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Había estado calculando  la probabilidad del momento, pero no había logrado atinarle ni una sola  vez a sus probabilidades tan absurdas

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Había estado calculando la probabilidad del momento, pero no había logrado atinarle ni una sola vez a sus probabilidades tan absurdas. Su novia llevaba casi una semana en la ciudad y no había hecho todavía esfuerzo alguno por toparse con ella, cara a cara, después de su tan revesada desaparición hace un par de meses atrás.

Jeremy había estado prolongando aquel encuentro por puro temor. A pesar de que su chica no había dado indicio alguno de enojo o algo parecido, él sabía que no podía confiarse de alguien tan, así, como ella.

Porque hasta describirla para sí mismo le costaba y eso le robaba una que otra sonrisa cuando le pensaba, cuando le escribía o cuando le llamaba por el móvil.

Y sabía que quería verla, porque lo sentía en la punta de los dedos mientras tecleaba sobre la pantalla táctil de su móvil. Mantenía aquella conversación lo mejor que podía mientras lo consumía un desesperado impulso por mencionar la fiesta en la piscina.

Habían sido dos meses de relación a distancia y, aunque le cuesta todo un mundo el mostrarse afectuoso, él sabía que no podría perdonarse jamás si ella volvía a casa sin haber pasado, al menos, una tarde a su lado. Entonces optó por cerrar los ojos, presionar en la pantalla el botón de audio y dejarse llevar.

–Tú, yo, fiesta en la piscina. No sé, piénsalo.

Y lo envió. Con el corazón acelerado arrojó el móvil sobre la cama y buscó distraerse reorganizando su siempre pulcro escritorio. El timbre de mensaje de su móvil repica una, dos, tres veces y él solo se queda tieso mirando la pantalla brillar a la distancia.

Suspira. Se levanta de la silla y salta infantilmente sobre la cama, sostiene el móvil entre sus manos mira atentamente la pantalla. Tres mensajes de voz a la espera de ser escuchados adornan la sala del chat. Suspira de nuevo y los reproduce.

A1: –¡AAAHHH!

A2: –¡Ya empezaba a creer que no te vería de nuevo! ¿Por qué tardaste tanto? ¿Acaso no querías verme?

A3: –¿Fiesta? ¿Conoceré a tus nuevos amigos? Pensé que mantendríamos lo nuestro en secreto, de nuevo. ¿Cambiaste de opinión?

Sonrojarse, para él, ya era asunto de cultura general. Y aquello, vaya que lo había hecho sonrojar de verdad. Sobre todo, los tres golpes bajos cantados por aquella alocada vocecita que Jeremy volvería a escuchar un par de veces antes de atreverse a responder algo con sentido.

Suspiraría un par de veces más mientras sus dedos, con agilidad, armarían una respuesta lo bastante sincera que no demostrara demasiado lo muy nervioso que estaba de todo el asunto. La chica solo respondería con más y más audios, entre risas a veces y muy pícara en otras. Jeremy sonreiría por largo rato.

A: –Pero sé honesto conmigo –dice ella en otro de sus audios; –¿No querías verme?

–No es eso –responde él sin saber qué decirle luego.

A: –Apuesto a que estás rojo hasta los tobillos y no puedes decir nada sin tartamudear –dice ella entre risas. Él no tiene respuesta para ello.

Deja el móvil de lado y se cubre el rostro con la almohada. Definitivamente tiene razón. Aquella voz que lo hace florecer desde la distancia conoce las reacciones del chico dadaísta. Porque así lo llama ella. Su niño dadá, el chico de los girasoles impulsivos, el príncipe de las contradicciones emocionales.

A: –Entonces se sorprenderán al saber que el príncipe tiene una princesa ¿verdad? –dice ella, como triunfante.

–Podemos... hablar de...

A: –¿De algo que no te haga sonrojar? Me lo pones difícil, girasol, muy difícil.

Y él volvía a quedarse sin palabras, con una sonrisa inquieta en el rostro y todos los colores del mundo bailoteando en sus mejillas. Porque esa era su virtud más notable: era contradictorio.

Era una caja de sorpresas, de esas que sorprenden de verdad. Y ella sabía cómo abrirla para disfrutarla. Y él solo sabía quedarse quieto, viendo cómo aquella voz lo tendía entre rojos.

 Y él solo sabía quedarse quieto, viendo cómo aquella  voz lo tendía entre rojos

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Sensible e insensato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora