -burló el menor. El chico nos miraba apenado, riendo también.
—Tengo que entregar esto, chicos. Paren. -reía, emplatando el helado, listo para llevarlo a su mesa. —Chan, no olvides el té de moras.
—No señoooor. -dijo el rubio, con la voz más aguda y chillona posible.
Pasaron un par de semanas antes de que todos estuviesen agotados por el trabajo, definitivamente aún necesitaban a más personas ayudando, y con la próxima llegada del invierno, los clientes visitarían el café con más regularidad.
Un día lunes, antes de abrir, Bangchan llamó a los cuatro frente a una pared del café.
—¿Qué pasa, Chan, escuchaste algo raro en la pared? -Minho pegó su oreja a la verde pared, tratando de escuchar algo.
—No, Minho. -el rubio sonrió y el castaño se alejó de la pared. —El jefe me nombró líder de piso. —Señaló su reconocimiento en la pared. Todos aplaudimos impresionados.
—Te lo mereces, Chan. -reconoció Jeongin.
—Así es, jefe. —habló Hyunjin, haciendo una reverencia dramática. Félix le dio un golpe en la cabeza y el mayor se enderezó tocándose la nuca.
—Felicidades, al fin han reconocido tu esfuerzo. -sonrió.
—Pero eso no es todo. -dijo, ampliando más su sonrisa. —En un momento, me parece, llegarán chicos nuevos. Sabía desde hace unos días que vendrían pero no quise decirles hasta hoy.
—¿Qué? ¿Qué clase de escuela misteriosa es esta, rubiesito? -el pelirojo se abalanzó contra el rubio, haciéndolo caer en el suelo, los demás le hicieron segunda, atacando falsamente a Chan con ruidos de golpes falsos.
Entonces, aquella campana volvió a sonar.
El primero en recuperar su postura fue Minho, recibiendo a quienes estaban adentrándose al local.
—Buenos días. -saludó el castaño. Los demás se pusieron de pie a sus lados.
Ambos lucían igual de confundidos que Hyunjin y Minho en su primer día.
Bangchan dio un paso adelante de todos.
—Ustedes son Kim WooJin -un chico de cabello castaño igual que Minho levantó la mano. —Y Han JiSung. -otro muchacho de cabello castaño oscuro saludó con la mano.
—Bienvenidos. -dijeron los cinco al unísono, haciendo reverencias. Los dos respondieron.
—Pero falta uno. -Bangchan pareció recuperar la memoria. —¿Dónde está Seungmin, Kim Seung Min?
—¡Here! -una mano en alto sobresalió, debajo, un chico de cabello negro y algo corto, respirando agitadamente.
—Bienvenido. -volvieron a decir al unísono.
—Bien, finalmente estamos todos. Ahora les explicaremos lo que en la solicitud no se les dejó claro. Por favor, pasen con Hyunjin para que les de sus mandiles y gafettes. -el rubio parecía manejar muy bien su nuevo puesto.
Sin duda, los días de trabajo eran mas fáciles con los tres chicos nuevos, cuando Chan, Jeongin, Hyunjin y Félix descansaban, Woojin, Minho, Seungmin y Han trabajaban, y viceversa. O trabajaban todos a la par, también. El lugar casi siempre estaba repleto.
Un día martes, Jeongin no se sintió muy bien al amanecer, y Chan accedió a darle el día libre deseándole lo mejor, pero Félix sí asistió.
—Qué mal. -Hyunjin chasqueo la lengua, desanimado. —Iré a verlo al salir, ¿no te molesta que entre a tu casa, Lix? quiero ver al bebé.
—Mientras no lo beses en mi presencia, no tendré problema. -sonrió limpiando la superficie de una mesa.
—Ah, qué tonterías estás diciendo. -el pelinegro se sonrojó, dirigiéndose a la caja registradora para atender a clientes que se encaminaban. El menor se agachó para recoger un sobre de azúcar vacío.
—Félix.
—¿Hm?
Miró hacía arriba, era Woojin, con su sonrisa de niño bonito.
—Seungmin y yo necesitamos ayuda, allá arriba un niño derramó helado, ¿puedes ayudarnos? -sonrió cálidamente.
Asintió con la cabeza, iba detrás de Woojin para subir las escaleras cuando de reojo miró a la caja, Hyunjin estaba atendiendo a un tipo no muy alto, pero de ropas negras y gorra negra.
"Hm, se ve extraño... Ah, Félix, deja de juzgar su apariencia."
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kids coffee shop ; changlix
Fanfiction"-Mis sentimientos se derriten como el helado de chocolate que vendemos aquí. Bienvenidos al café." «fanfic ; straykids» «pareja principal: changbin & felix» 🌟10/11/19: 1° en #changlix🌟 ¡Gracias! por: @cheeerry_lk