Querido amigo que me ayuda a ser mejor persona:
Comenzé a temblar y no era de frío, era de tristeza. Era por el llanto. Era por ti. Era porque te habías ido.
No tienes idea de como me joden las despedidas, porque he vivido tantas que me ya me hostigan. Es eso, estoy acostumbrada a que la gente que necesito en mi vida se vaya. Pero sé que es por tu bien, así que abrazo el dolor con la esperanza de que llegues lejos.
Nunca te había dicho que me encantan los besos en la frente, y hoy me diste uno. El último beso. Y me ha parecido el más real. Creo que nunca nos habíamos abrazado como hoy, y aunque fue por un tiempo muy largo, no quería soltarte.
Hoy me confirmaste que he sido una conductora de problemas para ti. Ayer, que si me dices completamente la verdad, puede que te llegues a enamorar de mi.
Acabo de notar que nunca probaste el pudín de chocolate que preparamos. Quizá podamos anotarlo en la lista de cosas que nos faltaron por hacer. He puesto por cuarta vez, la canción que estuviste tarareando en mi cocina. Ya te dije que no había usado la taza azul antes.
Sé que hay más cosas que tengo que sacar, pero esperaré a definirlas bien. Te quiero mucho y te voy a extrañar, pollito.
