kids coffee shop ; changlix

«05»

Tenía la mirada bien puesta sobre su cabello negro bien peinado hacia abajo, y sus aretes (negros también) en cada oreja.

"Lucia demasiado bien."

Lee se sintió un poco celoso, él también quería lucir fresco y guapo.

—Félix. -la voz de Han lo despertó de su mundo. Se limpiaba las manos con una toalla pequeña mientras caminaba hacia él. —Deja de mirarlo o lo incomodarás. -burló.

—No lo estaba mirando. -arrugó la nariz, sentándose en el banco alto frente a la caja registradora. —¿Ya es hora de irnos?

—Son las cuatro y cuarentaisiete. No. -le lanzó la toalla al pecho. Estaba fría y húmeda.

—Quiero irme a casa. -puso la toalla sobre su cabeza.

—Creí que irías con Chan a pintarte el cabello, eso toma tiempo.

—Ah, ya lo divulgó. -sonrió. —Lo había olvidado, pero tengo que llevarle pastel a Jeongin. -pensó por un momento. —¿Puedes hacerlo tú?

—¡Yo iré! -Hyunjin pareció llegar por arte de magia, dando saltitos y levantando la mano con su libreta. —¡déjamelo a mí!

Rodó los ojos mientras reía.

—Supongo que puedes hacerlo.

El pelinegro asentía con la cabeza seguidas veces.

Giró la cabeza hacía el lugar del chico de ropas negras, pero ya no estaba ahí. ¿A dónde había ido?

—Se fue tu crush, Lix. -Jisung le dio palmaditas en la espalda, él volvió a gruñir, frunciendo el ceño.

Al salir del trabajo, Bangchan llevó a Félix con su estilista de confianza, dejándole en claro que su trabajo era muy profesional, pues su cabello pasó de ser naranja y opaco a verse rubio y brillante.

Aunque eso significara a un chico de cabello plateado llamándole "Rizos de Oro" todo el camino a casa.

Llegó al departamento bastante tarde, seguramente Hyunjin ya había pasado por ahí unas horas antes, pues en la mesa estaba una bolsa de papel con el grabado "Kids Coffee Shop" en letras verdes, y afuera de ella una caja de pastel pequeña con la mitad de esta vacía.

—Ya llegué~ -saludó, mirando por la puerta del pelirojo con las luces apagadas, vió una mano alzarse en el aire en contraste con la luz que entraba por la ventana.

—Estoy vivo. -escuchó a un ronco Jeongin debajo de las sábanas.

—¿Estuvo bien la visita de Hyunjin? -preguntó en voz baja, aún en el marco de la puerta, sin encender la luz.

—Sí. Me trajo pastel por ti. Gracias por enviarlo, hyung. -levantó su pulgar y luego dejó caer su mano sobre las cobijas.

—No tienes que agradecer. Iré a dormir, es tarde. -se despidió con la mano. —Buenas noches.

Permaneció despierto por jugar en la computadora, tenía un sentimiento extraño que quería evitar, además del insomnio.

A las cuatro y media de la mañana quedó satisfecho, casi diez partidas ganadas le parecían suficientes aún sabiendo que podría hacer treinta más. Se recargó en el respaldo de la silla y la giró hacia la ventana. Era momento de cambiarse para ir al trabajo, de nuevo.

Regresó a la habitación de Jeongin, bostezando se arrodilló frente a su cama.

—Hey, it's time to wake up. -movió un poco su hombro hasta que reaccionó. —¿Cómo te sientes? -puso su mano sobre su frente, se notaba mejor.