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— ¿Adónde vas, Hoseok? —gritó uno de sus compañeros.

—A la tienda de golosinas. Cogeré el autobús para ir de compras a la ciudad. Hasta mañana. 

Atravesó el patio del colegio y siguió el camino que llevaba a la carretera y a la tienda de golosinas. Iba a abrir la puerta cuando alguien lo hizo desde dentro.

—Hola.

Hoseok alzó la vista.

—Hola —respondió en un susurro, poniéndose colorado.

—Te he visto antes en clase —dijo el otro chico—. ¿Cómo te llamas?

—Hoseok.

—Yo soy Min Yoongi.

— ¿Min Yoongi? — El otro chico se rio.

—Sí, Min Yoongi. Pero aquí casi todos me llaman Yoongi. Es un nombre checo. Mejor dicho, es Yoongi en checo. Soy checo.

— ¿Llevas aquí mucho tiempo? —preguntó Hoseok.

—Nueve años.

Se quedaron callados, y Hoseok bajó la vista.

— ¿No ibas a comprar algo?

— ¿Qué? Sí, claro. Espera un momento —dijo Hoseok, y entró en la tienda. Cuando salió, se sentía más tranquilo. Y Yoongi lo estaba esperando.

— ¿Vas a tu casa? —preguntó Hoseok, ofreciéndole un tofe a Yoongi.

—No sé. Supongo. ¿Adónde vas tú?

—A la ciudad. Por nada en concreto. Solo a dar una vuelta.

— ¿Puedo acompañarte? Podemos tomar un café en la cafetería del puerto —sugirió Yoongi al bajar del autobús—. Si te apetece.

—Claro.

Hoseok estaba desconcertado. No acababa de entender cómo había establecido contacto con el otro chico. Caminaban juntos; Hoseok intentaba seguir el paso de Yoongi. De vez en cuando lo miraba. Le pareció que el otro chico tenía unos ojos preciosos.

Yoongi se dio cuenta de que Hoseok lo miraba, se volvió hacia él y le sonrió.

Se sentaron en una de las mesas de los ventanales, desde las que se veía el puerto. Yoongi señaló una grúa enorme.

—Mi padre trabaja ahí —dijo—. En la grúa verde.

— ¿Has estado alguna vez arriba?

—No, es muy alto. No me atrevería —respondió Yoongi, riéndose—. ¿Tú te atreverías a subir?

—Sí, yo creo que sí. Seguro que es divertido. — Se quedaron callados.

— ¿Cómo me has dibujado? —preguntó Yoongi al poco rato. Hoseok sonrió con cierta vergüenza y miró por el ventanal.

—No lo sé. Al señor Håkansson le pareció demasiado bonito. — Yoongi se rio.

— ¿Demasiado bonito? ¿A qué se refería?

—No dijo eso exactamente, sino algo parecido. No sé muy bien a qué se refería.

— ¿Y a ti te parece un dibujo demasiado bonito?

Hoseok dudó antes de responder.

—No. Es como tú, igual a ti.

Yoongi se rio de nuevo y estiró la mano para tocar a Hoseok, que se ruborizó ante el contacto, temiendo que alguien los viese.

Mi Hermano y Su Hermano --- JHS+MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora