𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕

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Siento los ojos hinchados por el sueño que me invade. Algunos de los focos que se encuentran en la vía pública están fundidos, y otros apenas aluzan. No siento las manos por el frío, Betty presiona cierto botón del tablero y la calefacción se enciende. El frío es reemplazado por el calor artificial, la sensación es agradable, pero los asientos de piel siguen congelados.

-¿Tienes novio, Jane? -Betty pregunta repentinamente y enseguida pienso en cierto pelirrojo.

-Se llama Dave.

-¿Y cuántos años tiene?

-Veintiuno -respondo sin mucho interés en sus preguntas, ya que mis pensamientos se dirigen solamente a él.

-¿Cuándo lo podré conocer?

-Realmente no lo sé, Betty. Las cosas no son tan fáciles.

-Al menos espero que sea un chico de bien, que vaya a la iglesia todos los domingos -suelto una sonora carcajada mentalmente.

-Él no está ni cerca de ser así, Betty.

-Entonces no es el chico adecuado. Además, ¿por qué me llamas Betty si soy tu abuela? -detiene el auto y voltea para verme. Presiona un control y el barandal de su cochera se abre. Avanza y guarda el carro, de ahí apaga el motor y podemos bajarnos.

-Es que simplemente no la siento a usted como mi abuela, compréndame.

Abre la puerta con algo de rudeza, supongo que mi comentario le ha molestado, pero no pienso guardarme nada. La casa por supuesto no es menos a lo que yo esperaba. Hogareña e incluso moderna, es cálida pero sin embargo me siento fuera de lugar. Es prácticamente como si estuviese en la casa de un extraño intentando sentirme en familia.

-Vine a ver a mi abuelo, ¿dónde está? -pregunto después de haber observado cada una de las malditas fotos que hay en la sala, aún así no hay ninguna de mis padres.

-Querida Jane... Tu abuelo Patrick me dejó hace casi seis años. No hay nadie. Pero de ahora en adelante tú estarás conmigo y recuperaremos todo el tiempo perdido -dice después de cerrar la puerta principal con llave, ¿qué mierdas?

-¡Esttás jodidamente loca, Betty! ¡Ya te dije que no quiero tener nada qué ver contigo!

-Eres mi nieta, debes estar conmigo, ¿me entiendes?

Me jala del cabello, haciendo que me doblegue, me obliga a caminar y me lleva escaleras arriba. ¿Qué piensa esta vieja? ¿Tenerme presa como un puto criminal durante toda mi vida? Me escapo de las garras de otra loca para venir a terminar con una peor. Qué suerte la mía. Es una señora grande, posiblemente deprimida y demente, no puedo golpearla, pero los tirones que da a mi cabello duelen. Me avienta a una habitación oscura y caigo de sentón. Cierra la puerta de golpe y escucho como la bloquea con llave. Mi primer instinto es golpear la puerta y rogar por misericordia. No sirve de nada.

-Duerme ahora, mañana iremos temprano a misa.

¿Qué? ¡Tengo que escapar ya! Me siento como en una película de acción o suspenso... Algo así como una vieja loca que secuestra a alguien para después asesinarlo cruelmente.

Me quedo inmóvil y en silencio un largo rato, pensando en qué podría hacer. Recorro los ojos por toda la habitación, está oscuro y no veo con muchos detalles, pero puedo imaginarme la dimensión de cuarto.

Entonces mis ojos se centran en la ventana, que también está cerrada. Arranco las cortinas de color rosa y las enredo alrededor de la palma de mi mano, cubriendo mis nudillos, recuerdo la acción de Dave en el "Madness" y le lanzo un el puño a la ventana. Apesar del vendaje los vidrios aún así me lastiman. La sangre todavía me marea, pero no tengo tiempo para maricadas. Le doy un segundo puñetazo ya que la ventana es bastante grande. Quito los vidrios que quedan en las esquinas y asomo la cabeza.

Hay un gran tejabán café, que asumo es el techo de la cochera. Saco un pie y pruebo qué tan estable es la superficie, creo que sí aguantará mi peso, pero debo ir lento y tranquilo. A lado del tejabán hay un árbol frondoso que puedo usar para bajar.

Camino sobre el tejabán con calma y cuidado de no hacer tanto ruido, la extensión rechina, me pone un poco nerviosa, pero voy a poca distancia del árbol. Mi palma gotea sangre, me relajo cuando me doy cuenta de que el frío adormece el dolor. Pero al estar a unos cuantos pasos de la rama del árbol, la superficie cede y mi tobillo se dobla. Apenas alcanzo a tomar la rama y veo que la luz del pasillo se enciende.

Mierda.

Me aferro a la rama y no me dejo ir. Logro sacar el pie del hoyo y con mi mano derecha me acerco a la rama. Bajo con la rapidez que puedo, ya que el tobillo me duele. En ese mismo instante Betty asoma la cabeza y me detengo. Se va del cuarto y me pongo en marcha de nuevo. Mi pie derecho torcido resbala y caigo al suelo a una distancia de uno o dos metros.

El aire se escapa de mis pulmones completamente de un solo golpe, pero no hay tiempo para llorar.

Me levanto con algo de esfuerzo mientras siento pinchazos en mi vientre. Lucho por recuperar el ritmo de mi respiración, mi pecho sube y baja frecuentemente. Corro sin descanso, alejándome de la casa de Betty. No tengo ni idea de dónde estoy. Me detengo en una gasolinería, y bajo las cegadoras luces retiro la cortina de mi mano. Los cortes son feos, hechos de una manera brusca.

Me pregunto si Dave piensa en mí.

Por fin respiro con calma, y afortunadamente tengo un poco de dinero en mis bolsillos para llegar en autobús al departamento.

La gente observa mis heridas, y voltean las miradas asqueados. Enredo la cortina de nuevo y froto mis manos en busca de calor. Llego hecha polvo al edificio ahogádome dentro de las enormes ganas de estar entre los brazos de Dave.

El elevador se ha descompuesto así que subo escalón por escalón hasta nuestro piso. Los pinchazos en mi vientre se detienen, espero que no haya pasado nada malo. No tengo llaves de la puerta, así que toco tres veces. Dave abre, luce crudo e incluso preocupado, no dice nada. Me dejo caer entre sus brazos y él solamente me estrecha entre ellos.

-¿Jane, qué mierdas te pasó?

-Sólo abrázame.

Comienzo a sollozar y le enseño mi mano, él pierde la cabeza.

-Jane, tienes que decírmelo, ¿qué te pasó? ¿estás bien?

-Sí, solamente me duele el tobillo y la mano... Fui a buscar trabajo y me encontré con que la dueña del local era mi abuela; me dijo tantas cosas y me mintió para llevarme hasta su casa, ahí me encerró y dijo que me quedaría por siempre con ella, y no puedo estar lejos de ti.

-Nena -acaricia mi cabello y me da un corto beso-, ¿qué pasó luego?

-Rompí la ventana como tú hiciste en el Madness, de ahí me salí, era un tejabán por donde caminaba, así que se hizo como un hoyo y me doblé el pie -Dave toma mi pierna y comienza a masajear mi tobillo-. Me lancé al árbol y fui bajando, hasta que la vieja loca salió y me detuve. Se volvió a meter y bajé muy rápido, entonces me caí.

-Ay, Mary Jane, tu familia está llena de viejas locas.

-Menos mal que yo no lo estoy.

Quedamos un rato en silencio, yo con la cabeza recargada en su pecho y él rodeándome por los hombros.

-Acerca de lo que pasó en la mañana... Lo siento, no quise decir todo lo que dije.

-Tranquilo, Dave. Yo también dije cosas que no debería y creo que... creo que tengo miedo.

-Todo va a estar bien -me abraza de nuevo y sé que él también tiene miedo por la manera en la que habla.

No quise decirle de los dolores punzantes... No creo que sea algo grave.

𝓢𝓪𝓭 𝓰𝓲𝓻𝓵  //  𝓓𝓪𝓿𝓮   𝓜𝓾𝓼𝓽𝓪𝓲𝓷𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora