Capítulo 13: Tarde

359 35 23
                                    

"Tenéis heridas que nunca se curaron. Hace tanto que vivís con ellas que ni os dais cuenta que existen. El dolor tiene raíces profundas... La única forma de eliminarlo es perdonarlo y perdonarte"

(Lo mejor de mí)


Martes 12 de Septiembre de 2017

—¿Me crees que me ha tocado corregir una historia policial de lo más mierda? Yo no puedo creer que a alguien le haga tan feliz ser explícito en tripas, cerebro desparramado, sangre y...

—Ya —interrumpió Mey, sonriendo, mientras chequeaba sus correos electrónicos—. No hace falta que tú también seas tan explícita.

—Lo bueno es que no corrijo romance empalagoso como tú. ¡Agh! Me revuelven el estómago las historias de amor. Como... si escupiera arcoiris.

—Ya quisieras tú corregir eso.

—Oye, lo hice en Nueva York, créeme, una experiencia para olvidar.

—He de imaginarme. Las historias de romance nos generan expectativas altas en el amor y a veces son tan empalagosas que dan ganas de vomitar. Pero... ¿sabes por qué me gustan tanto? —Malú negó, esperando que Melina le dijera el por qué—. Porque a pesar que es ficción, dan esperanza.

—¿A qué te refieres con dan esperanza?

—A que a muchas personas las historias de amor le devuelven la esperanza de volver a creer, a confiar, a sentir. Por eso fue que empecé a escribir, porque había dejado de creer y escribiendo, fui construyendo la esperanza tanto en mi, como en mis lectores que, tarde o temprano, todo llega. La lectura y la escritura han salvado más de una vida.

—Oh, Mey —susurró Malú, haciendo un puchero—. ¿Sabes algo? Tú historia es una digna novela de romance. La periodista y el presidente —musitó Malú, con ojos soñadores, mientras miraba al cielo como imaginando cada uno de los párrafos de esa historia—. ¿Quieres que escriba tu historia?

—No, gracias.

—Ahora que lo pienso, mejor que no, porque serían puras peleas y distanciamientos —Melina arqueó una ceja—. ¿Qué? Así es tu historia con Giovanni. Se aman, se odian, se aman, se odian. ¡Puro drama!

—Oh, pero muchas gracias.

—¿Miento acaso?

—No, por supuesto que no mientes.

—Bien, punto para mí —chilló Malú, riendo—. Oye... ya que estamos hablando de Giovanni. Quería saber... ¿tú amigo Eneas tiene novia?

—¿Eneas? ¿Novia? —Melina río ante esa pregunta tan disparatada. Suspiró y miró a Malú a los ojos—. El día que Eneas tenga novia yo me caso por iglesia.

—¿Con Giovanni?

—No, con el primero que se me cruce por la calle.

—Uff, sí, seguro —Malú puso los ojos en blanco y Melina se encogió de hombros—. ¿Sabes? Yo lo conocí cuando trabajaba en el Starbucks, lo vi llegar con muchas niñas, al parecer, estaba como de niñero.

—Y luego le vomitaste en una fiesta.

—Bueno, esa noche vomité pedazos rotos de corazón.

—Vaya vomito.

—El más asqueroso de todos. Y... ¿qué dices si me invitas a otra cena?

—¿En serio? —inquirió Mey, riendo—. Creí que te habías llevado una mala experiencia la última vez.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Miradas eternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora