ʟᴀs ᴘɪsᴀᴅᴀs ᴅᴇʟ ʟᴏʙᴏ |Jacob Black|

•CAPITULO 5•

Aaliyah

Una gota de agua salada cayó sobre la fotografía arrugada entre mis dedos. Estaba parada en medio de la sala de mi casa, admirando la foto como si de un viejo y hermoso recuerdo se tratase, como si pudiera verlo frente a mi. Caí rendida hacia atrás, cayendo sobre el duro sillón lleno de polvo, y no pude retener mis lágrimas al ver la fecha en la que se había tomado la foto –atras del lado amarillento por el tiempo– con caligrafía elegante y algo desordenada, decía claramente.

"En las buenas y en las malas".
Fecha: 25/07/2001.

Era una vieja fotografía de cuando tenía díez, estábamos en un hospital, y ese día me habían dado el alta luego de pasar una semana en cuidados intensivos por la infección de una bacteria en los intestinos. Mi mamá estaba tan asustada, que al verme despertar grito de felicidad. Fue allí donde sacaron la foto, justo ese momento donde sus ojos brillaron con tanta intensidad y alegría, que parecía iluminar el mundo. Ella reía con verdadera alegría, al ver que estaba bien, que lo peor había pasado.

Otra lágrima cayó, en el centro del rostro radiante de mi madre que me abrazaba con fuerza, mientras que yo sonreía a duras penas aún desconcertada. Eleve la mirada, mirando mi distorsionando reflejo en la televisión apagada, y solté un suspiro tembloroso.

Los extrañaba, los extrañaba tanto que sentía como mi corazón se desgarraba de la angustia al recordarlos. Lloré, y lloré, mis lágrimas pasaron de tristeza a irá, una ira que quemaba mis huesos y me hacia temblar. Rompi la fotografía en mil pedazos, y patee con fuerza la mesita de vidrio que descansaba frente al sillón, ella se quebró haciendo un sonido campanante.

Respiré agitadamente y sujete mi cabeza entre mis manos tirando mi cabello con violencia.

—¿Porque?...— me susurraba todo el tiempo, mientras lágrimas pesadas caían al suelo de madera.  La frustración que corría por mis venas me hizo levantarme de forma brusca, y salí al patio delantero en busca de aire fresco. Inhale y exhale repetidamente, con fuerza, tomando todo el aire para luego expulsarlo de la forma más violenta.

Volví a recordar sus rostros. A mí mamá cocinando, y a mi papá lavar el coche, a nosotros sentados en el sillón viendo películas, a todos –incluso Jules– jugando al béisbol los sabados a la tarde. Recordé todo, absolutamente todo, y cai de rodillas a la tierra mojada, llorando con fuerza mientras trataba en un vano intento calmar el ardor de mi corazón.

La lluvia comenzó a caer, pero no me importó mojarme. Solo me quede allí, esperando que todo pasé, que mis lágrimas dejarán de caer, y que dejara de herirme. No había tenido tiempo para llorarlos como debía, el tiempo había pasado demasiado rápido, y ahora que todo volvía a su punto, ahora que todo se acomodaba y todo volvía a la normalidad, la realidad me golpeó, y pude llorar con libertad. Sin tener que lidiar con lobos molestos, y vampiros preocupados por una humana embarazada de una híbrida. Solo deje que todo fluya, y que por una vez en mi vida, dejara de intentar hacerme la fuerte.

—¡Aaly!.

Los brazos de Jacob me rodearon, y su suave colonia junto con su aroma natural inundaron mis pulmones. Me aferre a él con fuerza, escuchando como me preguntaba una y otra vez que me sucedía, o que había pasado, o buscaba alguna herida en mi cuerpo. ¿Cómo explicarle que la herida estaba en mi corazón?. Se rindió cuando entendió que no nesesitaba nada más que un abrazo, uno de esos fuertes que te hacen sentir la persona más protegida, acompañada, y amada del mundo. Así que me abrazó acunandome en su pecho, en silencio, pero diciéndome todo con sus caricias en mi cabello, y su sola presencia.

Si había algo que no dolía en mi vida, o que no destestara, era Jacob. Porque pese a que mis padres no estaban, y mi hermana tampoco, y aunque los que llame amigos ahora parecen tan extraños como desconocidos, y viviera un caos. Jacob era el único hilo que me mantenía con cordura, y con fuerza para decir "vaya... La vida no es tan mierda despues de todo».