CAPÍTULO 15

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{En el espacio}

Al fin el viaje espacial estaba llegando a su fin, Bulma había logrado con la ayuda de su amigo Goku recolectar mucho de ese mineral llamado Azul #15, pronto cada uno se reuniría con sus familiares.

― ¡ Que bueno, ya puedo sentir el Ki de la tierra!

Dice Goku muy entusiasmado.

―¡ Un momento Goku ! ¿A caso estás pensando en usar tu teletransportación y dejarme aquí sola?

Le grita Bulma.

― Vaya Bulma, si que eres muy inteligente, lo dedujiste muy rápido.

―No entiendo por qué tanto afán de llegar a la tierra, Goku.

Bulma sabía lo despreocupado que era Goku, por lo tanto le parecía muy extraña la actitud que había tenido durante todo el viaje.

― Bulma lo siento mucho, pero en verdad necesito regresar lo más pronto posible a la tierra. Es que me urge hablar con Piccoro. Además llegaras a la tierra en aproximadamente medio día, no creo que me necesites más ¿Verdad?

― Está bien Goku, vete y muchas gracias.

Dice Bulma dándose por vencida.

―Nos veremos luego Bulma.

Y sin más el Saiyajin coloca sus dedos en la frente, se concentra en el Ki de Piccoro y desaparece instantáneamente.

Pero Bulma sigue con la intriga de saber que era lo que le preocupaba tanto a su mejor amigo.

{ En la Corporación Cápsula}

La nave espacial aterriza con éxito en la Corporación Cápsula, el viaje había terminado y Bulma se sentía muy feliz por regresar a su casa.
Vegeta estaba atento a la llegada de Bulma, y aunque no lo demostrara se sentía muy alegre por su regreso, la había extrañado mucho.

― Hola Vegeta, ¿cómo has estado? ¿ Sí has extrañado a tu bella e inteligente esposa?

Sin decir nada, el príncipe se acerca y carga a Bulma sobre sus hombros, como si fuera un bulto, y se dirije hacia el interior de su casa por el pasillo principal.

―¿Vegeta qué haces? bájame ¿qué no ves que tengo trabajo que hacer?
¿Vegeta que no me oyes? ¡ Vegeta !

― ¡ Ya cállate mujer!

―¡ ¿ Qué me calle?! ¡ a mí nadie me manda a callar ¡ ¡Te ordeno que me sueltes Vegeta!

Bulma se mueve tanto intentando soltarse del agarre de su marido que a él no le queda más remedio que liberarla.

― Vengo de un viaje muy largo, ¿y así es como me recibes, vegeta?

El Saiyajin arricona a Bulma contra la pared, con una mano la toma firme por el cuello, mirandola fija y penetrantemente, pero Bulma nunca se ha dejado intimidar por nada ni por nadie, y la mirada desafiante de esos ojos azules era lo que hipnotizaba al príncipe. El carácter de Bulma le fascina, y la ausencia de su mujer lo estaba volviendo loco.

Ahora los fuertes brazos del guerrero se encuentran a lado y lado de su mujer, apoyándo sus palmas en la pared.

―Fueron siete días Bulma, siete... malditos... días. Tu y el inepto de Kakaroto, los dos solos en el maldito espacio...

Dice Vegeta muy celoso.

― No pasó nada Vegeta, Goku y yo somos como hermanos, eso ya lo sabes muy bien. ¿ Cuándo dejarás de sentir celos de Goku ?

― ¡ Yo no estoy celoso, maldita sea !

Pero Bulma sabía que sí lo estaba, y eso le encantaba, saber que su marido la celaba le parecía sexy y muy atractivo.
Por alguna extraña razón cuando los dos comenzaban una discusión sus hormonas se activaban y las ganas de sexo aparecían, era algo así como un afrodisíaco que se disparaba instantáneamente cuando había un desafío de caracteres.

LA SOSPECHA DE UN SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora