Capítulo 23: La presidenta

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Josie siguió amándola hasta que Penelope alcanzó su cuarto orgasmo de la noche.

La castaña se había encargado de haberla recorrido toda y de que no quedara centímetro de su piel sin reclamar como propio.

Pero ahora, en un tiempo de descanso, la castaña estaba sorprendida por lo que Penelope le estaba diciendo.

- ¿Nunca, nunca?.

Preguntó incrédula mirando a la pelinegra que descansaba en su pecho.

Penelope todavía agitada y con los ojos cerrados, agitó la cabeza para mirar.

- ¿Nunca más de un orgasmo?.

Hizo la pregunta completa y volvió a tener la misma respuesta.

- ¿Estás seg…

- Jojo…

Penelope no quería escuchar más la misma pregunta.

- Bésame, por favor.

Pidió.

Se fundieron en un abrazo de piel ardiente, muslos entrelazados, bocas sedientas y con los ojos cerrados y manos sin vergüenza.

Penelope deslizó su propia mano entre sus cuerpos y sorprendió a la tatuadora al tocar su entrepierna.

Josie se arqueó y gimió como si la hubieran herido de muerte.

No hallaban la saciedad, no existía fin.

- Quiero ponerme sobre ti.

Le dijo la empresaria.

Josie sonrió.

- Puedes hacer conmigo lo que quieras.

Le dijo entregada.

- Ayúdame.

Le dijo suavemente a la castaña y esta no dudó en seguir su indicación.

Poco a poco Penelope se iba meciendo sobre Josie e iba encontrando el vaivén correcto.

Por su parte, Josie no atinaba a nada, se limitaba admirar la mujer que estaba sobre ella.

Con sus pechos resaltando, le recordaba más que nunca al dibujo que había hecho sobre la pared de la oficina.

Su Penelope.

Su amor.

Su autoritaria y dulce mujer sin vello, pelinegra y con verdes ojos.

Su dama.

Ella nunca había estado en los planes de Josie, pero solo tuvo que abrir una puerta para encontrársela.

En verdad la castaña nunca había buscado enamorarse, pero Penelope le provocaba una clase de pasión que jamás había sentido, ni siquiera con sus dibujos.

Sin duda su vida había cambiado y ya no la podía pensar sin Penelope en ella.

El sentimiento que salía de Josie, el amor que sentía por la mujer que estaba moviéndose sabrosamente sobre ella la emocionó.

La tatuadora se incorporó para quedar frente a ella.

Penelope se acomodó y la recibió en su nueva postura.

- Mírame por favor.

Le pidió la tatuadora a Penelope.

Por unos instantes se contemplaron en silencio.

- Eres lo más lindo que he visto en mi vida.

Le dijo sincerándose.

- Tu eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, hiciste que naciera de nuevo, que volviera a recuperar esa Penelope que perdí y tanto quería que volviera.

I'm Not For You (Posie) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora