One Shots || Klance

Bebida caliente

Keith desde hace un mes y medio comenzó con su nuevo proyecto artístico. Se trataba de recrear una escena, figura, personaje... lo que tú querías, pero tenía que representar tu personalidad. A él le gustaba en sí el trabajo, lo que no le gustaba era lo tarde que salía de la universidad cada día.

Siempre salía agotado y lo único que deseaba era tomar un café, a poder ser con azúcar, porque sino juraría que se dormiría esperando al metro.
Un día encontró una cafetería cerca de la universidad. Era pequeña pero bastante acogedora, además con solo al entrar un olor a café fuerte se enterraba en tu nariz. Lo único malo era el cajero. Un egocéntrico moreno que siempre se burlaba de su estado físico deplorable, pero con el tiempo llegó a acostumbrarse a sus incesantes burlas.

La campanita de la puerta tintinea al abrirse.

—Lo siento, estamos ce...— se gira y ve a ese chico de melena larga negra con su bandolera y su ropa desenfadada. Sus labios plasman una sonrisa dulce y se acerca entusiasta a la barra. —Hola bombón.— dice en su idioma natal.

—Deja de hablar en tu idioma...— Keith se acerca a la barra peinando su cabello desde la raíz, suspira. —Anda, sírveme un café, con mucho azúcar.

—Lo que me pidas.— se gira sin apartar su ojo de él. Está cansado, sabe que lo está. Así que un café le viene bien.

Le sirve el café delante suya y acomoda su rostro en sus manos.
—Tienes pintura en la mejilla.— con su mismo pulgar le limpia la mencionada. Tiene la piel suave como mente y yema de los dedos recuerda.

—Ya...

—Cansado.

—Sí.

—Aguanta un poco más.— le coge la mano y besa sus nudillos.

—Sí...

—Note quedes dormido.— besa de nuevo.

—Sí...

—Tienes las manos llenas de pintura....— susurra. Acaricia sus dedos. Keith se ha quedado frito en su propia mano.

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[Nota de la autora:
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