O7 × Fantasy.

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—— Adrien ——

No había otra manera de decirlo... Mi primer noche en París, había sido simplemente perfecta.

Marinette no dejaba de besarme y joder, yo casi suplicaba porque no se detuviera. Sus besos eran mi perdición, su aroma la mejor de las fragancias y toda ella, la mujer con la que quería compartir mis días por el resto de mi vida.

— ¿Te he dicho lo mucho que me encantan tus besos? — Pregunté en un suave susurro, Marinette asintió, sonriendo contra mis labios antes de volver a besarme, recostandose por completo encima de mi cuerpo.

— Quisiera detenerme pero... — Besó mis mejillas, mi mentón, mi frente — No puedo...

— No lo hagas Bichi... Por favor...

Ella sonrió, besó mis labios y metió una de sus piernas entre las mías a la vez que se abrazaba más a mi cuerpo, aún me sorprendía lo linda y adorable que Mari podía llegar a ser sin siquiera darse cuenta de ello.

— Te amo tanto, Adrien Agreste... 

— Es mutuo preciosa...  — La tomé de la cintura y la abracé con más fuerza a mi — Te amo con mi vida, Marinette.

Percibí su sonrisa contra la piel de mi cuello antes de que lanzara un suave suspiro, no sabía si había sido por los diversos orgasmos que le dí durante la madrugada pero, definitivamente,  se encontraba de buen humor.

Ambos permanecimos abrazados por un rato más, dejando que el sonido de nuestras respiraciones ambientara un poco nuestra agradable atmósfera, sintiendo como nuestros cuerpos se reconocían el uno al otro, como si se hubiesen extrañado tanto como ella y yo. Sin embargo, después de un rato, fue mi bichita quien retomó la conversación.

— Adrien...  ¿Qué estamos haciendo?

Joder, aquí viene la charla.

— Ehh...   ¿A que te refieres?

— A esto —  Se incorporó lo suficiente para posar sus preciosos zafiros en mi— ¿Qué es todo esto...? 

Supiré, acuné su rostro entre mis manos y me estiré hacia ella, besando sus labios con toda la calma y ternura del mundo.

— Yo ahora estoy besando a la mujer que tanto amo —  Susurré sobre sus labios, acariciando sus pómulos con mis pulgares, Mari sonrió, correspondiendo a mis besos para después apoyar su frente contra la mía.

— Adrien... ¿Porqué tengo que amarte tanto?

— ¿Eso te molesta?

Mari negó.

— Solo me da algo de miedo...

Solté una suave risa a la vez que mis manos comenzaban un lento y delicado recorrido por su espalda, trazando un sendero de caricias por su suave y delicada piel, ella volvió a incorporarse, enarcando una ceja y arrugando levemente el entrecejo al mirarme.

— ¿Qué es tan divertido? —  Cuestionó a la vez que sus labios se levantaban en una pequeña trompita, misma que no pude resistirme a besar. 

— Digamos que durante nuestra época de "Besties" , era yo quien tenía miedo de que mi amor por ti arruinara nuestra amistad.

— Pues no fuiste el único... —Apretó mis mejillas— ¡Tu me gustabas desde segundo grado!

— ¿De verdad? — Levanté ambas cejas con asombro, Mari asintió.

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 / (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora