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Era una tarde soleada, los pájaros cantaban sus melodías que endulzaban los oídos de quienes las escuchaban.

El leve viento en el ambiente movía las hojas de los árboles con una suavidad tranquilizadora, mientras que los rayos del sol alumbraban a las personas que se encontraban en el lugar disfrutando de lo que parecía ser un día perfecto.

Manuel se dirigió a un parque de por ahí. Llevaba consigo su cámara, la necesitaba para un trabajo de clases de fotografía.

Así es, fotografía, era algo que le gustaba mucho al chileno, el hecho de que una imagen pudiera transmitir tantas cosas le apasionaba.

Esta vez, quería capturar la belleza de el parque en un día tan hermoso como este.

Empezó a recorrer los caminos hechos con piedras del sitio, buscando el lugar perfecto para la imagen perfecta. Estaba tan concentrado en su objetivo que terminó en un lugar que no había visto antes, parecía un lugar secreto, pero aun así era hermoso, perfecto para su foto, supuso que era un lugar escondido ya que no había nadie, hasta que lo vio a él.

Estaba sentado en un banco, poseía un lindo cabello rubio que brillaba bajo los pequeños rayos de sol que lograban entrar en el lugar, sus ojos jade se dirigieron al chileno, quien al ver que estaba siendo observado, sus mejillas tomaron un leve color rojo mientras apretaba su cámara con un poco de fuerza por el nerviosismo. Se sentía atraído por su apariencia fisica, y eso no lo podía negar.

—Fua, pensé que era el único que conocía este lugar. —Decidió iniciar una conversación aquel rubio.

—Uhm, en realidad, recién lo acabo de descubrir, yo... estaba buscando un buen lugar para hacer una foto.

—Ah, ¿Te gusta la fotografía? ¡Que piola!

—Oe, espero no sonar descortés, pero... —Se tomó unos segundos para decir la siguiente oración —, ¿Te podría sacar una foto con el paisaje po'? E-Es solamente para un trabajo de la escuela, y... pienso que quedarías muy bien en la foto con este paisaje.

No pudo evitar aquel tartamudeo que siempre estaba presente cuando hablaba con una persona que no conocía, y más al pedir una cosa así, lo que menos quería era que sus intenciones se malinterpretaran.

El rubio quedó un poco sorprendido ante esa petición, pero al poco tiempo solo logró dar una pequeña risita.

—Dale, pero después me tenés que enviar la foto eh, te doy mi número.

Sacó un papelito del bolsillo de su pantalón con su número, parecía que ya había preparado este escenario desde antes, aunque claro estaba que no era así la cosa.

El chileno solo guardó el papel asintiendo, y se prepararon para la foto.

Había que admitir que posaba bastante bien, en la foto parecía todo muy natural y los dos consideraron que esta era bastante agradable a la vista considerando los colores, entre otras cosas.

Se quedaron hablando por un rato sentados en un banquito que había ahí, hasta que el oji-verde tuvo que retirarse apurado.

—¡Me tengo que ir! ¡Después hablame por el celu, me caíste piola! —Dijo para luego irse corriendo mientras lo despedía con la mano.

El chileno se quedó un rato mas admirando en el paisaje, y antes de irse, le mandó la foto al chico, que por cierto, le dijo que se llamaba Martín, para no olvidarse luego.

Al otro día decidió volver al mismo lugar, tenía ganas de reencontrarse con él, le había caído bien.

Para su mala suerte, no estaba ahí, lo cual le decepcionado un poco.

one-shots argchi // latin hetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora