Capítulo 1

92 9 8
                                    

Aquí estoy frente al espejo observando mi reflejo: blusa elegante, jeans blancos con rombos negros, zapatos de tacón alto, maquillaje ligero y cabello recogido en una coleta ladeada. Tengo la intuición de que algo sucederá, pero no tengo la más mínima idea de que pueda ser, tengo una emoción que hace mucho tiempo no sentía, no sabría cómo explicarlo. Me doy un último vistazo y miro el reloj de la sala de estar de la casa de mi prima.
-YANIA!- grito- te puedes apurar, ya estoy lista
Sale de la habitación sin hacer el más mínimo ruido con cuidado de no despertar al pequeño demonio de la casa, mi prima más pequeña Margaret, quien dormía profundamente en su cuna, quedando al cuidado de mi madre, para que nosotras podamos pasar otra de nuestras noches de fiesta hasta el amanecer.
-¿No puedes gritar un poco más alto?- me pregunta Yania molesta
-Si quieres lo hago- respondo con mofa
Y sin más salimos rombo a nuestro destino. Tengo una sensación extraña, algo que le dará un vuelco a mi vida llegará hoy, solo espero que sea para bien.
Caminamos hasta que llegamos y entramos sin hacer estancia en la entrada. La música está genial, hay muchísima gente, el ambiente es agradable. Estamos un rato bailando y se acercan un par de amigas, Ellie y Margaret, que hacía algún tiempo no veía y nos ponemos al día sobre diferentes temas. Así estamos un tiempo hasta que les digo:
-Chicas, necesito sentarme, estos tacones están acabando con mi vida- les digo a Ellie y Margaret y sin más tomo asiento.
En mi momento de tranquilidad volteo la cabeza hacia la derecha y cruzo la mirada con un muchacho extremadamente guapo, ¡ufff que sexy es por Dios!, va vestido con unos pantalones ceñidos, un abrigo y una gorra, todo de color negro, la verdad me parece que lo conozco pero no estoy segura si es quien estoy pensando. Decido voltear la mirada, estoy siendo demasiado obvia, se me escapa una sonrisa, se ha dado cuenta de que lo he estado mirando. Dios, que pena. Siento su mirada sobre mí, me digo a mi misma que no debo mirar, pero aquí va el lado atrevido que sale en las ocasiones menos adecuadas, vuelvo a mirar y me percato de que me sostiene la mirada. El rubor sube por mis mejillas lentamente, en este momento quiero que la tierra se abra y me trague. Me levanto y voy hacia la pista de baile, no me puedo permitir volverlo a mirar, es demasiado como para que mis sentidos lo asimilen.
Bailo, bailo y bailo junto a Yania y mis amigas cuando siento que alguien toca mi hombro, al voltearme veo que es Melody, una vieja amiga, se acerca a mí y me planta un beso en la mejilla, me agarra por el brazo, me saca de la pista de baile y sin más me dice sonriente:
-¿Cómo estás? Hace mucho tiempo que no te veo
-Todo bien, sabes, lo mismo con lo mismo- respondo sonriente.
Sé que me quiere decir o preguntar algo pero está formulando como decírmelo, la conozco, sin más me suelta:
-Necesito preguntarte algo
Lo sabía...- me digo a mi misma
-Anda, pregunta sin pena, que para eso hay confianza entre nosotras
-Bueno... hay alguien que está interesado en conocerte
-Sé a quién te refieres- le dije sin dejar que terminara de hablar- ¿es el que lleva la gorra?
-¿Cómo lo sabes?- pregunta con cara de sorpresa, ciertamente no se esperaba esta respuesta- bueno, el caso es que es la primera vez que viene a este lugar y la verdad es que dice que le llamaste la atención y me pidió de favor que hablara contigo
-Que no se diga más ¡Dile que sí!- exclamo. Dios mío santo, espero no estar metiendo la pata me digo.
-En un rato vuelvo y te busco, está bien, por favor no te vayas muy lejos- me pide Melo
No sé por qué pero tengo la ligera impresión de este es el presentimiento que tenía desde que salí de casa, siento algo, siento que algo va a pasar en mi vida, lo que no tengo seguro es si será positiva o negativamente.
Pasan los minutos y aquí estoy esperando a que Melody decida aparecer, la verdad es que me estoy inquietando. Me doy por vencida, decido no pensar más en el asunto, si está para que suceda sucederá y ya está, justo cuando estoy en mi proceso de autoconvencimiento, siento que jalan mi brazo, al mirar era ella
-Pensé que ya no me venías a buscar- le digo algo exasperada
-No te irrites, estaba resolviendo algunos asuntos, es hora de resolver los tuyos, aquí vamos- me dice con una amplia sonrisa y sin más me guía hasta un grupo de muchachos que entre risas hablan, siento que me paralizo, se hacia dónde vamos, sé que ahí está él. Nos detenemos en frente del grupo y ahí está de espaldas a mí, Melody lo llama, él voltea y sus ojos café se encuentran con los míos, no estoy segura de que esto sea lo correcto, quizás me estoy equivocando, con esa mirada, ese cuerpo y esa cara debe tener a cientos de chicas a sus pies. Caro tienes dos opciones:
Opción 1: o levantas tu autoestima del subsuelo hacia donde la acabas de lanzar
Opción 2: date la vuelta y sal corriendo de aquí en este preciso instante
Lo pienso, lo pienso y la opción 2 no parece para nada desagradable, pero no sería lo mejor, ando en tacones. Siento que algo me saca de mi estado de ensoñación; me está hablando:
-Hola, soy Carlos ¿tú eres?
Tengo que respirar dos segundos para habituarme a la sensación de volver a llenar mis pulmones de aire, ni siquiera me había percatado de que había dejado de respirar.
-Hola...yo...yo soy Caroline
Sonreímos ambos, joder, que sonrisa tan maravillosamente provocativa, por qué me pasa esto a mí, me repito una y otra vez, debo parecer una estúpida mirándolo.
-¿Te molestaría si nos apartamos para estar un poco a solas, dentro de lo que se puede?- me dice refiriéndose a que estábamos en una fiesta y por supuesto, a solas, lo que se dice a solas, queda claro que no estaríamos.
Solo puedo asentir y así caminamos hacia una de las mesas del local y nos sentamos.
Comenzamos una conversación muy cordial con las típicas preguntas: ¿qué haces?, ¿dónde vives? Y el clásico, ¿qué edad tienes?, ante la cual ambos quedamos sorprendidos, él por descubrir que yo solo tengo 14 años a pesar de parecer mayor de edad, y yo porque él tiene 20 y nos los aparenta.
Así transcurre parte de la madrugada hasta que con decisión me pregunta:
-¿Me dejarías besarte?
Me quedo sin palabras, ¿debo o no debo?, tengo una guerra interna, tengo miedo de besarlo y que le parezca una mujer fácil, o peor aún, que signifique algo para mí ese beso y para él solo sea uno más, pero la verdad es que quiero hacerlo, llevo toda la noche deseando hacerlo. Siento que los segundos pasan y no tengo la respuesta, se acerca a mí esta vez un poco más cerca de mi rostro y hace la misma pregunta, esta vez solo puedo asentir.
Miro sus labios e inconscientemente humedezco los míos, nunca había tenido esta sensación, esa necesidad de besar a alguien como lo estoy necesitando en este momento, se acerca mucho más a mí, posa sus carnosos labios sobre los míos hace que pierda mis fuerzas, siento que mis piernas tiemblan ante el tacto de sus manos alrededor de mi espalda, nunca antes me habían besado así, de una manera tan pasional pero a la misma vez tan tierna, hace que desaparezca de este mundo en milésimas de segundos, es mágico. Sí, ahora lo sé, es él, es ese presentimiento que he llevado todo este tiempo conmigo y estoy segura de que todo es para bien.

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora