Series pendientes

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—¿Quieres ver la tele a esta hora?— preguntó Lance mientras se acercaba al texano.

El azabache le miró con indiferencia mientras apagaba la televisión y lanzaba el mando al sofá.

—Que sueño.— fingió un bostezo a la vez que se dirigía hacia la habitación. —¿Tú no tienes sueño?

El moreno se le quedó mirando fijamente al azabache, sabía que ocultaba algo y lo iba a descubrir.

—En realidad no estoy cansado.

—Ya veo...

—Oye... podríamos ver una película.— sugirió con una gran sonrisa.

—Lance, yo... estoy muy cansado.

—¡Ya sé! ¿por qué no seguimos viendo aquella serie?— preguntó dejando caerse en el sofá. —Quisiera acabar esta serie antes de que Pidge me salte con algún spoiler.

—En serio, estoy muy, muy cansado.

Keith fue donde el moreno para darle un casto beso en los labios.

—Buenas noches.

Pero el cubano pasó sus brazos alrededor del cuello del texano, para después ejercer fuerza y tirarlo sobre el sofá. En un movimiento rápido se posicionó encima de él atrapando sus manos sobre su cabeza.

—Me dirás qué es lo que escondes.— dijo con una sonrisa coqueta.

—Estás siendo paranoico, además, ¡suéltame ya!— el azabache se retorcía intentando soltarse de su agarre.

—Keith... eres malo ocultando cosas.

—Mira quien lo dice.— sonrió.
—Lance... si no me sueltas ahora, no podrás culparme de la patada en los huevos que te voy a dar.

—Actúas muy extraño.— murmuró ignorando su amenaza y sin dejarlo ir.

Entonces los ojos del moreno se abrieron con sorpresa y soltó a su prisionero solo para correr en busca del mando. Todo cobró sentido cuando Keith le cogió de los pies para que no pudiera cogerlo.

—Déjame ir, greñas.— reclamó mientras estiraba sus brazos en busca del mando.

Entre un gran forcejeo el cubano consiguió su objetivo, encendió la tele y entró en la plataforma donde solían ver series y películas.

Keith comenzó a retroceder de manera disimulada, en un intento de huir a la habitación, pero la voz de su novio le detuvo en el acto.

—Tú... ¿te has terminado la serie?— preguntó sin quitar la mirada de la pantalla. —¿Sin mí?— se giraba para encararle, poniéndose de pie en el sofá. —¡Traidor!— le gritaba mientras cogía un cojín para tirárselo a la cara. —No puedo creerlo, pero si decías que no era la gran cosa.

—El final no fue tan bueno.— murmuró.

—Keith... tiene seis temporadas.

—Lo sé...

—Íbamos en la cuarta.

—En mi opinión la más decente.

—¿En qué momento?— preguntó el moreno para volver a sentarse.

El texano se acercó para sentarse al lado del cubano. —Estás molesto.— afirmó mientras dejaba pequeños besos en el cuello del contrario.

—No, no lo estoy.

—Sí que lo estás.— sonrió empezando a dejar más besos sobre sus hombros y mandíbula.

Al final el moreno se dejó llevar por esos besos y terminó cediendo entre risas. Esa noche pasó a ser una noche de series a una de besos fogosos, jadeos y gemidos de los cuales los vecinos se quejaran al día siguiente.

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[Nota de la autora:
Si queréis segundas partes de algún One Shot publicado, comentarlo.
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One Shots || KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora