«19»

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Escapar de Jeongin ya estaba volviéndose una costumbre para Lee, pero esta vez era diferente, porque no pensaba volver, o al menos no lo haría en un tiempo.

El metal de su maleta estaba helado, caminaba por la acera jalándola detrás de él y el único ruido además del viento o sus pasos eran las rueditas de esta chocando con el suelo.

No había dejado una nota o algo que le diera señales a Jeongin respecto a dónde había ido, y lo hizo porque realmente necesitaba estar solo, además, ni siquiera él sabía a dónde iba.

Eran las dos de la mañana y ya estaba parado en una esquina esperando un taxi, la luz de una farola estaba sobre él, se sintió señalado por ella, quiso llorar ahí mismo, pero debía esperar al menos un poco más.

Junto a él estaba el sentimiento de que debía ser fuerte, debía soportarlo todo, debía soportar que las calles oscuras lo miraran fijamente y sobre todo debía aguantar las ganas de volver a Australia tan rápido como si teletransportarse fuese posible.

¿Cuándo todo se había vuelto tan horrible?

Extrañaba el tiempo en el que el olor a café era agradable y llegaba hasta su corazón con facilidad, extrañaba los días que había pasado metido en la cabina del drive trhu con Changbin sin estar consciente de que le gustaba, extrañaba el sentimiento de sentir que cada paso que daba era un progreso.

Y tal vez él mismo, junto a su pesimismo y su miedo, era lo que lo había arruinado todo.

Finalmente el taxi llegó frente a él y pudo olvidar un poco el frío cuando estuvo dentro, no sabía qué indicación darle al chofer, quería ir lejos, muy lejos, pero no conocía tantos lugares como para decidir.

—Buenas noches.

—Buenas noches. -el rubio se abrochó el cinturón de seguridad y pensó por un momento. —Hm... No sé a dónde ir exactamente, ¿Podría ayudarme, por favor?

El hombre se giró para mirarlo y luego asentir con la cabeza.

"Claro, Félix, ahora vas a confiar en un desconocido mientras estás dentro de su auto a las dos de la madrugada."

—Gracias. -suspiró, se sintió  como un gran idiota. —Quiero ir lo mas lejos posible, pero sin salir de la ciudad, ni más allá de la carretera.

—¿A algún hotel?

—Sí, de preferencia.

Estaba nervioso.

—Tengo varias opciones. -regresó la vista al frente y jaló la palanca del auto para comenzar a conducir. —Luces un poco asustado, ¿está todo bien?

—Bueno... -miró hacia abajo, buscando una respuesta. —No, no está todo bien, y necesito descansar.

—Ya veo. -giró por una calle principal. —Está bien descansar. -escuchó una risa amistosa salir de su boca.

De alguna forma eso logró tranquilizarlo un poco.

—Gracias. -sonrió también.

A pesar de que el camino no fue precisamente corto, para Felix fue como parpadear y llegar, el hombre le habló de varios hoteles por la zona y finalmente -luego de tratar de decidir por veinte minutos- eligió uno cuyas habitaciones lucían como pequeñas casitas.

Quería sentirse acogido aunque fuese un cuarto de hotel.

Bajó del auto agradeciendo unas tres veces al conductor, despidiéndose con la mano mientras que sostenía el mango de la maleta con la otra. Una vez que las luces del coche desaparecieron entre las calles, caminó hasta la puerta del lobby y entró.

kids coffee shop ; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora