13. "Centrada y fresca como una lechuga"

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Shannon’s POV

El repiqueteo incesante en mi cabeza me decía que no debía haberme ido a “tomar algo” ayer por la noche antes de coger un vuelo hasta Londres.

Con una mano apoyada en la sien y la otra rodeando un vaso alto de agua, miré por la ventana, echando un vistazo a las nubes blancas sobre las que sobrevolábamos.

Tras una semana de la gala de los Video Music Awards y todo lo que acarreó, Olive me había dado una semana de fiesta para volver a Londres y “relajarme y solucionar de una vez lo que fuera que ese chico hiciera, porque estás muy tensa” para “volver a estar centrada y fresca como una lechuga”. Literalmente. Esa semana habíamos tenido problemas con las luces del Tour y encima, había cogido una faringitis, que me impedía hablar y, por tanto, cantar y que me había tenido encamada y con fiebre tres días.

Olive, ya que habíamos tenido que cancelar varios shows y aunque ya estaba mejor, decidió meterme en un avión hasta Londres, para que descansara y que acabara de recuperarme.

Así que aquí estaba. Había salido de Nueva York sobre las cuatro de la mañana, así que calculaba que a Londres llegaría sobre las dos de la tarde de allí. Así que la idea era mantenerme despierta las siete horas de vuelo.

Saqué el portátil y me metí en mi biblioteca de películas, intentando escoger cuál ver. Me puse los auriculares tras elegir “El caballero oscuro” y le di a reproducir. Me acurruqué en el asiento y carraspeé, intentando hacer desaparecer esa sensación de la garganta que tenía desde hacía días. La fiebre había remitido, pero la hinchazón y la ronquez en la voz no. Pedí a la azafata de vuelo un poco de limonada con miel, intentando suavizar el dolor en la garganta.

Me froté los ojos, cansada. Sabía que al llegar habría paparazis y no me apetecía en absoluto tener que enfrentarlos. Había visto ya dos pelis y me había echado una cabezada y ahora estaba comiendo mientras hablaba con Maisy sobre cualquier tontería, solo intentando acabar el vuelo. Se me hacían eternos.

-Dentro de unos minutos realizaremos el aterrizaje. Por favor, abróchense los cinturones y apaguen los aparatos electrónicos. - La voz del piloto sonó por los auriculares.

Colgué a Maisy y puse el teléfono en modo avión para abrocharme el cinturón. Me agarré al asiento con ambas manos, todavía incómoda con esa sensación que te producía en el estómago al aterrizar o despegar el avión.

Salí del avión y automáticamente me puse las gafas de sol, quedando deslumbrada por el sol. Me subí la cremallera de la chaqueta y me froté las piernas para mantener el calor, ya que en Londres el tiempo ya empezaba a enfriar y yo iba en pantalón corto y manga corta por el tiempo de Nueva York todavía [http://www.polyvore.com/pick_me_up/set?id=135208784]. Me llevaron a una sala de espera mientras bajaban mi maleta. Ventajas de los jets privados.

Había intentado traer poca cosa conmigo, dado que solo era una semana, pero el tiempo de Londres era tan cambiante que te obligaba a llevar mil cosas distintas solo por los "y si..." así que tenía desde pantalones cortos como los que llevaba a un polar para frío y lluvia.

Me pasé un brazo por los ojos, notando como volvía a cargarme poco a poco a medida que las pastillas que me había tomado dejaban de hacer efecto.

-¿Señorita Hayes? Ya tenemos su maleta y el coche para llevarla le está esperando fuera. - Se oyó desde el otro lado de la puerta.

Gruñí y me levanté de los cómodos sillones, abriendo la puerta y saliendo. En la puerta de la terminal ya podía ver a los paparazi esperando para intentar captar cualquier imagen mía.

Tosí un par de veces, notando al momento como la garganta me empezaba a escocer y otro ataque de tos me amenazaba. Bebí un trago largo de agua, intentando calmar la picazón y me preparé para salir.

Suck ItDonde viven las historias. Descúbrelo ahora