Keith corría rápidamente bajo la lluvia.
La ropa estaba empapada y el frío se colaba cruel entre esta llegando a enfriar todo su cuerpo. Él seguía corriendo. No le importaba que cada vez lloviera más, o que ya se había alejado tanto de la ciudad que ya no se oían el sonido de los coches.
Estaba agotado, tanto físicamente, como mentalmente. Empezó a frenar cuando las lágrimas no le permitían ver por donde caminaba. En un primer momento no sabía donde se encontraba, hasta que miró hacia arriba encontrándose con el faro de la ciudad. Este mismo se encontraba cerca de un pequeño acantilado, el cual mostraba el gran e intimidante mar abierto. Por culpa de la tormenta, el mar se veía negro y violento. El viento formaba grandes olas que chocaban contra las rocas, para luego esparcirse con una gran fuerza.
El azabache se acercó en la orilla del acantilado. Se sentó sobre la extensa maleza, importándole poco que esta estuviera mojada, total, él ya estaba empapado. Acercó sus rodillas hacia su pecho, abrazándolas mientras las lágrimas seguían saliendo. No entendía por qué Shiro tenía que irse a otra ciudad, de verdad que no entendía. El japonés estuvo a su lado desde que eran pequeños, y se mantuvo a su lado cuando perdió a sus padres, entonces, ¿por qué tenía que marcharse? Empezaba a creer que estaba destinado a estar solo debido a que, cuando quería a una persona y esta era importante para él, siempre tenía que abandonarlo.
No se dio cuenta cuando el mar empezó a agitarse mucho más de lo que ya estaba. Comenzó a mirarlo preocupado, como si de un momento a otro este fuera a zambullírselo. Entonces es cuando vio como un enorme destello emergía del interior del agua bravía, haciéndose más brillante a cada segundo. No supo cuando aquel gran bulto de agua salió de la superficie, y fue en ese momento, cuando toda el agua se fue dejando ver esa enorme figura.
Esa figura era un esbelto chico con una larga cola de azul oscuro. Este podría llegar a medir más de quince metros de altura, solamente desde la cabeza hasta un poco más abajo de la cintura. Este tenía hermosas marcas de un azul celeste brillante que cubrían parte de su cara y torso; además de un enorme tridente en su mano izquierda.
Keith se quedó petrificado ante tal ser. No sabía cómo reaccionar o a dónde ir. Se sentía absorto observando los enormes ojos completamente celestes. Fue entonces cuando la figura acercó su mano hacia su cara, con una sonrisa gentil. El azabache no se inmutó y dejó que el enorme pulgar acariciara su mejilla.
El texano cerró los ojos, sintiendo como una brisa y miles de gotitas recorrían su cara. Él abrió los ojos encontrándose a esa figura, de su misma estatura, enfrente de él y ahora toda su mano acariciaba su mejilla.
—Recuerda, no estás solo.— dijo el moreno para luego besar los suaves labios del azabache.
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[Nota de la autora:
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One Shots || Klance
RomancePequeñas historietas de esta hermosa pareja. [AVISO: Escenas de angst, NSFW, Lemon, smut] [Keith y Lance son personajes originales de DreamWorks.] [Todas las historias son originales de la autora. No se permite el plagio o apropiación de las histo...