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003

Martín, Manuel, Pedro, Sebas, Luciano y Miguel estaban jugando a verdad o reto. Martín tenía que elegir a su presa para preguntarle algo o decirle algún desafío.

Por desgracia para el chileno, fue el elegido.

—¿Verdad o reto, Manu? —Sonrió pícaro.

—Reto. —Contestó confiado, al fin y al cabo, ¿Qué tan malo podría ser?

—Te reto a que... cualquier pregunta que te haga, respondas con la completa y absoluta verdad.

"Mierda." pensó el chileno recordando que Martín era capaz de muchas cosas, y no precisamente buenas.

Tenía que rezar para que las preguntas que le haría el rubio fueran considerablemente "leves". Podria tener la mala suerte de que termine siendo molestado por el resto del año por alguna de sus respuestas.

—Está bien... —Suspiró para luego mirarlo arrepentido de su anterior decisión.

—¡Manu! ¿Es verdad que hoy te masturbaste?

El argentino apareció detrás de él de repente con esa pregunta imprevista, haciendo que Manuel se estremezca y de un saltito en su lugar a punto de escupir su jugo por el susto.

—¿Qué? —Volteó a verlo —¡¿Y a ti por qué chucha te interesaría eso po'?!

—Recordá que me tenés que responder con la verdad —Canturreó sonriente.

—Ya po, no vaí a conseguir un sí de mi parte, no me hice la manuela, pervertido culiao.

El chico se alejó un poco decepcionado, tendría que pensar más preguntas para molestarlo.

Se las anotó todas en una hojita, y de vez en cuando iba con Manuel a preguntarle.

"—Manu, ¿Tuviste fantasías sexuales con alguien del salón?"

"—¿La tenés chiquita?"

"—¿Te metes bombillas de mate por el culo? Ahre turbio, perdón, esa no iba"

"—¿Te parece sexy el brazuca?"

"—¿O no que soy re groso? No pará, no respondas que ya sé la respuesta"

—Por favor... Que este día termine... — Suspiró cansado de tener que aguantar al argentino.

Martín ya le había preguntado bastantes cosas, sí no se equivocaba, hasta completó una hoja de preguntas. En algunas había tenido la suerte de que no fueran para tanto o su respuesta no lo hiciera pasar vergüenza, sin embargo, en otras... Prefería que el rubio olvidará esas respuestas.

Estaban saliendo de la escuela, esto no significaba que no le podría hacer más preguntas.

No había un lindo clima. Nubes grises y rebeldes correteaban por el oscuro cielo; indicando que en cualquier momento llovería.

Martín lo estaba acompañando, supuso que sería para hacerle más preguntas, pero para su sorpresa, el rubio caminaba silenciosamente mientras miraba el cielo.

Hasta que decidió hablar; ¿Sería esta otra de sus tontas preguntas?

—Manu. —Llamó la atención el argentino.

—Qué.

—¿Te gusta alguien?

Manuel miró rápidamente a Martín, quien seguía mirando el cielo con una expresión totalmente seria. Desvío su mirada a un costado y se quedó en silencio por unos segundos.