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A veces me sorprende echarte de menos. No llegué a conocerte. Pero te echo de menos. Como si te hubiese conocido. Como si te hubiese olvidado en algún momento y volviese a pensar en ti después de mucho tiempo. 

En ocasiones soñaba contigo. Venías a visitarme, siempre de noche. Y me contabas cosas sin hablar realmente. No sé cómo sonaba tu voz. En mis sueños manteníamos conversaciones mudas. Y siempre llevabas la cazadora de ante marrón, desde que la encontré en el trastero.

* * *

Por la noche nos sentamos en la sala los tres, mis padres y yo, a conversar.

—Tienes que perdonar que te gritase —dijo mi madre—, pero sufrí un shock cuando te vi con la cazadora. Eres tan... ahora te pareces a él, a como era él a los quince años.

— ¿Me confundiste con él? —pregunté.

—No. —Mi madre sonrió—. No sois idénticos. Y tampoco creo en los fantasmas. Pero en cierto modo fue como si Hoseok entrase por la puerta. No era su cara, pero os parecéis mucho. Salta a la vista que eres su hermano. Y caminas como él. A veces tus movimientos son iguales a los suyos. Y con la cazadora puesta... esa cazadora...

Mi padre no habló. Estaba sentado junto a mi madre en el sofá, mirando por la ventana con gesto ausente mientras tamborileaba con los dedos sobre el muslo. 

—Naturalmente, puedes quedarte con la cazadora si quieres —añadió mi madre—En realidad, necesitas una nueva. Pero será mejor que la llevemos a la tintorería.

—Tiene un roto en una manga —comenté—. Convendría arreglarlo.

Mi madre se quedó callada unos instantes. Me di cuenta de que estaba pensando en algo. Alzó la cabeza y buscó la cara de mi padre, que seguía mirando por la ventana. Entonces, se decidió.

— ¿Me traes la cazadora? —dijo. Cuando volví, mi padre apartó la vista de la ventana y se quedó mirando la cazadora en el regazo de mi madre.—Sí, creo que podemos arreglarla —anunció mi madre, acariciando la manga. Quise decir algo, pero no me atreví. Temía entristecerla de nuevo.

—¿Ese roto...? —comenté.

— ¿Sí?

— ¿Se lo hizo... cuando lo arrolló el tren?

Mi madre negó con la cabeza.

—No creo que llevase la cazadora puesta cuando ocurrió. Dijeron que la habían encontrado tirada junto a la vía.

— ¿Y el roto?

—Fue anterior. Me parece que se había caído de la bicicleta.

—Sí, fue eso —dijo mi padre en voz baja. —Pruébatela. Dudé.

—Pruébatela, Jungkook —repitió mi madre. Me la puse muy despacio. —Sí, es muy bonita —afirmó mi madre—. Taehyung se la regaló cuando cumplió trece años. ¿O fue cuando cumplió catorce?

Mi madre se fijó en mis ojos húmedos.

—Ven —dijo—. Ven aquí, Jungkook. Siéntate con nosotros.

Me senté entre mis padres y ya no pude reprimir las lágrimas.

—Eh, ¿qué es eso? —Preguntó mi madre—. No llores. No has tenido la culpa de que me disgustase.

—Sí, ya lo sé. —Sollocé—. Pero... Ojalá pudiese verlo. Habláis de él y me contáis cosas, pero hay muchos detalles que nunca sabré. Me habría gustado ser su hermano pequeño de verdad. Me enseñaría la madriguera del zorro y... otras cosas. Podría... podríamos haber hecho un montón de cosas juntos.

Mi Hermano y Su Hermano --- JHS+MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora