Capítulo 7

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Ha pasado un tiempo desde lo sucedido aquel primer día del año, para mí ese asunto está superado o al menos es lo que quiero creer. Sé que si le sigo dando vueltas a ese asunto voy a seguir sufriendo y ciertamente ya basta de hacerlo.
Hoy es 15 de enero, he venido a conocer a la hija mayor de Luciana, la esposa de mi tío, a la escuela a la que asiste. Llego a la recepción y pregunto por la profesora Luciana García, preguntan quien la busca y les digo quien soy, rápidamente van en su búsqueda. En unos minutos está Luciana a mi lado:
-Caro que gusto verte- me dice y me da un sonoro beso en la mejilla
-El gusto es mutuo- respondo con una sonrisa
-Ven conmigo, te voy a presentar a mi hija Ana
Llegamos a la puerta del salón de clases de Ana y de él va saliendo un muchacho alto, de buen cuerpo, pelo negro, mirada profunda, labios bien perfilados, en fin, parece todo un hombre a pesar de tener solamente 16 años, o eso creo. Él sigue caminando y no puedo evitar dejar de mirarlo, es puro magnetismo, wao, es increíblemente sexy.
-Caro, Caro- siento que me llama una voz
Vuelvo a la realidad, es Luciana la que me habla, Dios,está al lado mío y no me he percatado de que me está hablando
-¿Entramos?- me pregunta Luciana
-Si- respondo y entramos al salón.
Al atravesar la puerta siento que algo choca en mi cara, me habían lanzado un papel, aquello no me causó ni la más mínima gota de gracia y menos a Luciana, quien mandó a todos a tomar sus asientos.
-Perdona Caro, es que este es su turno libre- me explica
-No te preocupes, fue solo un accidente- le digo
Veo que una muchacha se acerca y me dice
-Tú debes ser Caro, ¿no?
-Sí, tú debes ser Ana- le digo extendiéndole la mano
Ella corresponde a mi saludo.
-Bueno chicas las dejo conversando, yo debo regresar a mi trabajo- nos dice Luciana y se retira.
Ana resulta ser una persona realmente agradable, hacemos una gran empatía. Luego de un rato veo que entra al salón el muchacho con el que me topé antes, veo que se acerca a nosotras. Caro actúa natural, actúa natural. Ciertamente no me sale, comienzo a reírme como tonta. ¿Dios por qué me pasa esto a mí?. Ana me mira y sé que no entiende el motivo de mi risa, respiro y me calmo.
-¿Sabes?, ese muchacho se parece mucho a alguien que conozco- le digo a Ana mientras lo miro
-¿Quién Alexander?- me pregunta mientras mira en la misma dirección que yo
-¡Si! ahora que dices ese nombre ya recuerdo a quien se parece. En mi salón de clases hay un Alexander también y se parece mucho a él.
-¿A sí?- pregunta extrañada
-Si
Ana me pide que me quede un rato más y accedo, me cae genial esta chica. Ya es el horario de recreo, me dispongo a salir cuando veo que Alex también va a salir, pasa por mi lado y me quedo mirándolo como tonta, uff es que está como quiere y no como puede; Ana lo llama, él se voltea y veo que sonríe, Dios mío, estoy mordiéndome el labio, me ha visto. Quiero que la tierra se abra y me trague, literal.
-Alex, ella es mi prima
-Si, yo sé quien es ella, la conozco- con un tono algo arrogante.
Uff, ya empezamos mal. Este se cree muy listillo, seguro que debe ser el chico por el cual todas babean, pero le voy a bajar los humos a Don Perfecto.
-¿De dónde?- pregunto con propotencia
-¿Tú no tienes familia en Los Ángeles, mi abuela vive en la calle siguiente a la de tu abuela?
-Si- contesto escuetamente, no tengo intención de establecer una conversación con él me parece muy ingreído, eso nunca lo he soportado. Ahora entiendo de donde me era conocido, él era el gordito gracioso que siempre andaba jugando por casa de mi abuela materna.
Transcurren unos minutos y cuando se termina el recreo decido irme y me despido.
Me voy con Don Perfecto en mi mente, hay algo de él que me atrae pero no sé si debo arriesgarme a descubrirlo, quizás no me guste lo que encuentre.

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora