«17»

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Cuando despiertas y sientes que nada está en tus manos, quiso saber ¿Ese sentimiento se debe a algún presentimiento o sólo estaba volviéndose loco de a poquito?

Su alarma parecía una intrusa esa mañana y eso le molestó mucho hasta que la apagó dispuesto a olvidarle, ni siquiera tenía que ir a trabajar sino hasta las tres y era lo único que recordaba claramente, pues su mente estaba borrosa hasta la punta.

—Ah... -un sonido inesperado salió de la boca de Lee con un tono somnoliento, se removió sobre lo que creyó ser su almohada hasta que recordó que esta no respiraba.

"Las almohadas no respiran ¿O si?"

Miró hacia las sábanas debajo de su cuerpo para observar sobre qué había estado durmiendo.

No pudo entender cómo cayó al suelo si estaba a la mitad de la cama, y tampoco lograba comprender de qué parte de sus cuerdas vocales salió un grito tan agudo.

Un asustado pelinegro asomó la cabeza por el borde de la cama con un brote de preocupación en sus entrecerrados ojos, sé asustó al encontrarse con un rubio adolorido sobre el frío suelo de madera sintética.

—¿Estás bien? -preguntó bajando de la cama para ponerse de cuclillas a su lado.

—Hm... -el menor se sentó en el suelo recargando una mano en este, y puso la otra sobre su cabeza, cerró los ojos frunciendo el ceño. —Me duele la cabeza. -se tomó unos segundos para abrir los ojos y recapitular todo desde que despertó. —Oye... ¿qué haces aquí?

—¿Qué? -la expresión de sorpresa en el rostro de Changbin fue magnífica, parecía que el sueño se le había ido de repente. —¿No lo recuerdas?

—¿Recordar qué? -ladeó la cabeza, pero de pronto sintió la necesidad excesiva de mirar hacia su cuerpo, suspirando de alivio luego de hacerlo y notar que su ropa seguía ahí.

—No, nada. -se quedó confundido debido a la acción anterior, levantando una de sus cejas y luego volviendo a su expresión seria. —Sólo llegamos aquí muy tarde y estabas algo ebrio, es todo.

Al de pecas le pareció bastante creíble.

—Lamento la molestia. -se disculpó, el de cabello negro se puso de pie para ofrecer su mano ayudando al rubio a hacerlo también.

—No fue nada. -lo soltó, con una extraña sonrisa apenas formada en sus labios.

Esa mañana Changbin partió del departamento antes de que Lee se diera cuenta de que iban a dar las ocho de la mañana, pero no quería seguir con la vida cotidiana, necesitaba dormir y sus ojos se lo pedían cada vez que veía la luz del sol entrar por alguna de las ventanas.

Cuando las gotas de agua caliente cayeron sobre él se sintió aliviado, tan relajado que creyó que se dormiría en la ducha, pero aún así tenía un presentimiento extraño.

Su cuerpo estaba fresco pero su mente no.

¿Realmente no había pasado nada?

La tarde llegó sin poder darle la oportunidad de dormir, solo logró dar tantas vueltas a la cama que casi cayó nuevamente.

Salió en dirección al café con el uniforme puesto y su mochila colgada de los hombros, incluso el trayecto le pareció monótono cuando nunca lo había sentido así, tenía miedo de pasar por las calles y mirar las mismas tiendas, quería llegar cuanto antes.

—Buenas tardes. -saludó cuando entró, abriendo la puerta del café, haciendo la campana sonar como siempre lo hacía.

—¡Hyung! -logró ver al pelirojo lanzarse a sus brazos antes de casi caer al suelo con este colgándose de él. —Te he extrañado mucho, tengamos una pijamada hoy o algo, quiero pasar tiempo contigo.

kids coffee shop ; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora