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22 de mayo del 2015
Dos días después.

Lo primero que sintió fue picazón en su barbilla. Intento apartar la sensación pasando su mano por su rostro sin querer abrir los ojos, pero esta no se iba.

Tuvo que llegar a abrirlos aun así aquello fuera lo que estuvo evitando todo este tiempo para encontrarse con una mata de cabello rojo a unos milímetros de su rostro. El cuerpo delante suyo se removió entre sus brazos. Aflojo su agarre, dándole la oportunidad al otro chico de darse la vuelta.

Ahora, el rostro de Michael estaba a unos centímetros del suyo. Tenia los ojos cerros y su respiración era lenta. Ambos estaban desnudos. Sus piernas estaban enredadas y sus pechos tocándose, mientras la nariz del omega se refregaba en su clavícula.

Dos días antes, después de logro salir lo más rápido posible de aquel restaurante y pedir un taxi a su amiga, había pasado casi todo el día atendiendo a Michael en su celo. El suyo llego un día después, algo fuerte, gracias a las pastillas para retrasarlo que había estado tomando. Por suerte, Michael no llego a darse cuenta, ahorrándole una penosa explicación sobre como no quería pasar sus celos con otros omegas que no fueran él.

Ninguno de los dos había tenido tiempo de hablar sobre lo ocurrido la ultima vez que se vieron y la pelea que tuvieron, por haber estado demasiado ocupados atendiendo sus celos, pero sabia que tarde o temprano tendrían que hacerlo. Tal vez tendría que explicar sus estúpidos celos, que estaban saliéndose de control, o como odiaba no poder confesar sus sentimientos por tener miedo a perderlo. Sí, ambas eran malas opciones.

El sonido de una llamada entrante lo hizo gruñir. Estaba seguro de que había puesto su teléfono en silencio. Michael volvió a removerse entre sus brazos, frunciendo el ceño ligeramente y murmurando palabras que no eran claras. Finalmente, el omega abrió los ojos en luego de que la música del teléfono volviera a sonar por segunda vez y comenzó a buscar el aparato entre las sabanas.

—Calum, te dije que te llamaría —contesto el teñido con la voz algo ronca, refregando su rostro en su pecho causándole pequeñas cosquillas —. Sí, todo salió bien. No, aun no se lo dije. No sé si lo haré. Mira, tengo que colgar. Ajá, adiós.

—¿Todo esta bien? —pregunto una vez la llamada termino. Michael levanto la mirada. Sus ojos estaban ligeramente rojos, posiblemente por la falta de sueño de los últimos días, y sus labios hinchados, con pequeñas cicatrices. Se veía perfecto.

—Oh, sí. Solo era Calum, preguntando como estaba —respondió Michael para después soltar un pequeño bostezo —. ¿Tu estas bien? ¿Tu celo- ya... ya estas mejor?

—Sí, siempre suele durar un día. ¿Tú estas bien? —Michael asintió, comenzando a desenredarse de su agarre para poder estirar sus brazos —. ¿Quieres comer algo? Puedo pedir pizza o cocinar... s-solo si quieres.

—No tienes que presumirme tus habilidades culinarias cada vez que vengo —se burló el menor, haciéndolo reír. La sonrisa de Michael desapareció luego, llamándole la atención —. N-Necesito-..., uh, necesitamos hablar.

Luke sabia lo que venía. Posiblemente esta seria la última vez que pasarían sus celos juntos, después de aquella pelea que tuvieron fuera de la tienda de café hacia un mes. Sabia que no había nada que pudiera hacer si es que Michael llegaba a tomar aquella decisión. Solo tendría que alejar, y esperar el tiempo suficiente hasta que su corazón volviera a sanar.

Michael estaba al borde de la cama con las piernas cruzadas, en una posición de indio. Había agarrado una de sus camisetas como de costumbre, quedándole demasiado grande, dejando a la vista todas las marcas en su cuello y clavículas de los últimos días. Tal vez esta seria la ultima vez que lo viera así.

It Is Complicated✧mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora