Una inesperada llamada causa que Aaliyah Cooper tome el primer vuelo al pequeño y fantasmal pueblo de Forks. Inmediatamente se ve rodeada de extraños misterios y antiguas leyendas que rodean las calles del pueblo, dispusta a hallar la verdad tras la...
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Aaliyah
El viento despeinó mi cabello, y me aferre con fuerza al cuerpo del chico que manejaba la moto. Observe con disimulo el perfil de Jacob, fino, y rudo a la vez, con cejas pobladas oscura, ojos rasgados y cautivadores, nariz mediana y levemente redonda, labios gruesos, y en el mentón, un pequeño hoyuelo.
— Si sacas una foto puedes verme tanto tiempo como quieras — los labios de Jacob se movieron, y sus ojos se movieron hacia mí por unos segundos. Me sonroje, y aparte la mirada concentrandola en los altos árboles que pasaban a toda velocidad por el costado de la carretera. — Aunque... Prefiero que me mires a mí — termino de decir causando una pequeña sonrisa en mi.
— No te estaba mirando — lo negué. Una mentira que ni el más tonto creería. El soltó una risa y sentí su pecho temblar ante ella. —¿Falta mucho?— le pregunté intentando que el viaje acabará, estar tan cerca de el, me ponía los pelos de punta.
— Eres muy impactante. Salimos hace unos minutos, no es muy lejos — contestó. Lo miré y ví aún su sonrisa pegada en su rostro. Ya no parecía ser ese chico enojado, de mirada filosa y deseos de destruir todo como lo ví hace un día atrás. — Tu hermana... Era Jules ¿no?— su pregunta trajo un pinchazo en mi corazón.
— S-si. Ella...
— Lo siento Aaliyah. No estuve aquí cuando pasó...
— no fue tu culpa. No te sientas mal — lo detuve al ver una pizca de remordimiento en su voz. No quería que se sintiera mal por no haber estado ese día.
— Debí haber estado... Pero mi Jacob del pasado, era demasiado estúpido como para darse cuenta.
Esa indignación, molestia, y tristeza que azotaba en sus palabras, me llevaron a pensar en su amor prohibido. Bella, la ahora Cullen, la cual amaba y había hecho tantos sacrificios. Lo había visto, en los pensamientos de la manada, cada cosa que Jacob había hecho por ella. Fue demasiado saber que al fin al cabo ella termino casada con Edward. Sentí lastima por él.
— Simplemente no sucedió. No te cargues con eso Jacob, Jules ya no está, pero ella jamás hubiera querido que te sintieras así.
— Ella me golpearía por llorarla ahora. — río — solía ser bastante agresiva, pero sabía cómo poner mis pies sobre la tierra. — sonreí. Así era Jules.
— Tienes razón, también lo hacía conmigo. Era un ancla para mí, hay días en los que me siento perdida ahora...
Jacob me miró de reojo, y sentí su mano en las mías que estaban entrelazadas alrededor de su abdomen. Las acarició con la gema de sus dedos y me conmovió.
— Ya no estás sola... — escuché que murmuró para el mismo. Una sonrisa nostálgica broto de mis labios, y con timidez apoye mi cabeza en su espalda, perdiendo la mirada en el borrón verde que pasaba.
