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Adrien

Después de una semana de salidas con mi chica y con mi bebé, finalmente el día de la tan esperada cena organizada por mi hermana había llegado. Diversos sucesos habían orillado a que ésta se retrasara, sobre todo el que Gabriel quedó libre prácticamente hasta esa semana, sin embargo, a pesar de todo, aquel evento importante seguía en pie.

— ¿Prometes que vas a ser un buen niño y te portaras bien? — Pregunté a Claude mientras terminaba de atarle los cordones de su calzado. Él asintió, abrazando a su oso de peluche contra su pequeño cuerpo.

— Si pap... Adrien.

— Puedes llamarme papá — Murmuré en medio de una sonrisa — O bueno, como tu lo prefieras.

Claude sonrió amplia mente y sin darme oportunidad de reaccionar, se lanzó a mis brazos con tanta fuerza que terminé tendido sobre la alfombra con él encima. Ambos estallamos en una fuerte risa mientras que Plagg nos observaba desde la cama, sin comprender muy bien lo que ocurría con nosotros.

La cena que mi hermana había organizado para esa noche estaba a una hora de comenzar. Así que después de haber pasado  un par de fabulosos días con mi prometida, había regresado al departamento que Cat y Luka compartían, para asegurarme de tener a mi pequeño listo para la reunión.

—Muy bien — Saqué mi móvil del bolsillo trasero de mi pantalón, activando la cámara frontal para sacarnos así una fotografía— Sonríe, se la prometí a mamá.

Claude obedeció al instante, apoyando su mejilla contra la mía para momentos después darme un sonoro beso. Yo hice lo mismo, enviando finalmente aquella prueba a su preocupada y un poco dramática madre.

— Oye papi —Susurró mi hijo mientras me abrazaba— ¿Mari va a venir?

— ¿Marinette? —Él asintió — Por supuesto y tú seguirás siendo un buen niño con ella ¿Verdad?

— Si, Mari es linda — Se apartó de encima mío, recogiendo a abracitos del suelo— Me gusta cuando me da besitos.

Y no te culpo...

Suspiré al momento que me incorporaba hasta quedar sentado en mi lugar. Ahora que Marinette sería mi esposa, Claude trataría aún más con ella y aunque ambos parecían quererse mucho, había algunas cosas que tenía que dejar claras para mi bebé.

—Hijo, tu sabes bien que tu mami y yo te queremos mucho ¿Verdad?

Él asintió, permaneciendo de pie frente a mi mientras se recargaba contra el borde de la cama.

—Bueno... Como sabes, Marinette y yo tenemos una relación —Me relamí los labios, intentando borrar la sonrisa de bobo enamorado que amenazaba con aparecer en cualquier momento —Yo le he pedido a Mari que sea mi esposa, así que ella prácticamente será como una segunda mami para ti.

Claude parpadeó un par de veces, aferrándose a su osito mientras permanecía en silencio. Algo en su expresión me decía que las cosas no serían tan fáciles como esperaba.

—Entonces... ¿No quieres a mami?

Ay joder.

Inspiré profundamente para después exhalar poco a poco el aire por la nariz. Tenía que mantener la calma y más importante aún, tenía que encontrar las palabras adecuadas para explicarle a mi hijo mi situación.

—Claro que quiero a tu mami, pero yo amo a Marinette —Suspiré, pasando una mano por mi cabello —Mira, algún día lo entenderás, aunque por ahora, basta decir que Mari va a cuidarte, mimarte y enseñarte muchas cosas, así como tu mami y abuelita Sharon.

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 / (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora