«20»

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Estaba alterado, cansado e irritado.

Pero sobre todo aquello, se sentía triste.

Se miró al espejo, alguien mas tocaba la puerta del baño pero él solo lo ignoraba, así como también trataba de ignorar la fuerte música que retumbaba en las paredes.

Se echó agua a la cara con las manos sin importarle si el poco maquillaje que llevaba se desprendía de su rostro —el cual solo estaba ubicado debajo de sus ojos, tratando de ocultar sus ojeras—, estaba fría.

Changbin volvió a mirarse al espejo, estaba molesto consigo mismo, pero los golpes en la puerta le hicieron enojarse más.

—¡Cállate, estúpido! -gritó al abrir la puerta con brusquedad, dejando al tipo frente a él asustado como un pequeño hámster, el rostro molesto de Seo ponía nervioso a cualquiera. —Ojalá te salga una cucaracha. -el pelinegro caminó hacia la barra, golpeando al chico con el hombro al pasar.

Sabía que eso estaba mal, el alcohol no era una solución verdadera, lo sabía de verdad, ni siquiera estaba bebiendo.

Estaba acompañando a Minho y Han a la fiesta de alguno de sus amigos, ellos lo habían sacado de su nido —el cual era su casa— para que "dejase de llorar y se divirtiera un poco".

Claro que no se estaba divirtiendo.

—Quiero irme, Sung, te juro que voy a irme. -Changbin se sentó junto al menor en un banco frente a la barra.

Jisung rodeó sus hombros con su brazo y su mano acarició su oscuro cabello.

—¿Qué pasa, hyung, no estás pasándola bien?

—Para nada, esto es estúpido. -se cubrió el rostro con las manos, recargando los codos en la barra. Han lo soltó y lo miró con atención. —Un tipo con cara de mierda estaba tocando la puerta del baño como si fuese a mearse ahí mismo.

La carcajada del pequeño Sung hizo que las ansias de Seo aumentaran, deseó estar en su casa, entre sus cobijas, durmiendo para así soñar con un presente más relajante.

Un presente en el que Felix estuviese ahí.

—No es tu culpa, Binbin -volvió a reir. —Digamosle a Seokjin hyung que abra otro de sus baños, porque sus invitados están volviéndose locos. —a pesar de la música, su risa era demasiado audible.

—Eres insoportable cuando bebes, Han, no entiendo cómo Minho te soporta.

El mayor de ambos estaba sentado del otro lado de Jisung, tenía una onza de cristal llena de soju que sostenía con los dedos de su mano izquierda, entonces se giró a mirarlos.

—Pasa que yo le gusto a Minho. -Han sonrió con falsa victoria.

—¿Qué? -el mencionado hizo una mueca y arqueó la ceja. —Estás loco, Jisung, eres tú quien está enamorado de mí.

El menor se giró hacia Lee con la indignación puesta en su rostro, unió su dedo índice con el pulgar y con estos golpeó la frente del mayor al separarlos. El contrario se quejó mientras dejaba el pequeño vaso sobre la barra y con la misma mano cubría la zona golpeada.

Changbin los miraba desde la orilla, molesto, cansado, su rostro expresaba impaciencia y ganas de golpear a aquel par hasta que lloraran como niños pequeños, pero antes de liberar sus impulsos de ira, decidió marcharse de esa catastrófica fiesta.

El pelinegro se paró de su asiento y caminó hasta estar detrás del mayor, poniendo sus manos sobre los hombros de ambos chicos.

—Dile a Kim que agradezco que me haya invitado, pero que tuve que largarme porque ustedes dos son un par de tarados. -presionó los hombros de sus amigos con sus manos, haciéndoles quejarse. Los soltó y caminó hasta salir de la casa.

Definitivamente no había sido su mejor idea, pero cualquiera comprendería su desesperación, estaba muy herido y considerablemente triste. Nada, hasta ese punto, había podido hacerle sentir mejor.

Nada.

Incluso la persona mas dura podría compadecerse de él, estaba en ese estado desde que Felix se había desaparecido, o antes, desde que el rubio le dijo que quizás no estaba realmente enamorado.

Y de aquello ya había pasado mas de dos semanas, dos semanas sin saber del chico con el que quería pasar todo el día.

Estaba preocupado, todo el día sentía que su estómago se hacía pequeño a causa de la ansiedad, si su teléfono sonaba sus ojos brillaban con la esperanza de ver el contacto de Lee en la pantalla, y su interior se venía abajo cuando esto no pasaba.

Por las noches no podía hacer nada más que esconderse debajo de las cobijas, lloraba mas que nunca ante el fuerte sentimiento de soledad, abrazaba fuerte a su almohada deseando que fuese su pequeño, pero no era así, y esa realidad lo deprimía aun más.

Su desempeño en el trabajo era el mismo, o al menos eso intentaba, se esforzaba mucho en mostrarse estable y feliz, pero sus amigos ya lo conocían bastante, y sabían que la partida de Felix le había dolido más que a cualquiera de los otros siete.

Los chicos estaban preocupados por Lee, sí, solo Jeongin sabia —en base a lo que el rubio le había dicho, aunque fuese mentira— a dónde había ido, lo único que les había dicho a los demás era que su regreso no sería muy lejano. A pesar de ello, también estaban preocupados por Changbin, lo veían tener momentos en los que su energía parecía agotarse, había ocasiones en las que llegaba al café con los ojos cansados y la nariz rojiza, incluso Bangchan les había pedido a los demás que evitarán mencionar a Felix frente a Seo, esto para evitar que se sintiera mal.

Caminaba por la calle nocturna, las farolas eran su compañía además del viento helado, llevaba el abrigo colgando de su hombro izquierdo mientras caminaba con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Su teléfono sonó en su bolsillo trasero, lo sacó sin ganas, suspirando de molestia al pensar que alguien estaba molestando a esa hora.

El aire de sus pulmones lo abandonó cuando miró la pantalla del móvil vibrando.

No sabía si responder, incluso pensó que era una broma, una de muy mal gusto.

Pero, lo había esperado tanto...

—...¿Felix?

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