Capítulo 18

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Como de costumbre Javier pasa por Ana y por mí a las 10:30 para ir a Sweet. Estamos muy arregladas pero mi alma está destrozada. Llegamos al parque y ahí están todos los chicos esperándonos, me acerco a Alex, me besa distraídamente, no me presta el más mínimo ápice de atención pues está haciendo no sé qué diablos con su teléfono, eso me molesta de una manera que él no es capaz de imaginarse. Las cosas ya han empezado mal, va dirección al caos.
-Vamos a dar una vuelta- le pido a Ana y a Ágata
-Que caso te hizo- me diceAna sarcásticamente mientras caminamos
-Ni me digas nada, que se trague su teléfono- digo furiosa.

Sé como hacer que Alex se moleste, solo es cuestión de mostrarme más alegre de lo normal y hacer como si él no me importara. Así lo hago, pero él parece no percatarse de lo que sucede pero él como siempre en su mundo de colores, con sus ponis y  montones de algodón de azúcar, nunca ve nada malo, comienza a ser patético. Decidimos ir a Sweet y así lo hacemos. Toda la noche hago entender que estoy disfrutando como nunca antes, pero en realidad no es así.
Siento que alguien toma mi brazo, es Alex, me pide con un gesto que lo acompañe a tomar un poco de aire, rápidamente accedo, espero que ya se haya percatado de lo que sucede. Ya estando afuera, decidimos sentarnos en el parque y me dice:
-Sabes, estoy realmente cansado
-Sí, sí, lo mismo de siempre, él es el único que tiene problemas- pienso pero sin decir una sola palabra
-¿Qué hicistes hoy?- me pregunta
-Fui al gimnasio con Ana- respondo
-¿A qué? ¿A ver hombres?- pregunta sarcásticamente provocándome unas ganas irrefrenables de ahorcarlo con el cordón de un zapato
-No, para que veas, en un gimnasio se pueden hacer muchas más cosas que solo ir a mirar hombres, ¿no crees?- digo a la defensiva
-No quiero discutir, ¿sí?, tengo un millón de problemas.
-Ahí está de nuevo, soy el hombre de los mil problemas- pienso

Me acaricia la mejilla y poco a poco acerca sus labios a los míos. Ese gesto ya es muy poco frecuente entre nosotros, me duele todo lo que está pasando entre nosotros, más porque estoy enamorada de él. Como una vez me dijo, me ha marcado para siempre, pero no puedo evitar recordar por todo lo que hemos pasado en estos últimos tiempos. Vuelve mi lado de piedra y estamos sin hablarnos hasta que los chicos aparecen. Es mi momento de sacarlo de sus casillas. Creo que lo logro cuando me dice:
-¿Sé puede saber a ti que diablos te pasa?- prme pregunta sin entender nada de lo que sucede mientras me aparta del resto
-Absolutamente nada- respondo con una sonrisa con grandes grados de ironía
-No te rías de esa manera. Sabes que no lo soporto- dice ofuscado
-¿Por qué no?- pregunto retándolo
-¿A tí que demonios te sucede?- en este justo momento su madre lo llama
-Lo que me faltaba- pienso en voz alta, pero por suerte no se percata
-Me tengo que ir, pero antes le voy a pedir a Javier que las lleve hasta la casa- sentencia- JAVIER!! ¿Puedes venir un segundo?- lo llama en un gritó, debido a que está en el otro extremo del parque
Cuando Javier está junto a nosotros Alex le dice:
-Necesito que lleves a Caro y a Ana hasta la casa. ¿Podrás?
-Cuenta con ello
-¡Yo no voy a ninguna parte!- grito llamando la atención de todos
-Si que te vas
-Puedes creer que no, la noche es joven y ahora es que empieza
-Amor no hagas esto, me tengo que ir, no me puedo demorar más…Javier llevalás- impone Alex
-Javier, nos quedamos- comienzo a retarlo
-Cuando se pongan de acuerdo me llaman- dice Javier mientras se aparta de nosotros
-Está bien. ¿A esto es a lo que quieres jugar?, pues genial, me voy
-Eso es lo mejor que puedes hacer- le grito mientras veo como se marcha
Me paso toda la madrugada llorando, lloro como una vez lo hice por Carlos, una vez se me escapa el amor.

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora