Capítulo 13

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Regreso a Miami. Me cuesta separarme de Alex, me estoy adaptando a él, a su estado de Don Perfecto que por momentos aparece, a la forma en que me trata, a la forma en que me mira, me gusta pensar en él incluso cuando no está, me gusta su físico, en fin, me gusta todo de él. Se que me estoy enamorando él y tengo miedo, pero quiero tomar el riesgo. Dios, ahora es que me percato de lo realmente cursi que puedo llegar a ser cuando hablo de él.
Pasan los días y aquí en Miami todo sigue igual, yo con mi escuela y hablando con Alex cada vez que tenemos oportunidad, ya se ha hecho un hábito.
Esta mañana estoy sentada en mi salón de clases junto a Pao y Angie, estamos escuchando música y por mi mejilla siento que se desliza una lágrima, caigo en cuenta de que no quiero perder a Alex, no estoy dispuesta a que suceda lo mismo que con Carlos, se que me he enamorado de Alex, lo quiero para mí, que sea solamente mío y de nadie más. Me prometí que esto no volvería a suceder, pero ha sido inevitable.
De regreso a casa llamo a Alex, lo extraño demasiado. Hablamos de forma muy nostálgica. Al llegar a casa me siento en la entrada y continúo hablandon con él. Luego de treinta minutos de conversación decidimos que es tiempo de colgar. Pero antes de que la información llegue a mi cerebro y procese lo que voy a decir, digo:
-Te amo
Los nervios me invaden al instante. Ahora si que la regaste Caro, cómo se te ocurre decirle semejante cosa y más a Don Perfecto, seguro que se asusta y no quiere verte más. Por Dios pero que tonta puedes llegar a ser.
Sé que él me escuchó pero solo cuelga y no dice ni una sola palabra. Agarro mi teléfono al instante y le envío un mensaje
LO SIENTO, SE ME ESCAPÓ
No paro de pensar en la estupidez que he cometido que en realidad no tiene nada de malo, porque así lo siento, pero quizás sea un poco precipitado. Ya ha pasado una hora desde que hablamos, voy a llamarlo, necesito saber que todo está bien, espero que no me haya escuchado, que es imposible pero eso espero. Llamo y sale al segundo tono
-Hola
-Alex soy yo
-Dime princesa
-Perdona
-No tienes que disculparte, es algo que sientes y es normal, yo ahora mismo esas palabras no las puedo decir porque te mentiría, pero sé que lo voy a sentir, porque me gustas, me siento súper bien contigo, eres alguien especial.
-Pero de cualquier manera ni siquiera yo estoy segura, esas palabras significan cosas realmente fuertes. Te juró que las dije sin pensar, solamente las solté.
-Si lo dijistes es porque lo sientes y eso no tiene por qué ser reprochado.
Terminamos la conversación, yo con una vergüenza que quiero que la tierra se abra y me trague, literal. Me enrosco en mi sábana como una empanada y me acurruco en mi lado preferido de la cama.

Han pasado dos semanas desde que mi mundo está patas arriba. Estoy hablando con Alex mientras camino a casa de Verónica:
-Princesa, hay algo que me cuesta aceptar pero me está sucediendo, he luchado contra ello pero no he logrado desaparecerlo
Este tonto me va a dejar. Verás que sí.
-Me he enamorado de tí, me enamoré de tu forma, de tus ojos, de como te muerdes los labios, de tus besos, tus abrazos, tus mensajes, tus llamadas, me enamoré del ser completamente distinto que soy cuando estamos juntos, eres mi matiz en este mundo de blanco y negro.
Se me llenan los ojos de lágrimas, esto no me lo esperaba, no puedo articular ni una sola palabra, mis neuronas una vez más dejan de hacer sinapsis. Tengo una bola de emociones atragantada. Alex se percata de lo que me pasa
-Princesa no llores por favor. Es más, luego seguimos conversando, te dejo para que proceses toda esta información. ¿Te parece bien?
-Está bien- es lo único que alcanzo a decir.
-Te amo- me dice y cuelga
Espera, ¿qué ha dicho?, ¿te amo?, esto mi mente si que no lo puede procesar, al ritmo que voy moriré de un infarto al miocardio.

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora