Capítulo 15. Éres mía Nina

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Hace dos días me había hecho un cambio de color en el cabello para pasar desapercibida.
Ahora que era distinta,  supongo que volver a la vida real una vez que saliera de la casa de Bruce  sería diferente.
Tenía la certeza de que siendo algo más radical,  nadie se fijaría en mí. 
Aún que estába algo más tranquila en cuanto a mi físico, mi mente no paraba de ponerme imágenes sangrientas de todas las situaciones en días anteriores.
Mi espíritu se desmoronaba. La gran dicha que era para mi haber podido sentir al menos algo de cariño éstos ultimos 6 días que llevaba durmiendo en casa de Bruce,  me hacían sentir motivación para seguir en la faz de la Tierra. 
¿algúna vez se han sentido tan desanimados que no salen de la cama,  sólo dormir y dormir? 
Pues así había estado yo.

Bruce venía de vez en cuando a mi habitación para llevarme el desayuno,  la comida o la cena.
Y siempre era lo mismo.
Recuerdo bien que el primer día que me quedé aqui era todo tan distinto,  tan apacible y tranquilo.
Incluso me atreví a contribuir al desayuno y en todas las actividades. 
Pero al estar tan confundida por todo lo que me había estado ocurriendo los ultimos meses de este año era agotador.  Y lo único que me mantenía fuera de éste mundo era pues,  dormir.

Tocaron la puerta del cuarto. 
Apenas me volteé,  sé que es mala educación estar como invitada en una casa y nisiquiera salir de la recámara. 

-Hola Nina...buenos días...-dijo el azabache con una charola en la mano.- ¿todo bien? 
-Todo perfecto.- mi tono desanimado delataba de por si mi ánimo de perro. 
-No tienes que forzarte. Pero tampoco es bueno dejarte caer. Te lo digo por experiencia.- dijo Bruce finalmente entrando y dejando la charola en la mesita de noche a lado de la cama. 
-¿que puedo hacer?.- me enderece en la cama recargando mi espalda en la cabecera y mirando al pelinegro sentándose en la cama. Muy cerca.
-Sé que es dificil,  pero debes aguantar. Me has contado en estos días tus vivencias fuera de lo normal y es entendible. Te quiero proteger. No me dejas. Te quiero saludable. Me rechazas.-espetó el azabache.

Mis lágrimas brotaron. 

-Ya no se que hacer...-cabizbaja comencé a esnifar.
-hey...Bruce llevó su mano a mi mentón y lo levantó con suavidad. -necesitas motivos para seguir ¿no?.- asentí. El chico millonario se quedó pensando un momento y suspiró en una amplia sonrisa.
-¿que te parece si la semana que viene vamos a la fiesta de beneficiencia?  La organiza mi empresa cada año. No me gustan esas fiestas,  me parecen extra costosas y algo aburridas a cierto punto. Pero creo que te gustará. 

Mi mente se quedó en blanco.
Ésa fiesta sería el acto final de todo ésto... Todo lo que Galavan estaba tramando.
Negué rápidamente,  mirándolo aterrorizada. El azabache frunció el seño y me miró intrigado.  Esperando respuesta.

-Bruce... La verdad... Yo...-no iba a confesarme. Tampoco quería arruinar las cosas que Jerome tenía en mente porque... Yo amaba a Jerome. Me volvía loca. Quería ocultar todo lo malo que el llegase a hacer. 

-Nina,  esas fiestas son sólo de estar ahí un par de horas y nos vamos.- tragué saliva,  Bruce estaba convencido de ir.
-Tal vez tenga ganas de ir... Yo... Necesito pensarlo. -le sonreí fingido. El lo notó. Suspiró algo desanimado,  pero al parecer entendía como me sentía, lo único que hizo fué regresarme una mirada tranquila y una semi sonrisa. Era tan lindo él. 
-de acuerdo,  yo entiendo. -se puso de pié y camino a la puerta.
-sé que tardarás en darte cuenta lo mucho de afortunada que eres al estár viva. Y con grandes oportunidades para seguir. Ya verás. Te lo prometo. -sonrió.- ahí hay toallas,  ya sabes,  puedes darte un baño y luego ir conmigo al estudio,  quiero enseñarte algo muy bonito que tengo desde que tengo memoria. Es un artefacto. Es bello... Te espero, ¿de acuerdo?... -me dijo Bruce con entusiasmo,  tratando de hacerme feliz. Lo lograba. 
-claro,  gracias,  por... Bruce... Yo... No se como agradecerte tanto.
-no tienes porque. Es un placer. -sonrió amplio y salió de la habitación. Dejándome algo más tranquila y motivada. Vaya,  el chico era de verdad una joya.

•Between Them• [+18] | Jerome Valeska | Jeremiah Valeska Donde viven las historias. Descúbrelo ahora