𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈

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Quizás es la manera en la que ese collar pende de su cuello, una cruz dorada. Las luces la hacen brillar a cada movimiento que da. Y a pesar de que no puedo verlo a detalle por la distancia me doy cuenta de que es atractivo. El más atractivo que haya visto nunca. De pronto esa sensación abrumadora de asfixia se fue, por fin vivo después de tanto tiempo. La forma en la que sus labios se separan para dejar escapar aquellos gritos desgarradores vociferando la palabra «Nunca» liberan mi alma, su voz es áspera como el terciopelo y cruda como una mentira.

Mis instintos más bajos me buscan, no hay escapatoria. No más. Se lanzan hacia mí, llenándome de aquella poción hechizante, inmovilizándome. Muerdo mi labio inferior ¿ya me volví loca? No. Posiblemente no; todavía. Ese cigarro entre sus labios me incita a la locura, empujándome cada vez más y más hacia un borde imaginario que rebasa los límites. La presión es tal que tomo mi chaqueta y salgo por un momento de ese bar descuidado. Al volver, la música termina; el agua empieza a llegarme al cuello. Lo pierdo de vista, miro a mis lados y de repente está parado frente a mí. Dios. Su cuerpo es digno de una ovación. Todo él es digno de un sueño. Sostiene con firmeza una cerveza, relame sus labios cada cuando.

Santo cielo.

Sus ojos me escanean. Me muerdo el labio inferior de nuevo y bajo la mirada, mi interior ruega, grita por acercarme a él y tocarlo, tocar si quiera un centímetro de él. Entrelazo mis dedos detrás de mí para evitar llevarlas a su cara o cuerpo. Él sonríe, como si supiera de mis pensamientos. Ruego por que no sea así. Susurra algo que no entiendo. La sangre hace que sienta la cara caliente, aun más. Se acerca un paso e instintivamente retrocedo. Me mira con cara de «Mala niña». Se acerca más y me mantengo en mi lugar, me reincorporo llenando de aire mis pulmones y devuelvo las miradas.

Aun sin conocerlo sé perfectamente como es, le encantan las mujeres; no se resiste. Es de esos «te amo hoy-no me acuerdo de ti mañana». Me observa con ojos de necesidad, como si pudiese obtener algo a partir de mí; algo que le hace falta. Está tan cerca que puedo sentir su respiración tibia y adormecedora. Vuelvo a retroceder, mi espalda baja se topa contra la barra, él da un último trago a la cerveza, se acerca para dejarla sobre la barra. Pone sus dos manos a mis lados, tocando la barra únicamente. Se acerca para oler mi cabello, me pierdo entre las siluetas de su camisa, Venom es la banda impresa en ella. La camisa está apretada; sin embargo se le ve tan cómodo.

Sus dedos apenas rozan la piel de mi cuello, están duros y callosos por la guitarra. Mi respiración se agita junto con mi corazón, como si acabara de correr un maratón. Él suspira y sonríe de lado, reposo mi mano en su hombro, en su masculino hombro. Me tiene a su merced. Enredo mis antebrazos en su cuello, él me toma por la cintura en un cálido abrazo. Su aliento huele a alcohol, es sumamente embriagante. Debajo de toda esa rudeza, rapidez y enojo es un hombre con un adolirido corazón roto y el orgullo aplastado.

Pareciera que su cabello arde en llamas, colorado natural. Su respiración cabalga en la brisa, sus brazos se sienten protectores a mí alrededor, su cabello huele a tabaco y sexo. No quiero que me suelte, pero lo hace. Lo contemplo detenidamente por enésima vez esa noche, sé que no me conviene pero aún así lo deseo con cada fibra de mi ser, me rehúso a la idea de alejarme de él, no puedo encontrarle algún defecto.

A pesar de no decir una palabra nos entendemos perfectamente, sabe que es lo que necesito... Un amor que me consuma, pasión, e incluso peligro. Sólo somos dos almas perdidas que aborrecen la realidad y la soledad. Él es justo lo que necesito.

𝓢𝓪𝓭 𝓰𝓲𝓻𝓵  //  𝓓𝓪𝓿𝓮   𝓜𝓾𝓼𝓽𝓪𝓲𝓷𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora