𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

1K 90 36
                                    

Han pasado muchas cosas desde la vez de mi reencuentro con Marianne. Más que nada fiestas, peleas y cosas de ese tipo. En cuanto a lo del demo, finalmente el cabronazo de Kenny se decidió que Metallica no era la banda apropiada para su disquera, que se enfocaba más al punk.

Metallica ciertamente no es punk.

Pero igual grabaron las cintas, que fueron copiadas por no sé quién chingados y luego distribuidas entre Los Ángeles y San Francisco. Después de poco tiempo nos hemos dado cuenta de que en Los Ángeles ya no hay espacio para Metallica, y subsecuentemente para mí tampoco. Ha estado empezándose a formar por estos rumbos una mariconada llamada Glam Metal, que sinceramente no es mi cosa, prefiero el sonido de Metallica mil veces. En el Glam únicamente interesan las apariencias, el maquillaje y el fijador de cabello, que abundan entre los integrantes de estas nuevas bandas.

La relación entre Dave y Ron ha empeorado con el pasar de las semanas, pero incluso yo he estado empezando a pensar que Dave se excede un poquito. Hace fiestas casi cada día, invita gente que ni siquiera él conoce y cuando se hace mierda el departamento, se niega a ayudarnos a acomodarlo al menos un poco.

Los comentarios sarcásticos, insultos y borracheras jamás faltan. Estoy empezando a sentirme un poco perdida. James y yo no hemos quedado en nada específico desde aquel día en el que decidimos darnos un descanso, Dave lo sabe ahora y no muchas cosas han cambiado. Lars, Dave y James han empezado a escuchar cintas de un tal bajista de San Francisco, que en breve iremos a ver tocar en un bar del cual no recuerdo el nombre.

Me asusta pensar que decidan hacérselo a alguien más de la banda.

Metallica es cada vez más famosa entre la escena under, cuando vamos a San Francisco la gente ya se sabe la mayoría de las canciones del No Life 'Till Leather. Ron está cada vez más ausente.

Ha llegado finalmente el día, llevo casi dos semanas durmiendo en la sala con este frío de mierda que las jodidas cobijas baratas no calman. Dave temprano por la mañana pone a Venom en la radio, para despertarnos a todos, supongo. No es una mala idea, pero que te despierten temprano no siempre es agradable. Ron lleva un par de días sin aparecer, y se ha justificado. Iban a operar a su mamá, ¿y qué mejor oportunidad para fugarnos a buscar a ese aclamado bajista estrella de la banda Trauma? Son cuatro horas de viaje, considerando que se acorta al menos una media hora asumiendo que los chicos exceden los límites de velocidad casi siempre.

Y la única razón para que Dave se haya levantado temprano es que no espera el día para correr a patadas a Ron de la banda.

-Cabrón, me encanta Venom y todo el rollo, pero me estás jodiendo los oídos -Lars baja el volumen en lo que yo elijo algo de ropa para cambiarme en el baño y lavarme bien la cara. Dave hace oídos sordos y continúa leyendo The Punisher en el sofá.

-Espero que ya estén listos, quiero traerme a ese bajista y sacar a la maricona de Ron hoy mismo.

-Ya te lo dijimos, Dave. No es seguro que acepte y menos hoy.

-Tengo mis modos para convencer a la gente.

-¡No puedes amenazar a la gente de muerte! -grita James, Lars y él se ríen.

-Cállense, perritas -susurra Dave mientras intenta no reírse-. ¿Están listos?

-Ya cálmate, colorado...

Después de unos veinte minutos en los que nos comimos la restante pizza de la noche anterior, ya estamos listos para salir con rumbo a San Francisco. Vamos en una camioneta rentada, congelándonos del frío incesante. La radio viene encendida, nosotros nos turnamos los asientos delanteros cada hora. Vamos en silencio la mayoría del tiempo, haciendo comentarios insignificativos cada tanto. Las conversaciones generalmente se dividen en dos, Lars y James; Dave y yo.

Dave viene conduciendo cuando la camioneta se detiene lentamente.

-¿Qué carajos? -mueve la palanca de cambios, pero la situación no se arregla.

-Se ha quedado sin gasolina, genio -apunto a la aguja que marca la E de «empty» firmemente y Dave deja caer la espalda sobre el asiento frustrado.

-¿Quién se ofrece? -Dave retira las llaves y se voltea para ver a James y Lars, que están en el asiento trasero haciendo pendejadas.

-El que viene manejando es el que está obligado a conseguir la gasolina -habla Lars en un tono mamón.

-Anda, cabrón, ¿sabías que se estaba quedando sin gasolina y no dijiste nada?

-Lárgate por la gasolina de una vez -James se acerca a la ventana y observa el panorama-. Aquí cerca queda una gasolinería -Dave entre maldiciones se baja y azota la puerta, abre la cajuela y toma un bote de esos que se llenan con agua o gasolina. Me bajo apurada no sin antes cerrar adecuadamente mi chamarra.

-Eh, Dave -mi aliento se vuelve vapor gracias al frío y froto mis manos para después guardarlas en los bolsillo de mi cazadora-. Yo voy contigo, últimamente no hemos tenido tiempo para nosotros dos...

-Démonos prisa, entonces.

Caminamos con apuro durante unos buenos quince minutos, hasta que vemos la primer señal de la gasolinería. Dave destapa el contenedor y lo acerca a la bomba de gasolina para proceder a llenarlo. Entro a la pequeña tienda para comprar un par de golosinas. El chico del mostrador no me quita la mirada de encima, tomo un Arizona y otro par de frituras y las arrimo al mostrador.

-Es todo, ¿chiquita?

-Ajá, y no me llames "chiquita".

-Ah, tranquila, muñeca... ¿te gustaría pasarla bien un rato? -me mira fijo con una sonrisa seductora, francamente el chico no está nada mal.

-Llámame, Jane, mejor. ¿Podrías cobrar de una vez? -aparto la mirada ignorando sus indirectas y enciendo un cigarrillo. El chico marca las cosas en la registradora y las pone en una bolsa.

-A mí dime Alex. Serían cinco con noventa, pero ahora va por la casa.

-Muchas gracias -contesto secamente y pretendo tomar la bolsa.

-Pero no seas así -me detiene colocando su mano sobre la mía-, regálame una oportunidad. Tú y yo, el viernes en la noche.

-¿Puedo ir yo también? -exclama Dave con un tono ronco y tosco en lo que se acerca al mostrador, Alex retira la mano- ¿Cuánto es, nena? Yo lo pago. Niño bonito, han sido veinte litros de gasolina -coloca el bote en el piso y me rodea con su brazo fuerte por la cintura.

-Serían once -responde Alex molesto. Dave deja caer el dinero sobre el mostrador y me pasa la bolsa.

-Y no te vuelvas a acercar a mi chica -dice en un tono sombrío, joder. Lo miro a los ojos y pienso que quizás sí hay una oportunidad para nosotros dos.

Salimos tranquilamente de aquella solitaria tienda y Dave me acorrala contra la pared.

-Tengo tantas ganas de hacerte mía justo aquí...

-Ahora no, Dave. Alguien podría vernos.

-Sabes que me importa una mierda -coloca sus manos sobre mi trasero y cierro los ojos. Sé que no hay manera de hacer que controle su deseo.

Este chico algún día me matará.

𝓢𝓪𝓭 𝓰𝓲𝓻𝓵  //  𝓓𝓪𝓿𝓮   𝓜𝓾𝓼𝓽𝓪𝓲𝓷𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora