Capitanía General de Chile miraba a Virreinato del Río de la Plata jugar con una sonrisa dulce en su rostro, con autitos verdes y azules yendo de un lado a otro y dos muñecas las cuales hacía "hablar" entre sí.Su rostro trataba de hacer una mueca de desagrado ante la situación, aunque las pequeñas sonrisitas que se le escapaban de vez en cuando tiraban abajo toda su actuación. Sin contar el gran color carmesí que se expandía por todas sus mejillas y hasta un poco por sus orejas.
Se aferraba al árbol del cual se encontraba detrás espiando, tratando de controlar todas las grandes emociones para alguien tan pequeño.
A decir verdad, la sombra de aquellas hojas verdosas, le provocaban gran satisfacción ante una tarde de tanto calor, dejando en duda si alguna que otra sonrisa que dio fue en realidad por el leve sentimiento de frío y calma que le provocaba el lugar donde estaba.
Pero sus dudas y las de cualquier otro se despejaban al ver los rayos del sol entrar por los mechones de pelo dorado de Plata, sonriendo y achinando los ojos de una manera que hacía latir su corazón cada vez más rápido. Esas eran las pruebas suficientes de que el niño era quien se llevaba cada una de sus sonrisas, por más pequeñas o grandes que fueran.
Sintió un leve tacto en su hombro, que a pesar de eso, lo estremeció, haciéndolo saltar en su lugar y girar bruscamente deseando que no se hubiera dado cuenta de lo que estaba haciendo.
España sonrió dulcemente, y Capitanía, sólo fue capaz de mirarlo con la cara igual de roja que uno de sus tomates y con el ceño fruncido, preparado para negar cualquier cosa que indicara que le gustaba Plata.
Lo miró de arriba a abajo, terminando por centrarse en su mano derecha, que poseía unas cinco flores. La confusión se hizo presente en su rostro, esperando a que el mayor dijera algo para dar a entender lo que quería.
—Ten —Le entregó las flores con sumo cuidado, como sí se trataran de una reliquia—, es para Plata.
—Si tanto querí darle florcitas, dásela tú, no soy tu sirviente —Contestó cruzándose de brazos, con un tono celoso en su hablar y con una mirada penetrante que España ignoraba.
—Plata estaría más contento sí se la dieras tú —La expresión de sorpresa y el sonrojo en el menor le causó cierta ternura. Estuvo seguro de que abrió la boca levemente para preguntar si era en serio, pero esas palabras nunca llegaron y simplemente se quedó observando el suelo—. Anda, dásela.
El español le guiñó el ojo y le dio un leve golpecito en el hombro para luego irse canturreando quién sabe qué canción, mientras que Capitania lo miraba alejarse hasta desaparecer de su campo de visión, volviendo su vista a Plata. ¿De verdad le gustaría al rubio que él le de una rosa? No pudo evitar soltar una pequeña sonrisita de niño inocente enamorado al pensar en eso.
Respiró hondo, y de un momento a otro, ya se encontraba dando paso llenos de nerviosismo hacia donde se encontraba Plata. Se sentía cada vez más pesado con cada paso que daba, y sabía que era demasiado tarde para retirarse cuando el niño volteó su cabeza al sentir las pisadas en el pasto volverse cada vez más sonoras.
—¡Capitanía! —Sonrió tiernamente al verlo sentarse a su lado con cuidado— ¿Querés jugar? Tengo varios autitos y dos muñecas, podés elegir entre Malvinas y Soledad.
El ruido de las hojas siendo movidas por el viento arruinaba el perfecto silencio que se podía formar. No estaba cerca de ser incómodo, pero tampoco demasiado lejos.
Capitanía abrió la boca pero sentía como sus cuerdas vocales se mezclaban y lo dejaban sin saber demasiado bien que decir, mientras que Plata lo miraba expectante, esperando alguna respuesta, y deseando que elija a Soledad ya que hoy deseaba jugar con Malvinas.
—Y-Yo... ¡Toma, weón! —Extendió su brazo rápidamente haciendo sobresaltar al argentino, alejándose un poco para atrás, y dejando que el rojo subiera a sus mejillas mientras que el chileno buscaba mirar a cualquier lado que no sea el de su amado.
—¿Flores? —Un brillito que Capitanía no pudo observar apareció en su ojos, iluminados por los rayos del sol, mientras que elevaba las comisuras de sus labios —¡Muchas gracias, Capitanía!
No supo como fue que no desmayó, ya sea de emoción o vergüenza, al sentir los suaves labios de Plata chocarse contra su mejilla. Se quedó con los ojos abiertos como platos, tratando de recalcular la situación mientras que Plata se iba con sus flores en mano, seguramente a colocarlas en agua.
Capitanía acercó su mano a su corazón que se sentía como sí hubiera corrido una maratón, dejando al pequeño tratando de controlar todos esos sentimientos que se abalanzaban hacia él.
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Perdón que no subí este coso feo el martes, me olvidé y encima estuve re ocupada como para corregirlo antes de subirlo vieron 😔💦 pero bueno--, acá está.
yO SÓLO VOY AVISANDO QUE FALTAN POCOS ONE-SHOTS PARA DAR FINALIZADO ESTE LIBRO, AHÍ SE LAS DEJO.
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one-shots argchi // latin hetalia
Fanfiction┊🇦🇷 💕 🇨🇱┊ ➳ Los personajes no me pertenecen. Créditos a Rowein. ➳ Contenido Argentina x Chile (ysí). ➳ Me disculpo por los fallos que pueda tener con el chilensis. ➳ Respeto ante todo, kpos. ➳ Todos los martes. • Empezada: 17/09/19. • Terminada...