Capítulo 10

13 4 2
                                    

Han comenzado las ferias que realizan cada año en Los Angeles, estoy en casa de mi abuela, hoy nos hemos puesto de acuerdo todos para salir. Hemos invitado a Alexander pero no va a poder acompañarnos debido a que tiene que ayudar a su padre con un trabajo. Eso me puso un poco triste, en serio quería que estuviera junto a nosotros, hemos creado una cierta empatía aunque a veces vuelve a su estado de Don Perfecto y comienzo a odiarlo nuevamente con todas mis fuerzas.
Llega la noche y estamos todos listos en el parque donde siempre nos reunimos. Estamos Ágata, Ángel el novio de Ágata, Andrea, Gabriel el novio de Andrea, Rosalia y Dianne. Estamos esperando el autobús  que nos llevará junto a otro grupo de personas a donde se está realizando la fiesta de inicio, vamos a la playa Santa Mónica, en su muelle hay atracciones y juegos. Esperamos y esperamos pero jamás aparece nuestro autobús, tenemos que solicitar otro, es una suerte que la agencia accediera y nos lo enviara al instante. Sin más nos ponemos en marcha.
Desde que llegamos comenzamos a bailar como trompos. Las horas pasan y al menos yo estoy agotada de tanto movimiento al cuerpo, saco de mi bolso mi teléfono y me topo con algo que no me esperaba, es un mensaje de Alex. La emoción me invade, mi cara debe ser un poema en este momento porque Ágata me hace una seña para que le diga que me sucede, decido ignorarla. Leo el mensaje:
PRINCESA, NO SABES CUANTO DIERA POR PODER HABER ESTADO ESTA NOCHE JUNTO A TI.
Me muero, juro que me muero, esto si que no lo esperaba. Estoy quieta un segundo y luego comienzo a dar saltitos y a gritar, menudo papel de estúpida me estoy montando, pero ciertamente no me interesa, estoy feliz y eso no soy capaz de ocultarlo. Me calmo ante la mirada de todos, me aparto a una esquina y respondo:
NO SABES LO QUE DARÍA PORQUE ESTUVIESES AQUÍ.
La fiesta culmina, miro la hora y son las 5 de la mañana, ufff menuda trasnochada que hemos dado. Todas las personas suben al autobús que nos llevará de regreso, voy con una sonrisita tonta dibujada en el rostro y los chicos no entienden absolutamente nada del por qué de mi estado.
En el trayecto surge una pelea entre dos de los pasajeros del autobús; comienza  por ellos y en un abrir y cerrar de ojos están metidos el resto de los pasajeros. Los chicos y yo estamos sentados en los asientos finales del omnibús, estamos asustados, pero siento que Ángel nos dice a Ágata a Andrea y a mí:
-No se preocupen chicas, conmigo aquí nos les va a pasar nada
Cuando me volteo Ángel está escondido detrás de nosotras, no podemos evitar estallar a carcajadas por sus ocurrencias. No sirve de mucho pero por lo menos ayuda a liberar un poco la tensión. Todo termina en paz por suerte, porque presentía que ibamos a terminar todos en la prisión.
Llegamos, me despido de todos y me dirijo hacia la casa de mi abuela. No puedo parar de pensar en Alex. Tomo mi teléfono y le escribo:
Como dijera el gran Mario Benedetti: “Somos una casualidad llena de intención”

Vive mi vida conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora