«11»

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Bebía agua de un vaso totalmente incoloro, eran las ocho de la mañana, no habían logrado dormir más que eso pues sus ojos se abrieron casi automáticamente y el fingir estar dormidos no servía de nada.

Jeongin se había negado a quedarse hasta las once, yéndose al trabajo a tiempo, dejándolos como unos completos idiotas e irresponsables.

Sirvió un líquido rojizo cristalino en una taza, era para Changbin. La llevó hasta la sala entregándosela, sentándose junto a él.

—Tu sofá es cómodo. –recibió la taza con ambas manos. –Gracias.

Lo miró molesto, como si eso solucionara el hecho de que habían dormido juntos.

—Jeongin se rio de nosotros cuando nos vio, tú seguías dormido. –el rubio soltó una risa tonta, mientras se recostaba en el respaldo del sofá.

—Enano. –frunció el ceño, dando un sorbo a su té.

—Aun así él es más alto que tú.

Miró aún más molesto hacia la dirección de Felix, escupiendo en su rostro la bebida que retenía en sus mejillas.

—M-MALDITO DUENDE.

Llegaron al café antes de las doce, los chicos que estaban descansando se acercaron a recibirlos, saludando con las manos

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Llegaron al café antes de las doce, los chicos que estaban descansando se acercaron a recibirlos, saludando con las manos.

—¿Cómo se encuentran, chicos? –Woojin les entregó los mandiles a ambos, extendiendo sus manos.

—Estamos mejor, gracias. –el pelinegro habló por ambos cuando tomaban los objetos.

Jisung pasó su brazo alrededor de los hombros del australiano:
—¿Quieren ayudarnos con la limpieza hoy?

Ambos se miraron mutuamente antes de asentir hacia el castaño.

Corrieron hasta el cuarto de servicio, el menor se ponía nervioso de que este estuviera a un costado de la puerta del Drive Thru con el cristal quebrado.

"Debes superar tus miedos, Félix."

El pelinegro le hizo entrar a la habitación poniendo sus manos sobre sus hombros, empujándolo.

—Definitivamente tú te encargas de las ventanas. –dijo Changbin, eligiendo una escoba.

—¿Por qué? –Felix tomó un atomizador y un trapo de una repisa. —¿No alcanzarías a limpiar más de media ventana?

Se giró a mirarlo, tenía un puchero que le pareció nunca haberlo visto. Se soltó a carcajadas cayendo sentado de cuclillas.

Luego de unos segundos de mirar su risa desde arriba, el pelinegro se agachó frente suyo, el menor levantó la cabeza para mirarlo.

—Yongbokkie. –se acercó. Su rostro estaba demasiado cerca del contrario, podía sentir su respiración chocar contra sus mejillas. —Tienes que dejar de jugar con eso.

kids coffee shop ; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora