Capítulo 35: "-Lo siento."

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No pude evitarlo.

Cuando comencé a corresponder su beso fue como si... algo dentro de los dos se rompiera, y se saliera de control.

Mis labios comenzaron a moverse en un sincronizado movimiento junto con los suyos. Era una sensación completamente diferente a las anteriores, era una sensación... muy cálida. Sus manos seguían sosteniendo mis muñecas pero ahora las sostenía delicadamente ya que estaba concentrado solo en mis labios. Toda la frustración y dolor que sentía hace unos momentos, comenzaron a desvanecerse en aquel beso. Remplazado por el movimiento acelerado de mi corazón.

Ross lentamente separó nuestros labios y ambos teníamos la respiración un poco agitada. Me miró por unos segundos y lentamente comenzó a soltar mis muñecas. Apoyó una de sus manos en la puerta al lado de mi rostro y bajo su cabeza mirando hacia abajo, muy cerca de mí.

-¿Jugar contigo?- Murmuró, aún con su mirada hacia abajo-. ¿Ilusionarte? No digas tonteras...

Su voz me puso aún más nerviosa. Mi corazón no dejaba de latir con fuerza en mi pecho. ¿Qué acabábamos hacer? Mis mejillas me ardían un poco por las lágrimas de hace unos momentos y seguramente mi cara estaba desastrosa, pero en lo único que me lograba concentrar, era en la persona que solo estaba a unos centímetros frente a mí.

-De verdad, yo tampoco entiendo...- Respondió-. La primera vez que te conocí, pensé que no volvería a verte jamás, ya que solo fue una coincidencia. Te besé por esa misma razón, porque no volvería a verte. Pero, luego de unos días...- Hizo una pequeña pausa-. Fue realmente insoportable no volver a verte. Sin darme cuenta, por muchos días fui a la misma estación y a la misma hora para ver si nuevamente podría encontrarte, pero no logré hacerlo.

Mi corazón no dejaba de latir con fuerza. Ross estaba tan cerca de mí, mirando hacia abajo, que no era capaz de decir una sola palabra. ¿Él fue durante un tiempo a esa estación... solo para encontrarme?

-No sabía por qué razón lo hacía, y cuando tus padres nos presentaron... realmente me sorprendí. Pero lo que más me sorprendió, fue la emoción que sentí cuando volví a verte.- Guardó silencio-. Luego de eso... sucedieron muchas cosas... la noche cuando te fuiste a esa cita, estaba de muy malhumor. Mucho más al ver lo... linda que estabas.- Murmuró-. Pensar que salías con algún chico, me enfurecía mucho, demasiado. ¿Por qué? No lo sé, solo... me enojaba.

Mi corazón se detuvo cuando Ross lentamente se acercó y apoyo su rostro en mi hombro. Su mano seguía apoyada en la puerta al lado de mi rostro, por lo que nuevamente estaba acorralada. Pero por alguna razón... no quería moverme. Sentía su respiración contra mi piel, algo que me causó un poco de escalofríos... una sensación muy agradable.

-Cada día que pasaba, descubría algo diferente de ti.- Murmuró con su rostro aún apoyado en mi hombro-. Como tu miedo a las tormentas, cuando me contaste tu historia sentí un horrible dolor en mi pecho. ''Nunca haré que vuelva a sentirse de esa forma'' Fue lo que me prometí. No entendía la razón, pero tenía la necesidad de cumplirla...

Cerré mis ojos con fuerza, mientras trataba que mi corazón vuelva a su ritmo normal.

-Me preguntaba que eran estos sentimientos, pero... no encontraba una respuesta.- Continuó-. Y el día de tu cumpleaños... finalmente me di cuenta cuales eran esos sentimientos.

-¿Cuáles... son?- Murmuré sin darme cuenta. Mi voz estaba un poco entrecortada por lo nerviosa que me sentía en ese momento. Pero también necesito encontrar una respuesta, una respuesta de cuáles son sus sentimientos por mí.

Él dejó salir una leve, casi inaudible risa.

-¿Cuáles?- Preguntó.

Asentí levemente.

-Me tienes loco...- Murmuró.

Mi corazón se detuvo, pero rápidamente comenzó a moverse con fuerza. Sentía como mis mejillas se ruborizaban. Él... ¿Siente lo mismo?

-Finalmente entendí la razón de porque me enojaba cuando veía algún chico cerca de ti...

Levanto su mirada hacia mí. Se acercó lentamente a mi rostro mirándome profundamente. Aunque me sentía demasiado avergonzada, no podía romper el vínculo de nuestras miradas. Acercó su rostro al mío y puso su frente sobre la mía mientras cerraba sus ojos. Sin pensarlo, también los cerré.

-P..Pero tú... tienes esposa.- Murmuré un poco entrecortadamente. Sentí un dolor en mi pecho al recordar ese pequeño detalle. Él no puede sentir algo por mi si tiene esposa, y yo tampoco puedo sentir algo por él si tiene esposa. Es algo imposible.

Abrí mis ojos y él lentamente negó con su cabeza. Seguía teniendo sus ojos cerrados, pero pude ver como frunció un poco el ceño. Al parecer, recordando algo del pasado. Por alguna razón, sentí que le dolió recordar.

-Ya no estamos juntos...- Murmuró-. Puede que... sigamos casados formalmente, pero con respecto a nosotros, nos separamos hace tiempo.

-De verdad?- Pregunté en un voz baja, que tembló un poco.

Lentamente, una leve sonrisa apareció en su rostro.

-De verdad.- Respondió.

-Y por qué... ¿No me lo dijiste?

Hizo un leve silencio.

-No lo sé, tal vez... tenía miedo.- Confesó.

Fruncí levemente el ceño.

-¿Miedo?

Asintió.

-Miedo...- Murmuró.

-¿Por qué?

-Pensé que... me odiarías, tal vez.- Respondió.

-¿Odiarte?- Pregunté un poco sorprendida-. No... podría.

Me miró fijamente por unos segundos. Sus ojos demostraban claramente que estaba arrepentido.

-Lo siento...- Me murmuró.- De verdad debí haberte contado sobre... mi matrimonio. Si hubiera sabido que te haría llorar de esta manera, te lo hubiera contado desde un principio...- Guardó silencio-. Lo siento, Polluelo.

-Yo...- Me detuve sin saber que decir. Sus palabras de verdad eran sinceras. Y yo de verdad... quiero perdonarlo.

Mis ojos encontraron los suyos y me perdí en ellos. Su cuerpo estaba tan cerca del mío, que mi corazón explotaría en cualquier momento. Pero aún así, quería tenerlo más cerca de mí. Perderme en sus brazos y sentir sus suaves labios sobre los míos. Quiero...

-Piensas demasiado...- Murmuró.

Se acercó rápidamente tomándome por sorpresa y besó mis labios en un dulce y corto beso. Se separó unos centímetros mirándome. Sus ojos me decían que no mentía, ni en lo de su matrimonio, ni en lo de estar pidiéndome disculpas.

Se acero aún más a punto de besarme, pero se detuvo. Sentía su respiración cerca de mí.

-¿Entonces...?- Murmuró cerca de mis labios.

-Te perdono...- Susurré.

Mostró una leve sonrisa y en un instante desapareció ya que sus labios estaban sobre los míos.

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[SIN EDITAR]

Bajo el mismo techo | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora