Capítulo 3 •¿Qué has hecho?•

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Me quedé en la vagoneta donde solía estár la tía Lila. 
Solloce aún con maquillaje puesto. Ya nisiquiera parecía maquillaje,  parecía una especie de arte abstracto. Estába demasiado triste por todo.
Estába triste por mi tía,  porque no me había alcanzado a ver en escena. Estába triste porque seguramente nisiquiera me podrían mandar ya a estudiar la prepa al centro Gotham y tendría que estudiar en casa. Estába triste porque creí que hoy sería un día para celebrar por mi puesta en escena. Creí que hoy estaríamos cenando todos después del show de los Grayson y el cierre final donde todos salíamos a despedir a la gente aplaudiendo. Pero no. 
Tampoco estába Jerome aquí.
"Apurate... Estoy preocupada" pensé como si un murcielaguito le iría a avisar mi preocupación a Jerome,  donde fuera que estuviese.

No pude. Solté un berrido.
Un berrido que segundos después alguien tocando a la puerta interrumpió.
Otra vez tragaría mis sentimientos para volver a la realidad.
Me sequé las lagrimas con la manga de mi vestuario y esnife el montón de mocos de niña llorona,  tratando de calmarme.
Abrí la puerta y estába ahí el señor Cicero.
Tragué saliva. Y lo hice pasar. 

-Hola Sr.Cicero,  pase,  adelante. -dije ayudándole a subir,  ya que era ciego. ¿porque su inusual visita?¿cómo supo que estaba aqui?  Nisiquiera nos hablabamos tanto. El que hablaba más con el era Jerome. Casi siempre estaban juntos. Y desde hace días ambos pasaban demasiado tiempo llendose los dos al mismo tiempo a no se donde.

-Nina,  necesito decirte... -suspiró y tomó su bastón con ambas manos sentándose en la silla de el mini-comedor. Miraba hacia arriba y relamia sus labios de vez en cuando como tratando de explicarse.- Hay algo que Jerome y yo no te hemos dicho...- me dijo en un tono muy triste. Me extrañé y negué con la cabeza.

-¿como que?.-pregunté sentándome en la cama,  que estaba justo enfrente de la silla donde el Sr.Cicero estaba sentado. Lo miré atenta. Cada vez más interesada. Al principio supuse que hablaría de la muerte de la tia Lila, probablemente me diría que no le contara a Jerome  para que no se pusiera triste.

-Necesitas saber la verdad... -dijo el Sr.Cicero nuevamente tratando de evadir algo importante,  porque era la segunda vez que me hacía una advertencia.
Pero fué interrumpido por alguien afuera.
El señor Cicero se iba a parar a abrir la puerta,  pero actúe rápido y lo hice desistir.

Abrí la puerta y ahí estába Jerome,  con un par de libros, un paquete de galletas de chocolate, de esas que sólo compartes con tu persona favorita y un litro de leche fresco. Todo lo traía en una bolsa de tela que aveces se llevaba al centro.
Vi marcas en sus manos,  como si se hubiera peleado. Traía sangre en sus nudillos. Me sorprendí,  pero antes de poder "regañarlo" lo abracé.
Y casi me pongo a llorar de alegria y tristeza,  de coraje,  de confusión. Mi cariño hacia el sólo crecía con el paso del tiempo. Y más ahora con los acontecimientos recientes.
Demonios. Todo me daba vueltas.
Lo abracé,  sentí su espalda, su cabello, cada tanto me pegaba más a él como si jamás quisiera que se fuera,  o se lastimara.

-Jerome... -le dije cerrando los ojos.-el correspondió mi abrazo. Pero parecía preocupado. Su respiración era algo agitada. Y lo entiendo. Nunca le había abrazado de esa manera. Y creo que se sintió de cierto modo amado.

-¿Nina?.- Preguntó él oliendo mi cuello y cerrando sus ojos.
-Jerome... ¿dónde estábas?.-nisiquiera me importó que hubiera olido mi cuello. -tardaste mucho...¿estás bien?. -le tomé el rostro con ambas manos y él sólo esbozo una semi sonrisa y una expresión de confusión total.
No le diré. ¡No le diré de su madre! No quiero verlo mal.
Me esperaré a que el Sr. Cicero le diga.

-Nina,  estoy bien,  tranquilízate. -me dijo en un tono super relajado. Tomó la bolsa y la puso en la mesita de adentro de la vagoneta. Luego vió al Sr.Cicero sentado ahora en la cama.
Hubo un silencio muy extraño.
Jerome lo vió con odio. Lo vió como si estuviera molesto.
Luego me vió a mi extrañado y muy confundido.
-¿que te dijo?. -me preguntó Jerome con un tono desafiante.
-Yo... La verdad... -Jerome se me acercó más y vió sus propios nudillos escondiéndolos en sus bolsillos del saco que aún traía puesto.
-Salgan de aquí ambos... -dijo tajantemente.
Hubo otro silencio. Me imaginé que estába enfadado porque "de nuevo no estaba su mamá en casa".

•Between Them• [+18] | Jerome Valeska | Jeremiah Valeska Donde viven las historias. Descúbrelo ahora