Capítulo 36: Son lalos

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- Josette, Penelope necesito que vengan conmigo de inmediato y SOLAS.

La castaña y Penelope se miraron y sin demora siguieron a la señora Park hacia la casa.

La primera que entró después de Sierra fue Penelope.

- ¿Hermana Ana?.

Se había dado de lleno con la monja.

- ¿Jane? ¿Jo?.

Estaba todo el mundo en la sala de la casa Park parece.

- ¿Qué demonios hacen aquí... ¡Oh Dios!...

No pudo terminar la pregunta porque un pequeño de casi tres años la miraba con enormes ojos marrones, la cabeza torcida, y con un conejo en su brazo.

- ¡JOSETTEEEEEEEEEE!.

Tenía la sensación de que ese no iba a ser el último reto del día.

Con el grito de Penelope la castaña llegó más rápido aun al gran encuentro.

A la primera que Josie vio fue a su madre, pero inmediatamente su cabeza giró a la mujer que tenía los hábitos puestos y que con la poca fuerza física que tenía sostenía por sus brazos a una furiosa Jane.

- ¿Qué... Qué hacen acá?.

Finalmente preguntó.

- ¿Pen... qué...

Apenas la cabeza de Josie giró para buscar a su novia la encontró con su mirada puesta en otra cosa.

La mirada de Penelope era derecha y un poco inclinada hacia abajo, a la castaña no le quedó otra que seguir su línea de visión.

- ¿Penelope qué...

La pregunta murió en su garganta cuando los ojos de Josie encontraron al mismo pequeño que la empresaria miraba con gran atención.

El niño tenía el mismo color de pelo que Josie solo que el del pequeño era rizado.

Sus pequeñas zapatillas de suela blanca y lona azul estaban desatadas.

Tenía un jean azul y una remera roja con un dibujo de un patito de hule estampado.

El color rojo parecía predominar, porque la mochila que tenía la pequeña sobre sus hombros era de esa misma tonalidad, aunque el conejo medio destrozado que tenía agarrado fuertemente en uno de sus brazos era celeste y parecía bastante sucio.

La mano libre del pequeño estaba en su boca, el niño se chupaba el dedo como si su vida dependiera de ello.

Pero lo más impactante del pequeño, y por lo que Josie se dio cuenta que estaba nada más y nada menos que en presencia de su hijo, fue la forma en que con su cuello torcido, y con grandes ojos marrones abiertos miraba a Penelope.

El morenito miraba a la pelinegra con la misma adoración que lo hacían Josie y hasta la misma Beth.

Al igual que Beth y que Josie, el nene se había enamorado a primera vista de la empresaria y eso para Josie valía más que cualquier prueba de ADN.

Por su parte Penelope miraba al pequeño con una mezcla de adoración y ternura que llamaba la atención de todos los presentes.

La castaña empezaba a caer en la cuenta poco a poco de lo que estaba pasando e intercalaba sus miradas entre la gente mayor que esperaba su reacción y entre Penelope y la niña que no dejaban de mirarse mutuamente.

- No, no, no... no es cierto...

Los pies de la tatuadora retrocedían como si tuvieran voluntad propia y la cabeza de la chica se agitaba en negativa sin pausa alguna.

I'm Not For You (Posie) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora