24. "Ed"

5.3K 396 79
                                    

Cuando admiras a una persona que no conoces, alguien de quien solo puedes ver una porción de lo que hace, el hecho de no saber cómo es en realidad te da derecho a rellenar los huecos con tu propia imaginación. El no saber cómo actúa en su día a día, hace que te lo preguntes, que intentes responder a esas preguntas a partir de la imagen que tienes de él.

Y lo idealizas.

Vas construyendo poco a poco un pedestal donde lo colocas, imaginando que tiene todo lo que te gustaría, puesto que no sabes la realidad. Haces la distancia entre esa persona y tú cada vez más insalvable, puesto que él representa todo lo que te gusta mientras tú tienes esos defectos que sabes y conoces. Es esa parte de ti que nadie puede tocar, ni siquiera tú, porque está fuera del alcance de cualquier mortal. Porque es él.

El problema viene cuando si alguna vez, por capricho del destino, conoces a esa persona en la realidad. Es un choque contigo mismo. Porque, de repente, tienes que sacar a esa persona de la vitrina donde lo admirabas para ponerlo delante tuyo. Ya no es ese ser intocable, sino alguien real. Existe, y en el mismo plano que tú. ¿Será como tú te lo has imaginado? ¿Y si resulta que lo que sabes de él es una fachada? Y lo peor de todo... ¿Y si resulta que es normal?

En el momento en que vi a Ed Sheeran, me empezaron a temblar las piernas. Mantuve la compostura, pero el volcán de emociones que sentía en mi interior se reflejaba tan solo a través de mis piernas, que chocaban repetidamente la una contra la otra. El mundo no se paró, el infierno no se heló y a él no lo rodeaban querubines cantando sinfonías, pero en ese momento, su presencia se volvió brillante e imposible de ignorar. Era Ed Sheeran. La persona que me había hecho empezar en el mundo de la música. El Dios de la composición y la guitarra. La razón por la que estaba ahí.

Por un segundo, entendí a Maisy. Esa sensación de locura que te hacía querer llorar y chillar como una descosida. El aleteo de mi corazón hacía que temiera que se saliera de mi pecho o que me diera un ataque al corazón. ¿Era eso posible?

Olly, ajeno a todo lo que me pasaba, me miró y sonrió.

-¿Te gustaría que te lo presentara?

Con toda la fluidez que tenía siempre al hablar y en ese momento no recordaba ni mi nombre. Conseguí encogerme de hombros, quitándole importancia al hecho de que estaba a dos segundos de caer fulminada en el sitio.

-¡Ed! – Gritó Olly, llamando su atención. Los ojos azules del chico se movieron hasta encontrarse con los de Olly y sonreír, centrándose un segundo en mí. Estaba perdida.

Ed avanzó hasta nosotros con pasos confiados, una sonrisa bailando en sus labios.

-Hola, Olly. ¡No te había visto! – Su voz era suave, melodiosa y cálida al mismo tiempo. Si cerrabas los ojos, se sentía casi como una caricia sobre tu piel. Me miró por el rabillo del ojo, y yo me esforcé por respirar con normalidad.

-Ni yo, no sabía que andabas por aquí. ¿Qué tal todo?

-Bien, bien. En el estudio componiendo. ¿Tú? ¿Cómo va todo?

-Uhm, genial. He hecho una colaboración con Demi Lovato. – Se creó un segundo de silencio antes de que Olly se girara hacia mí. – Ed, te quería presentar a alguien... Esta es Shannon Hayes.

Ed Sheeran era un chico normal a primera vista. Todos los rasgos que podía apreciar en la portada de su álbum eran distintivos, pero no había nada que indicara el terrible talento musical que tenía escondido ese pelirrojo bajo su piel. Su pelo anaranjado le enmarcaba la cara, cuidadosamente desordenado. Unos avispados ojos azules observaban todo a su alrededor con la mirada del que sabe apreciar las cosas pequeñas y su boca estaba torcida en una sonrisa divertida. Y en ese momento, toda su atención estaba centrada en mí. ¡Tierra, trágame!

Suck ItDonde viven las historias. Descúbrelo ahora