/ /Narra Jane/ /
Odio esto. Tener que estar entre dos posibles amores. James y Dave. Lo peor de todo es que ambos son geniales, ambos son únicos, ambos son líderes natos. Esta situación no puede durar mucho, en cierto momento deberá de haber un desenlace, y lo que me da más miedo es perderlos a ambos.
James es un buen chico y todo, pero me doy cuenta que no le da mucha importancia a la relación, es casi como si solamente fuéramos novios al ir a dormir, y a la mañana siguiente me tratase como una amiga más. Es afectuoso, claro... Sólo cuando la caga.
Por otro lado, Dave. No sé muy bien cómo sería él en cuestión de una relación, y realmente no me lo imagino. Él parece ser de ésos de una sola noche. Aunque hay una parte de él... Ese brillo en sus ojos que vi cuando sucedió lo del "Madness"... Fue como si me confirmara que siempre me protegerá no importa qué, pero con la mirada. Y es que Dave puede ser un amor cuando le dá la gana.
Por ejemplo, hace un par de noches, fuimos a comprar unas hamburguesas a la esquina, muy buenas además; por falta de recursos -y digo esto porque no quise confesar que tengo algo de dinero, ellos arrasarían con él en un instante en simples boberías-, James simplemente se negó a darme la mitad de su hamburguesa -que devoró en un instante-, y ahí estaba el imbécil de Mustaine dispuesto incluso a darme la hamburguesa entera y quedarse sin cenar. Esas pequeñas acciones me ponen contra la espada y la pared. Y es que realmente no sé ni siquiera por qué sigo con James, si no me trata como se supone -según mis gustos- que debería. Claro, no me puedo quejar de él en diferentes aspectos, como en la cama por ejemplo, pero eso no es lo único que cuenta.
Dejando de darle vueltas a ese asunto, las chicas han venido esta noche para ver a Metallica ensayar.
He notado algo extraño, James y Leah comparten miradas. Justo como las que Dave y yo compartimos.
-Eh, Jane -me llama Leah mientras se acerca a mí, que estoy poniendo unas cervezas a enfriar.
-¿Qué pasa? -cierro la puerta del frigorífico, me sacudo las manos y alzo las cejas.
-Aquel rubio es James, ¿cierto? -lo apunta con la barbilla por una milésima de segundo, susurra hacia mí cuidadosamente y se cruza de brazos.
-Sí, es mi novio.
-Ah -se voltea para escanearlo de arriba a abajo con la mirada y noto enseguida que le atrae, antes jamás lo había visto-...
-¿Eso era todo?
-Ajá -sigue mirándolo.
-Eh, Leah, querida... Que no se te olvide que es mío.
-Ah, claro, Jane. Lo siento.
Después de esta extraña situación, cosas comenzaron a suceder. James salía, sin decirles ni siquiera a los chicos a dónde, tardaba horas en volver, llegaba distraído, pensaba mucho. Incluso nuestros "encuentros", por así llamarlos, se hicieron cada vez menos frecuentes. Desde ser una bestia sexual sedienta, a estar cada vez más ausente y callado cuando estábamos juntos; y todo desde ese primer encuentro con Leah, comencé a sospechar lo peor.
Mis dudas me ahorcan, mi deseo por Mustaine se intensifica y peor, él lo sabe y me tienta, se está empezando a desatar un deseo increíble en mí por la persona equivocada.
Bueno, esta tarde estamos batallando con el estúpido Pontiac de Ron en la acera con la ayuda de un mecánico intentando hacerlo andar. James está en nuestro piso, tratando de escribir canciones, según él. Por nuestro lado, nosotros llevamos básicamente todo el día dando vueltas de aquí a allá, comprando piezas para el motor. En cierto momento, subo por otra blusa ya que Dave tuvo la magnífica idea de llenarse las manos de aceite a propósito y proceder a intentar abrazarme para ensuciar sin reparo una de mis blusas preferidas.
Entro despreocupadamente, pienso pasar algo de tiempo con James.
Error.
Al acercarme a la puerta mal cerrada, detecto lo que vienen siendo gemidos.
Está echándose un polvo con Leah.
Abro silenciosamente la puerta no más de tres centímetros, desesperada por saber qué sucedía ahí dentro, aunque desde el principio ya lo tenía bien claro. James, encima de Leah, besándola, acariciándola, embistiéndola con fuerza, justo como una noche lo hizo conmigo. Ella, con sus piernas enredadas en su torso, gimiendo suavemente.
Y yo, sin aire en los pulmones.
¿Por qué, James?, ¿Por qué en nuestro cuarto?, ¿Por qué en nuestra cama?
¿Por qué en nuestra relación?Mi respiración se acelera exageradamente, intento regularla, pero ni gritando se enterarían de mi presencia. Corro hacia la puerta, salgo al pasillo desierto y me dejo caer contra la pared, llorando con todo el dolor que jamás había sentido. Agacho la cabeza y la apoyo entre mis manos.
¿No era más fácil haber terminado las cosas?
De repente, entre mis lamentos, escucho mi nombre.
-¿Mary Jane? ¿Qué mierdas pasa? -Dave se hinca frente a mí y me hace alzar la cabeza, con ese mismo brillo en los ojos de la vez pasada que me grita que es capaz de matar a quién me haya lastimado, mezclado con preocupación.
-J-James -lo sostengo en un abrazo desesperado, pudiendo apenas hablar con dificultad.
-¿¡Qué mierdas hizo!?
-¡Se está tirando a Leah! -respiro con dolorosa dificultad-. Dave, me duele el pecho -me suelta y recarga contra la pared con suavidad.
-Tranquilízate, nena. Respira fuerte, aquí estoy. ¿Dónde te duele?
-Aquí -poso mi mano entre mis clavículas, Dave pone su mano sobre la mía y besa mi frente. Estúpido Mustaine, eres lo que siempre quise.
-Te juro que lo mataré.
-No.
-¿No? -limpio las lágrimas de mi rostro y suspiro con fuerza.
-Esto significa que ahora puedo engañarlo sin sentirme culpable -limpio mis lágrimas, intentando olvidar la escena pasada. Dave esboza una gran sonrisa llena de dientes blancos, unos alineados y otros no tanto. Lo abrazo de nuevo.
Me regala un beso y con eso todo queda decidido. Soy libre de saber cómo es Dave.
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𝓢𝓪𝓭 𝓰𝓲𝓻𝓵 // 𝓓𝓪𝓿𝓮 𝓜𝓾𝓼𝓽𝓪𝓲𝓷𝓮
Fanfiction¿De dónde surge esa impulsiva necesidad de amar? Temporada 1: Sad Girl. Temporada 2: Bad Girl.