Fairy Tail, la gran familia

9 Triste pasado

Parte uno

Hace dos años, para mi corta edad, yo ya contaba con varias misiones ninjas realizadas con éxito, la mayoría de esas eran simples. En esa época lo único que quería era llegar a ser reina, proteger a las aldeas y a mis seres más cercanos.

Un día llegó la noticia de que un gran número de personas atacaban aldeas asesinando a las personas. Como una prueba se me envió a mi a detenerlos, para mi eso era genial ya que era mi primer trabajo importante.

Fui a donde nos habían dicho que podría ser su próximo ataque. Al llegar allí los encontramos, se veían como simples personas pero tenían una fuerza increíble. Nos acercamos y tratamos de detenerlos, pero no podíamos.

Su fuerza era tal que asesinaban hasta a los ninjas que nos acompañaban. Yo no sabía que hacer ellos no se detenían y yo estaba perdiendo gente de mi escuadrón.

Desde un principio se me enseñó que una tiene que ser fría en estos casos, si no hay otra opción hay que asesinarlos.

Saque mi espada y me lance con todo, rápidamente iba uno por uno rebanando y cortandolos a todos. Había sangre por todos lados, yo fui la única que los detuvo.

Aun quedaban personas, pero nada me detendría a no cumplir mi misión.

Pero ocurrió algo que aún no puedo olvidar . El resto de las personas que quedaban se detuvieron y calleron al suelo, me suplicaban que no los asesinara.

Por un momento me enfade al ver un acto tan cobarde, pero al ver sus ojos pude notar algo, ellos de verdad me temían y no parecían las mismas personas de antes.

Decidí capturar a los que quedaban y llevarlos al castillo para un interrogatorio.

Lo que supe me aterro, ellos habían sido controlados por un demonio el cual nadie sabía quién era, ellos no recordaban lo que habían hecho, el mejor recuerdo que tenían era el mio asesinando a personas inocentes.

" niña maldita de ojos rojos" así fue como me llamaron.

La culpa no me dejaba en paz, cometí un gran error y nada haría que las vidas de esas personas regresarán.

El rumor de lo que hice se comenzó a extender entre todas las aldeas, la gente desconfiaba de mi y ya no me enviaron a más misiones.