21.- El Búho que se creía un murciélago.

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Nota:

Hubo un error de actualización, pero lo arregle antes de que cometiera la garrafal confusión en ustedes, bueno regresando al fic, tuve que separarlos, ante todo por el título, muchas gracias por su paciencia, en serio gracias, este capítulo es para ustedes que hacen esto posible. Muchas gracias. Y ahora lo feo... sigue...

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»Y pensar que trabajamos tanto tiempo en un futuro mejor para Gotham, los planes, los sueños de todos y todo para nada

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»Y pensar que trabajamos tanto tiempo en un futuro mejor para Gotham, los planes, los sueños de todos y todo para nada. «
» ¿Cuántas vidas se perdieron por él? Y al final murió dejando atrás los sacrificios hechos, dejando atrás a Jonathan...«

Una habitación blanca era lo único que distinguía en su delirio, las cortinas se agitaban con el aire que se colaba, la tenue luz de un sol muriendo entraba en ellas, pero la habitación es pulcra, inmaculada, al igual la cama donde se encuentra, el terrible calor que lo invade lo sofoca, no se siente como una fiebre normal, sus entrañas reclaman y no necesariamente alimentos, su parte baja despierta ante la sola caricia que siente en su espalda desnuda, esta boca bajo, hunde su rostro en la almohada, se aferra a las sabanas, ahoga un obsceno gimoteo al sentir esos dedos que lo recorren del cuello hasta el inicio de la división de sus glúteos.

— No...

Murmura hundiendo más su rostro, avergonzado por sentir todo su ser arder por más, tan solo esa caricia ha hecho que el vello de su piel se ericen por el escalofrío que le otorga, no quiere voltear, ahoga otro grito al sentir una mano masajear su glúteo, no puede creer que se deje hacer eso, está molesto, se siente indefenso, necesitado, como si hubiera comido el suficiente afrodisiaco para prenderse por cualquier tacto, y lo que es peor, el enemigo. No quiere voltear, no desea sentirse más humillado para que vean su rostro, pero tiene que defender lo que le queda de raciocinio. Pero reacciona al sentir como aquellos dedos comienzan a explorar más su intimidad, esta vez siente en su nuca la respiración del atacante, la cálida respiración y unos labios ajenos invadiendo más su espacio, besando su hombro, el cuerpo pesado que se hunde en la cama para someterlo montándose en él. Jasón no lo permitirá, voltea logrando sacar sus fuerzas en ese delirio de calor y dolor al sentir que necesita de alguien para acabar con ese vacío. Sí, voltea y golpea al que se ha atrevido a tocarlo sin su consentimiento, su puño es retenido por una mano grande y pálida, sus ojos se abren al reconocer al que tiene en frente, no puede ser él, es mayor, más de lo que uno lo puede imaginar, su aspecto es aun fuerte, el cabello negro tiene en los costados unas partes grises, debe ser un engaño se repite una y otra vez como un mantra, pero esa mirada nadie más la tiene, esos ojos fríos, más fríos e indiferentes, con un toque oscuro por el deseo. El mercenario se estremece, no es solo esa mirada, hay algo que lo somete, lo hace sentir débil, no puede entender el que, se burla tratando de espantar el miedo y el horror de saber lo que pasara y se repite que esta imaginando, que es una trampa.

No, no es él...  (ClarkJay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora