Aaliyah.
Las bisagras de la puerta rechinaron al abrirla. Un aire frío me hizo tiritar. La casa estaba oscura, al respirar sentía el polvo picar mi nariz, y el olor a encierro. Habían pasado semanas desde la última vez que puse un pie en mi hogar, aunque ya no podía llamarlo así, nunca estaba, me sentía incómoda, me agobiaba pasar un día dentro de ella. Los recuerdos, las cosas, todo me golpeaba como un cachetazo, no podía verla sin sentir ese remordimiento, esa nostalgia y angustia punzante que oprimía mi corazón. Pero sabía que debía volver, no podía huir para siempre.
Suspiré, y mi aliento se hizo humo. No prendí las luces, –¿De que serviría si no estaría allí mucho tiempo?– solo cruze el living, evitando mirar las fotografías que resaltaban a la tenue luz de la luna, que traspasaba las finas cortinas. Subí las escaleras, rozando con mis dedos la madera suave y barnizada del barandal. Ya en el pasillo de arriba, pase en frente de la puerta de la habitación de mis padres, el baño secundario, y finalmente llegue a la mía. Bajé el picaporte y entré. Encendí la luz y observé el desorden que había arriba de la cama. Ropa, libros, y papeles tirados, todos ellos eran una antigua marca de las investigaciones que había hecho al enterarme del embarazo de Bella. No le di mucha importancia, solo corri las cosas a un costado, y me senté contemplando el armario.
«¿Que me pondré?» pensé analizando toda la ropa que tenía. Recordé ese vestido rojo que me había comprado hace dos años –que solo use en esa fiesta del cumpleaños de una amiga– en ese momento, me quedaba algo grande, mi madre siempre decía que la ropa se compraba de uno o dos talles más, para que en el futuro siga sirviendo. Reí levemente, recordando esa vez que me compro un buzo tan grande, que mis brazos desaparecían en él, ella solo negaba y decía que era perfecto.
Me levanté y abrí el armario, buscando el vestido, corri algunas perchas con abrigos y camisas, y lo tomé. Se veía como nuevo, el escote en V, la cintura ajustada, y el largo cayendo como una cortina hasta arriba de la rodilla. Lo contemple unos minutos, «¿Es demasiado elegante?» pensé. Me encogí de hombros y lo estire sobre la cama. Al darme la vuelta, busque unos zapatos de tacón de aguja negros, los dejé al lado del vestido y me metí al baño para darme una ducha.
Salí a los veinte minutos, estaba ansiosa, quería que todo estuviera perfectamente limpió, aunque tuviera que lavar mi cabello dos veces –lo cual hize–. Solté otro suspiro, y me coloque el vestido con lentitud, temía romperlo antes de tiempo. ¿Que iba a ponerme sino? Lo acomode a mi cuerpo, estirando suavemente la tela para quitar las arrugas, y me puse los tacones. Peine mi cabello en el baño, secandolo al mismo tiempo algo apresurada, –aun me faltaba maquillarme–. Planche mi cabello, y tome las sombras oscuras, me coloque rimel, y un labial rojo mate. Al acabar, sonreí viéndome al espejo. Me sentía bien y bonita.
«Espero sorprenderlo» pensé recordando que Jacob solo me había visto en camisetas y shorts. No había muchas opciones siendo licántropo, toda la ropa que usas termina olvidada y rota en pedazos en el bosque.
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ʟᴀs ᴘɪsᴀᴅᴀs ᴅᴇʟ ʟᴏʙᴏ |Jacob Black|
FanfictionUna inesperada llamada causa que Aaliyah Cooper tome el primer vuelo al pequeño y fantasmal pueblo de Forks. Inmediatamente se ve rodeada de extraños misterios y antiguas leyendas que rodean las calles del pueblo, dispusta a hallar la verdad tras la...