Capítulo 24

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Es viernes por la noche y estoy lista para la fiesta que me espera junto a mis amigos y el amor de mi vida. Llevo puesto un vestido negro escotado y ceñido al cuerpo, súper tentador que hace que resalten todos mis atributos, acompañado de unos zapatos de tacón rojos a conjunto con un bolso de fiesta. El pelo lo llevo suelto con ondas en las puntas, lo cual me ha costado dos horas sentada frente al espejo con el rizador.
Salgo de casa y me dirijo hacia la de Paola. Llego y al mirar el reloj veo que son las nueve de la noche, Hugo es quien me abre la puerta, lleva unos jeans, un pullover blanco, con una chaqueta de traje negra y unos zapatos clásicos, bien peinado como siempre; me invita a pasar, aún Pao no se ha terminado de arreglar, por lo que nos sentamos a conversar en lo que ella decide aparecer.  Veinte minutos más tarde Paola está en el salón frente a nosotros modelando un vestido que deja muy poco a la imaginación, de color negro, escotado en los senos y en la espalda, zapatos de tacón inmensamente altos, bolso de fiesta, su pelo recogido en una coleta desordenada bien alta que hace resaltar aún más el diseño de su vestido, el causante de la incomodidad de Hugo. Ya todo está listo así que decidimos que es hora de marcharnos. Angie, Jose Ángel, Verónica y Nicolás nos esperaran en el hotel.
Llegamos y saludamos a los chicos que están en la entrada esperándonos. Me quedo sin habla al ver a mis amigas, están radiantes: Vero lleva unos pantalones tobilleros grises, con una blusa escotada blanca y unos zapatos de tacón y un bolso del mismo color, maquillaje ligero y su pelo rizo suelto. Angie por su parte viste una pantaloneta marrón acompañada con una blusa corta de mangas largas también marrón con detalles dorados, unos zapatos de tacón y un bolso color oro viejo, su maquillaje lo único resaltante es el tono rojo vino de sus labios, su pelo va recogido de una forma muy detallada con horquillas.
Decidimos entrar, pero me llama la atención no haber visto a Carlos, pero lo más seguro es que aún no ha llegado. Cuando entramos al local del hotel en donde se realiza la fiesta, en él ya hay muchas personas disfrutando de la buena música, las bebidas y la comida. Paola no duda en presentarnos a sus nuevos compañeros de estudios. Luego de unas cuantas presentaciones en sociedad decidimos buscar una mesa para sentarnos. Elegimos una que está cerca de la pista de baile para que Paola se sienta realizada.  Allí pasamos varios minutos entre risas, bailes y cuentos, hasta que le digo a Paola:
-Pao, ¿crees que Carlos vendrá?
-¿Carlos?- pregunta Hugo entrometiéndose en la conversación- el que dices que no te puedes de sacar de la cabeza, atentamente el piojo.
Aquello causa un estallido de carcajadas
-Es indudable que ustedes dos son tal para cual-le digo a Hugo entre carcajadas
-Caro, ¿no es ese?- me pregunta Angie mientras señala hacia la entrada del local
-Sí, ese es- respondo con una amplia sonrisa- ahora regreso
Me adentro entre las personas en busca de Carlos quien va vestido con un pantalón negro, una camisa de mangas largas blanca con los puños doblados hacia arriba dejando al descubierto sus tatuajes. Ya me ha visto, lo sé porque veo que se le dibuja una sonrisa en el rostro, algo me dice que le gusta lo que ve. Cuando estoy en frente de él me toma desprevenida por la cintura y me aprisiona contra su cuerpo robándome un vehemente beso que me deja fuera de combate por unos segundos. Disfruto de este beso, pero debo apartarme, cuando lo hago noto que los dos estamos jadeantes, es algo fuera de guión.
-Supongo que aquellos que nos están observando con tanto detenimiento y curiosidad han de ser tus amigos, ¿no?- me pregunta señalando en dirección a ellos, haciéndome mirar hacia allá donde todos cuchichean
-Sí, esos son mis locos amigos, ven te los presento
Nos acercamos a la mesa y los presento, Carlos saluda a todos mientras los presento uno a uno, pero cuando llega el turno de Paola ella tiene que soltar una de las suyas:
-A mi no sé para qué diablos me lo presenta, si me parece conocerlo de toda la vida. Carlos para que sepas, esta que ves aquí- dice señalándome- no para de hablar de ti ni un solo segundo. Bienvenido al grupo, espero que a partir de hoy seas parte de él.
-Es bueno saberlo- responde él con una sonrisa
La noche avanza y los chicos se sumergen en una aburridísima conversación sobre las noticias de último momento internacional, sobre deporte, específicamente fútbol, el último modelo de teléfono y de vez en cuando sobre mujeres, recordemos que son hombres. Mientras tanto nosotras nos divertimos en la pista de baile dejando a más de uno con la boca abierta, lo cual parece que los chicos no lo notan. Paola y Angie, cada una con una copa de Martini  Blanco, siempre las alcohólicas del grupo, Vero y yo disfrutamos de una Coca-Cola. En eso Pao pregunta:
- ¿Y qué tal con Carlos?- dirigiéndose a mí- ¿vas o no a volver con él?
-No tengo ni la menor idea
-¿Como qué no tienes ni idea?- pregunta escandalizada- ¿pero tú has visto semejante espécimen en algún otro lugar como para estártelo pensando tanto?
-Es que después de…
-Ni siquiera se te ocurra terminar la frase
-Pero déjala hablar mujer, si quiere pensárselo que lo haga-interviene Verónica
-Tú siempre en lo mismo, deberían darte Premio Nobel de la Paz, para tí todo es paz y amor en el mundo- dice Paola alterada
-No discutan más, estamos en una fiesta-sentencia Angie
-Pero es que me da roña que sea tan reflexiva- dice Paola
-Reflexiva no, razonable si- respondo con una sonrisa
-Pero es que no entiendes que quiero que seas un poco más casquivana- me dice Paola haciendo un puchero
-Sí, pero déjame hacer las cosas a mi manera, si por ti me hubiera guiado en muchas cosas creo que estaría en un psiquiátrico

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora