One Shots || Klance

Hombre lobo

Se encontraba en la casa de campo de su amiga Allura. Todo se debió a la gran e ingeniosa idea de cierto samoano y de cierta italiana, aunque la última no estaba muy de acuerdo. El caso es que ahora el moreno se encontraban en esa enorme casa de madera, situada en la ladera de un monte. Era de noche y la luz de la luna entraba escurridiza entre las cortinas, acariciando suavemente su rostro.

Se encontraba tirado en su cama mirando el techo, como si eso sirviera para poder conciliar el sueño. A la hora de la cena estuvieron hablando animadamente, además Allura contó sobre ciertas leyendas y rumores sobre criaturas que acechaban el bosque, historias que no llegó a creerse.

La noche era profunda y casi no podía verse absolutamente nada. Fue en ese momento en los que se escucharon unos ruidos que pusieron a Lance alerta. ¿Qué será eso? Se preguntaba el cubano.

Con cuidado se levantó y vio de reojo una enorme silueta. Esta poseía un pelaje negro que reflejaba perfectamente la luz de la luna, también tenía ciertos rasgos caninos que la hacían aún más surrealista.

Lance estaba paralizado, no sabía de una criatura como esa, se veía tan irreal. La criatura al parecer notó que era observado porque devolvió la mirada, se pudieron ver brillantes e intimidantes ojos amarillos en medio de la oscuridad. Y después la criatura dejó de hacer todo lo que estaba haciendo para irse de igual manera que llegó, en silencio y misteriosamente.

El moreno reaccionó de inmediato, se asomó por la ventana y encontró solo al pacífico bosque y unas huellas enterradas en la tierra.

Parpadeó unas veces sin poder creerse lo que había ocurrido, decidió dejarlo pasar y seguir durmiendo.

A la mañana se levantó un poco cansado, la imagen de la criatura no dejaba de dar vueltas en su cabeza. Llegó a la cocina y vió a Pidge y Allura hablar animadamente, mientras que la última preparaba el desayuno. Él tomó asiento al lado de la italiana y la albina les ofrecía el desayuno, a lo que los dos agradecieron.

—Así que Hunk aún no se ha levantado.

—No, se ha quedado profundamente dormido después de trazar los planes para hoy.- concretó la albina con una sonrisa.

—Allura, una cosa.

—Mh.

—¿Has escuchado sobre una especie de lobo negro, que es más grande de lo habitual?

—Ah, esa es una de las leyendas más antiguas de por aquí. Es una criatura que normalmente sale por las noches, la gente de estos lugares la llama licántropo.

—Lican... ¿qué?

—Se refiere a un hombre lobo, Lance.— dijo la castaña con un puñado de cereales en la boca.

Lance asintió y siguió comiendo en silencio. En realidad no sabía lo terrorífica que podía llegar a ser esa criatura, pero tenía la esperanza de poder verla otra vez aquella noche y las siguientes.

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[Nota de la autora:
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