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007

Hola Manuel, ¡tanto tiempo! ¿Cómo estás? Yo bien, remándola, tratando de salir adelante con mi carrera de abogado.
El otro día estaba pensando en vos, que lindos los tiempos donde éramos altos amigos, ¿no?.
Supongo que te escribo esta carta para tratar de retomar la comunicación. Bueno, no. No sé que hago, solo me dejo llevar para ver en dónde termina esto.
¿Te acordás cuándo nos vimos por primera vez? En realidad no fue lo ideal. Estábamos en jardín, recuerdo que vos me considerabas un aweonao y yo te consideraba un enojón; igual teníamos un poco de razón, eh.
Aunque me parece medio raro, usualmente los nenes en jardín se llevan todos bien, pero bueh.
Nos empezamos a llevar bien en primero de primaria, creo.
Un día te habías quedado sin nada para comer y yo fui y te convidé de mis pancitos con dulce de leche. Estuvimos tremendo rato hablando de boludeces. Y sinceramente, no me arrepiento.
Me acuerdo que, en ese mismo año, faltaste por como cuatro días, que para mí, se sintió como un mes y medio. Yo estaba re preocupado. ¡Al final era que andabas bajoneado porque se te rompió tu peluche de conejito!
Encima cuando íbamos a tu casa tu vieja te re jodía diciéndote "Cuidado no te vayai a poner triste por tu peluche de conejito eh, que después el Martín se nos preocupa".
Tu vieja siempre fue así de simpática y bromista.
Pasábamos tanto tiempo juntos...  ¿Cuándo fue que todo empezó a decaer? Ah, sí, en la secundaria. Todo había sido por mi culpa. Me sigo sintiendo mal por eso.
Todos nos jodían con que éramos novios y unos putos, a vos parecía que no te afectaba, pero yo me re enojaba, ni siquiera se porqué, como si ser gay fuera malo, viste, pero supongo que eran otros tiempos, nadie nos hablaba de estos temas y menos en un colegio tan religioso como al que íbamos.
Se podría decir que ya habíamos ganado "mala fama".
Creo que el día fue cuando salimos del colegio, un grupito nos empezaron a gritar cosas tipo "¡Martín tiene el culo abierto por culpa de Manuel!", o pelotudeces así. También se escuchaban algunos susurros discriminadores por parte de algunos adultos de la zona.
Yo había salido re enojado, no soporté las miradas sobre mí que me juzgaron y me insultaron por tantos años, y más a una persona como yo que siempre toma en cuenta lo que dicen los otros. Ya me había cansado de recibir amenazas y que me excluyan por ser algo que no era —Bueno, sí lo era, solo que no lo sabía—.
Ugh, odio tener que escribir esta situación, trataré de hacerlo... rápido, supongo.
Retomando, me había ido al lago ese, no sé si te acordás, era como un lugar secreto de nosotros dos. A veces voy ahí —No me gusta admitirlo, pero siento que si voy allá, algún día te podría encontrar—.
Me quedé parado en la orilla, vos te acercaste y me tomaste del hombro, no entendías por qué me afectaba tanto, en ese momento yo tampoco, después de haber mandado todo a la mierda fui consciente del por qué. Me molestaba que fuera verdad. No quería admitir que me gustabas, que te adoraba, que te amaba.
Te dije que a lo mejor debíamos terminar con esta amistad, lo dije con tanta frialdad... como si no me importara haber tirado tantos momentos, tantos años de amistad, de recuerdos, de risas, de lágrimas, de enojos, de peleas y reconciliaciones.
Vos me miraste desconcertado y me contestaste:

—Martín, ¿Tú eri weón? Porque no puedo creer que me estei' diciendo una wea tan estúpida po.

Sinceramente, no recuerdo mucho lo que dije, traté de desaparecer todos esos recuerdos. Sólo sé que la pelea era algo tipo:

—¡Rajá de aca, Manuel! No te quiero ver más, estoy cansado de que me traten de puto, ¡Estoy cansado de vos y de todos! Así que andate bien a la concha de tu madre, vos y todos los pelotuditos del colegio.

—Hernández —Dijo poniendo sus dedos en su entrecejo tratando de calmarse —Entiendo que estei cansado, a miw también me cansa, pero que seai mi mejor amigo no te da derecho a hablarme de esa man-

—No, no. Disculpa, ¿mejores amigos? Ya no somos mejores amigos, me chupa un huevo si pasamos once años juntos. Por tu culpa perdí banda de amigos y hasta me amenazaron. La concha bien de tu puta madre, Gonzales. Ojala no verte más en mi puta vida, vos si que sos un maricón de mierda.

—¿Ah, sí? ¿Sabí qué, weón? Vete bien a la mierda, ya me importa un pico lo que te pase, ojalá te maten, violen, roben, no sé weón, lo peor que te pueda pasar, aweonao de mierda. Vo no sabí valorar todo lo que hice por vo estos años, no es mi culpa que tus "amigos" sean unos aweonaos homofóbicos de mierda, ¡así que arrodillate y chupame bien la tula po sapo culiao, porque yo tampoco quiero volverte a ver en la puta vida! —Gritaste mientras sus ojos se volvían llorosos, llenos de una furia y decepción indescriptibles. En ese momento, reaccioné a todo lo que había dicho.

—No, banca, Manu. No te quería decir eso y-yo... —Dije tomándose del brazo, a lo que vos te safaste bruscamente.

—Vete a la chucha.

Después de eso, nunca volvimos a hablar.
Y fui un boludo por haberme quedado parado sin hacer nada, por no esforzarme en conseguir tu perdón. Me sentí tan arrepentido y a la vez avergonzado... y tenía que estarlo.
Te juro que traté de pedirte perdón, pero había algo en mí que no me lo permitía. Quería acercarme a abrazarte y joderte como antes, pero no me salía decir una palabras tan simples, y acá a día de hoy sigo sin saber por qué; ¿Estupidez adolescente a lo mejor?
Después de eso, con suerte intercambiábamos miradas.
La última vez que te vi fue cuando nos graduamos. Vos me miraste rencoroso, yo te miré arrepentido. Me estaba por acercar, quería arreglar las cosas, no quería estar con este sentimiento, no era necesario que seamos amigos, tan solo quería hacer que ya no me odiaras, no, ni siquiera eso, solo quería que supieras que estaba arrepentido y que no pensaba así posta. Sin embargo, empecé a ver como te volteabas y caminabas, paso a paso, alejándote de mí. En la garganta se me hizo un nudo que destruía la felicidad de haberme graduado, porque sabía que el único lugar donde sería más feliz que nunca, era a tu lado.
Es increíble como podemos perder a la persona que más queremos en cuestión de segundos.
Seguro vos ya me olvidaste, seguro que soy una simple historia mala de tu secundaria, algo que ya no te afecta, que lo superaste. En realidad, si lo hiciste, te felicito, siempre tuviste esa virtud de levantarte sin importar lo que haya pasado.
Seguramente tengas hasta esposa —O esposo—, hijos, no lo sé.
Pero perdón.
Perdón porque se que te lastimé mucho.
Perdón por ser tan boludo.
Perdón por haber mandado a la basura tantos buenos momentos.
Perdón por nunca haberte pedido perdón antes.
Perdón por no tratar de parar las burlas.
Perdón.
Perdón por todo.

Tantas vueltas para decirte solo una cosa, pero bueno, ya sabés como soy...

Creo que me tomo muy en serio este tema y debería olvidarte, pero posta que me cuesta demasiado, y se me hace imposible no llorar ante la idea de posiblemente nunca te encuentre, ya sea porque vos no quieras verme o porque a lo mejor vivís en Finlandia, que sé yo. Al fin y al cabo, no es mi culpa que no corazón te haya elegido como el amor de mi vida.

Ojalá puedas aceptar mis disculpas, y quién sabe, a lo mejor también puedas aceptar comer pancitos con dulce de leche como el primer día de nuestra amistad.

Con cariño, Martín Hernandez."

Sebastián terminó de leer la carta arrugada, la cual anteriormente se encontraba abollada al lado de un tacho de basura lleno de papeles igual de arrugados.

Los sentimientos de su primo le habían llegado tanto que no tenía palabras adecuadas para describir sus sentimientos en ese momento.

—Esta carta tiene que llegarle a Manuel.

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Martín no lo superaba +, vieron, terrible.oremos

Lo subí un poquito tarde pero bueeenooo, tampoco tanto so...(?)

cjau ahr