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Durante los dieciocho meses siguientes pensé en ti muchas veces, en lo que había soñado y en lo que me habían contado. Me gustaba mirar las fotos del álbum, pero seguía sin entender lo que veía, aunque me daba cuenta de que mi falta de visión no guardaba relación con el cuadro de mi sueño. Un par de veces intenté convencer a Taehyung para que me contase sus secretos, pero no me dijo nada. Por tanto, continué buscando pistas en tus fotografías.

* * *

Dos días antes de mí decimosexto cumpleaños estaba tumbado en la cama, al anochecer, cuando sonó el teléfono. Lo cogió mi madre. Habló un rato, pero no oí lo que decía. Luego, me llamó.

—Es Taehyung. Quiere hablar contigo.

—Hola, Jungkook, soy yo —dijo Taehyung—. Espero no interrumpir nada.

—No, claro que no.

—Verás, es que no estaré aquí el día de tu cumpleaños. Voy a visitar a mi hermano. Así que pensé que tal vez pudieses venir esta noche, si no te parece mal. Tengo un pequeño regalo para ti.

—Por supuesto —respondí—. Iré encantado.

Cerré la puerta de mi habitación y abrí el armario. Saqué mi caja de tesoros y los dos álbumes de fotos. Algunas estaban pegadas a las páginas, cosa que ya había notado la primera vez que las vi, pero el resto solo estaban prendidas con solapas adhesivas.

Retiré con cuidado las dos fotos de Hoseok y las dos del otro chico. Entonces vi algo. Alguien había escrito al dorso de una de las fotos del otro chico:

Mému malému Princi.

Miré las palabras extranjeras sin entenderlas; luego, escondí de nuevo los álbumes y mi caja de tesoros.

—Bueno, Jungkook —dijo Taehyung después de la cena—, ha llegado la hora de tu regalo.

Sonrió, se levantó y fue a buscar un paquetito rojo.

—Disculpa el envoltorio navideño. No tenía otro. ¡Aquí tienes!

— ¡Gracias! — Me quedé mirando el paquete entre las manos.

— ¡Venga, ábrelo! No tienes por qué esperar a tu cumpleaños.

Rasgué el adhesivo y el papel con motivos navideños rojos y dorados y encontré dos cajitas.

—Ábrelas —ordenó Taehyung. En la primera caja había una figurita de madera tallada, una criatura negra como el ébano de grandes ojos. —Se parece un poco a una figura de Klee —explicó Taehyung—, pero es africana. De Ghana. La llaman Akua ba. La diosa de la fertilidad o del amor, como prefieras. Puedes colgártela al cuello o ponerla en la pared.

—Es preciosa. ¡Gracias, Taehyung! — Sonrió, señalando la segunda caja. La abrí y encontré varios billetes enrollados.

—Para que compres lo que te guste.

— ¡Estás loco! —exclamé—. Es demasiado dinero.

—No, no lo es.

— ¡Gracias! —repetí. 

Permanecimos callados un rato, escuchando música y tomando café, mientras yo hojeaba un libro de arte. De pronto, recordé mi sobre y fui al recibidor a buscarlo.

— ¿Qué has traído? —Preguntó Taehyung—. ¿Una carta?— Asentí. — ¿Es... la carta? ¿La que encontraste en el trastero? —Me miró con curiosidad—. ¿Por qué la has traído?

—Quería enseñártela. Creí que tal vez te apetecería... — Suspiró e hizo un gesto negativo.

—No te das por vencido, ¿verdad? ¿Qué pretendes? Taeyeon me ha dicho que no dejas de hacerle preguntas, aunque al parecer a ella no le importa. Todo lo contrario. Se emociona. Pero yo no lo tengo tan claro... ¿Adónde quieres llegar? Ya te lo he dicho, no quiero pecar de reservado, pero no estoy seguro de que tanta pregunta te lleve a nada bueno. ¿Qué quieres? ¿Qué esperas encontrar?

Mi Hermano y Su Hermano --- JHS+MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora