Capítulo 06

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Mina.

Estábamos a tan solo unas horas para que la reunión se llevara a cabo. Mi padre, tanto como Sana, Momo y yo, nos encontrábamos emocionados de eso. Las chicas incluso habían ensayado su presentación para los ejecutivos de dicha compañía, era su primera reunión de importancia y querían hacerlo bien.

— Chicas. —llamé la atención de ambas. Habíamos quedado en ir a desayunar ese día. "Ha sido un placer para nosotras reunirnos hoy con..."— por Dios, chicas. —las interrumpí.

— ¿Qué sucede? Era mi última línea. —dijo Sana con molestia.

— No es necesario que hagan eso, solo sean ustedes mismas. —pero entonces ellas chocaron sus hombros cuando iban a tomar nuestra mesa y comenzaron a reír— bueno, tal vez no tanto...

— Mina, descuida. Somos profesionales. —Momo enlazó sus dedos y miró a Sana— ¿Cierto?

— Por supuesto. —imitó su posición— además, el señor Kim nos ha ayudado bastante.

— Lo se, pero aún así deberían...

Miré a las chicas nuevamente, pero esta vez ellas se encontraban en medio de sus payasadas y aclaré mi garganta cuando Sana comenzó a reír por una mueca que hacía Momo. 

Niñas, definitivamente eran unas niñas.

— Oigan, compórtense.

— Ay, Mina... Actúas como una señora. —Momo hizo una mueca al cruzarse de brazos.

— Solo les pido que se comporten. —me escogí de hombros.

— Sí, hablando de eso, dijiste que Chae salió anoche... ¿Cómo estuvo eso? —preguntó Momo con la boca ligeramente llena.

— Supongo que de maravilla, volvió a las dos de la madrugada con una chica a la cual ni siquiera le vi el rostro porque estuve preocupada y ella tal vez ni recuerde qué pasó. —la molestia en mi voz fue notoria.

— ¿Cómo que no recuerda? —esta vez fue Sana— ¿Tanto bebió?

— Eso parece, yo... Saben que odio el alcohol y me preocupo por ella, ademas, sé que no es muy cercana a sus compañeras.

— ¿Por qué hablas de esa forma?

— No lo sé...

— Te preocupas demasiado. —terminó restándole importancia— Mina, Chaeyoung no es del tipo que va cada noche a beber, ella sabe pensar muy bien y que haya pasado solo una vez, no quiere decir que pase nuevamente.

— No puedo prohibirle tal cosa, pero no puedo evitarlo.

— Solo bebió de más y desafortunadamente se le hizo tarde, fue un error. —Momo sonrió con cariño.

— Además, si todo sale bien en la reunión, saldremos a festejar. —Sana dio golpecitos en la mesa con sus uñas— iremos las seis, así que podremos cuidar de nuestras chicas, no habrá de qué preocuparse, ¿Cierto, Momo?

— Es verdad. Iremos, ¿No es así? —me miró y yo hice una mueca— por favor.

— Ya... ¡Bien! —sonreí cuando ambas me hicieron ojitos— pero no seré niñera de ninguna de ustedes.



Miré el exterior desde la ventana frente a mí y suspiré de mala gana, perdiendo la noción del tiempo en las pequeñas gotas que se desplazaban por el cristal hasta caer. Estaba frío, mi cuerpo se heló cuando coloqué completamente la palma de mi mano en ella y fui directo a sentarme cuando escuché unos golpes en la puerta.

Las chicas se habían marchado hace horas.

Pronto sería la hora de almuerzo, pero justo entonces decidí pasarme esa pequeña etapa de mi día ya que no quería salir ante la llovizna que aún rodeaba la cuidad y tampoco quería ir a comer sola. Tonto, lo sé.

Solar entró a mi oficina con una carpeta en su mano y la dejó sobre mi escritorio.

— El señor Myoui me acaba entregar esto. —comentó muy tranquila.

Dejé mi bolígrafo a un lado y la miré, pero solo asentí con mi cabeza.

— Aún así, ¿De qué se trata? —tomé la carpeta.

— El señor Myoui le encargó a usted y a la señorita Moonbyul el mismo trabajo, quiere que lo discutan antes de la reunión que se llevara acabo aquí.

— Entiendo. —la dejé a un lado— lo revisaré en un momento.

— Debemos hacerlo juntas. —escuché desde la puerta.

Moonbyul me miró desde su posición. Aquella rubia tomó mi puesto cuando ocurrió el accidente. Mi padre decidió dejarla a cargo de todo lo que me correspondía durante todo ese tiempo, pero él no se atrevió a decirme nada hasta que volví y la encontré en mi oficina, sentada en mi silla, tocando mi escritorio.

Debo decir que cuando me enteré no lo tomé de la mejor manera. Su padre siempre me agradó, pero ella jamás me transmitió algún tipo de confianza, después de todo, cuando le informaron que todo volvería a hacer como antes, ella a pesar de aceptarlo y actuar como si no le importara, pude notar que no le agradó que le quitaran aquel tipo de poder.

— Puedo hacerlo sola. —comenté sin mirarla.

— No es decisión tuya, es mucho para ti. —cruzó mi oficina hasta quedar frente a mi escritorio.

— ¿Mucho para mí? Este trabajo jamás lo ha sido. —mi voz subió de tono ante lo último.

— Mina, relájate. ¿Ves cómo te alteras? —movió su cabeza de un lado a otro y me levanté, colocándome frente a ella.

— Que te quede claro, no me iré nuevamente. —dije mediante un susurro y noté que apretó su mandíbula— disfrutaste de tu estadía en mi oficina, pero ya quedó atrás, vuelve a tu trabajo y deja que yo me encargue de esto.

— Te espero en la sala de reuniones. —dijo sin más y me mostró una sonrisa ladina antes de irse.

Le pedí a Solar que se retirara y volví a mi lugar. Moonbyul siempre logró sacarme de mis casillas, desde que pasó todo, al parecer ella sintió que tenía más derecho que yo, incluso sobre mí y no estaba dispuesta a darle el gusto.

Pero cuando se trataba de mi padre no podía negarme ante nada, así que desgraciadamente tendríamos que discutir sobre la reunión de esta tarde.

Y aquello afortunadamente pasó tan rápido como lo esperé, la pequeña reunión sobre nuestro próximo proyecto terminó siendo un éxito y justo cuando salí de la sala de reuniones, me encontré con una chica en mi oficina. Ella volteó al escuchar el ruido de la puerta y ambas sonreímos.

— ¿Qué haces aquí? —pregunté al acercarme.

— Te traje algo de comer. —levantó la bolsa que tenía en su mano y entonces noté que su cabello se encontraba ligeramente húmedo— hice algo de tiempo, así que...

— No tenías por qué, cariño.

— Mina, las chicas no están y se que no irías a comer sola con un clima así, te conozco. —Chaeyoung suspiró con fuerza y volvió a besar mis labios antes de acercarse a la puerta

— Espera, ¿Te vas? —pregunté un poco decepcionada.

— ¿Quieres comer en tu oficina? —sonrió con algo de burla.

— Sí, incluso el postre, aunque no me importaría comenzar por ahí. —comenté con una sonrisa que hizo que sus mejillas se tornaran ligeramente rojas.






Todo tranquilo en esta historia, ¿No creen?


digo, por ahora.

Umbrella 2; MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora