Nunca me había quedado de esta forma, sin palabras. Seguía sentada en el regazo de Ross, mientras él continuaba dibujando extrañas figuras con las yemas de sus dedos sobre mi mano, esperando cualquier reacción de mi parte al escuchar la noticia de su traslado.
Sin embargo no podía.
Rogaba que alguna palabra saliera de mi boca o cualquier reacción, pero no lograba hacerlo. El nudo en mi garganta me impedía hablar, al igual que ese horrible dolor en el pecho al recordar las palabras de Ross.
¿Se irá? ¿A Inglaterra?
La sola idea hizo que inmediatamente mis ojos comenzaran a cristalizarse. Pensar que dejaré de ver esos dulces ojos mieles, su pícara sonrisa. Dejar de sentir sus brazos rodeandome o sus suaves labios sobre los míos, hace que mi corazón me duela de una forma que nunca había sentido antes.
No quiero... no quiero que se vaya.
Como si me hubiera escuchado, sus brazos no tardaron en rodearme. Llevando mi pequeño cuerpo hacia el suyo, dándome algún tipo de fuerza para controlar todas las emociones que sentía. Mi mejilla quedó apoyada sobre su pecho y mis brazos rodearon el suyo como si fuese a desaparecer en cualquier momento.
-¿Te irás?- Logré preguntar, con voz temblorosa y baja.
Mis cuerpo entero tembló de tan solo decirlo, obligándome a abrazarlo con un poco más de fuerza. Tratando de que las lágrimas no me ganen y lloré como si nunca lo hubiera hecho.
Ross soltó un doloroso suspiro, que hasta a mí me dolió escucharlo. Su mano se apartó de mi cuerpo para dirigirse a mi brazo derecho. Buscó mi mano con la suya y no tardó en encontrarla, para luego entrelazar mis dedos con los suyos.
-No lo sé.- Respondió en voz baja-. Me dieron un tiempo para decidirlo, después de todo, no solo estaré una temporada en Inglaterra. Es...- Suspiró y apretó mi mano con un poco más de fuerza-. Es definitivo. Si decido ir... no volveré.
Cerré mis ojos con fuerza al escuchar sus palabras. ¿No volverá? ¿De verdad no lo hará? Si antes no quería que se vaya, ahora no puedo ni pensarlo.
Aparté mi mano de la suya y la llevé a mi rostro. Sequé las lágrimas que estaban a punto de salir, mis manos temblaban. Tenía miedo, miedo de escuchar la respuesta de la pregunta que estoy a punto de hacer. ¿Qué haré al escucharla? Respiré profundo, tratando de tomar las fuerzas necesarias.
Cerrando mis ojos, pregunté.
-¿Qué decidiste?
Su cuerpo se tensó bajo el mío y guardó silencio. No respondió. Pero estaba completamente segura que ese silencio significaba que estaba buscando una respuesta. Cuando estuve segura de que mis ojos no estuvieran con lágrimas, me aparté de su pecho y me endercé. Lo encontré mirándome. Su cabeza estaba un poco inclinada hacia un costado y miraba cada parte de mi rostro. Llevó su mano y apartó un pequeño mechón que impedía que sus ojos vieran los míos. Y jugó con mi cabello entre sus dedos.
-No lo sé.-Respondió y miró mis ojos-. Pienso que... sería una oportunidad increíble. El puesto que me asignaron es uno muy importante y pagarían muy bien. Cualquiera en mi situación aceptaría.- Hizo una pequeña pausa-. Pero... pensar que gracias a eso dejaré de verte, hace que definitivamente quiera rechazarla. No quiero alejarme de ti, Polluelo. No quiero hacerlo...- El sonido de su voz fue disminuyendo, dolorido por pronunciar aquellas palabras. Su mano tomó amablemente mi nuca y me atrajo hacia él. Apoyó su frente sobre la mía y cerró sus ojos, sosteniendome cerca.
Mi corazón se alborotó al darme cuenta que ambos sentíamos lo mismo. Ninguno quería dejar al otro. Ross no quería apartarse de mí, y yo no quería apartarme de él. De ninguna forma.
Pero al mismo tiempo... no quiero detenerlo.
Aunque fuera sumamente doloroso pensar que él se irá, no quiero detenerlo. Ross es una persona muy capaz, inteligente, y sobre todo responsable. Es un candidato perfecto para dirigir fácilmente una empresa.
¿Y si luego se arrepiente de haber rechazado el ascenso... por mi culpa?
No quiero que eso suceda. A pesar de que sería muy doloroso para mí dejarlo ir, estoy dispuesta a aguantarlo. Amo a Ross, como nunca lo hice con nadie. Y quiero lo mejor para él...
Aún si no está a mi lado.
Llevé mi mano a su mejilla, acariciando suavemente su piel. Ross al instante de sentir mi toque, rápidamente abrió sus ojos para encontrarse con los míos. Seguía con su mano en mi cuello y su frente pegada a la mía. Permitiéndome ver perfectamente sus ojos, que miraban con amor los míos. Le mostré una leve sonrisa y, con mi mano aún sobre su mejilla, acorté la distancia y lo besé. Su respuesta fue un leve suspiro, antes de besarme de la misma forma que yo lo hacía. Me deleitó cómo sus húmedos labios se movían de una forma lenta y suave sobre los míos, sin ningún apuro. Tierno y dulce.
Como... extrañaría esto.
Con la poca fuerza que tenía, me alejé de sus labios de una forma dolorosamente lenta. Para luego volver a apoyar mi frente sobre la suya, con mis ojos cerrados y acariciando su mejilla.
-Deberías pensarlo mejor...- Murmuré.
Con cuidado me alejé de su rostro. Ross me miraba fijamente, con el ceño fruncido y su expresión extrañada al escuchar mis palabras. Como pude, me aparté de sus brazos y me alejé de él. Poniéndome de pie.
Giré en dirección a mi habitación, sentía como mis ojos nuevamente comenzaban a cristalizarse, obligándome a cerrar con fuerzas los ojos, para no permitir que las lágrimas comenzaran a salir. Respiré profundo, abrí mis ojos y comencé a caminar. Pero algo me detuvo, sosteniendo mi mano.
-¿Pensarlo mejor?- Preguntó Ross sin creerlo, obligándome a girar hacia él-. ¿Quieres que... piense acerca de alejarme o no de ti?
Aparté mi mirada cuando sus ojos se clavaron en los míos. Mirándome sin comprender y con dolor. Dejándome sin fuerzas y sintiendo como en cualquier momento las lágrimas comenzarían salir.
-Es lo mejor... no puedes dejar escapar una oportunidad como esta, Ross.- Respondí sin mirarlo, con la voz temblorosa pero firme.
Se quedó en silencio. Su mano lentamente comenzó a soltar la mía, dejando un horrible vacío al no sentir su calidez.
-Entonces... ¿Quieres que acepte?- Murmuró.
Rápidamente lo miré. Sus ojos estaban tristes, al igual que la expresión de su rostro. Haciendo que mi vista se viera aún más borrosa. Quería decirle que no, que se quedara a mi lado. Que jamás se alejara. Pero...
No pude.
Mi silencio fue su respuesta. Dio un paso hacia atrás, alejándose de mí mientras asentía lentamente. Sus ojos se apartaron de los míos, mirando en cualquier dirección excepto hacia mí. Algo que me destrozó.
-Bien.- Murmuró, sin mirarme-. Haré lo que tú quieras. Caminó hacia mí y pasó por mi lado, sin siquiera tocarme o mirarme.
Sólo... alejándose de mí.
Cuando cerró con fuerza la puerta de su habitación ya no pude aguantar más. Mis lágrimas comenzaron a salir, sin control. Obligándome a tapar mi boca, evitando soltar fuertes sollozos. Mientras trataba de convencerme a mi misma...
De que esto es lo mejor.
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[SIN EDITAR]
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Bajo el mismo techo | Ross Lynch
FanficSer hija de famosos empresarios no es nada fácil. Están muy ocupados en reuniones, cenas, viajes; siempre ausentes para pasar el día a mi lado. Pero aún así, tratan de que el mínimo tiempo que les quede libre y sin ninguna responsabilidad, lo pasen...